Belcebú sube por las escaleras sonriendo un poquito.
Ay, sí, porque la han invitadoooo.
Siiií. Su novio le dijo que subiera.
Mira por dondeeee
Así que según ella va con sonrisita arrogante y en realidad va toda feliz.
Ñañaña su novio que la echa de menoooos
Exactooooo
Pues te vas a llevar una decepción... Entre tanto todos están aun en la sala de juntas, Gabriel incluido.
Raguel piensa que cada vez están peor los demás ángeles, en el sentido que él al menos era más discreto, luego Gabriel menos y ahora... están perdiendo el control. Remiel les mira un poco incómodo con todo esto.
—Esto... hum... —Sariel se revuelve, preocupada y Miguel, sinceramente, está pensando en Lucifer así...
—¿Qué acaba de... pasar? —pregunta Remiel finalmente.
—Que Azrael ha hecho esto sin conocimiento de causa —valora Raguel.
—¿Pero qué ha hecho?
Raguel se humedece los labios y Remiel le mira.
—Ahogarle en amor.
—¿A-Ahogarle?
—Sí, abrumarle, ahogarle... El amor es cómo una droga para todos.
—¿Y cómo sabemos cuánto es demasiado?
—Es mejor empezar de abajo. Poco a poco, ver cómo reaccionan. También creo que es posible que... Leviatán no tenga mucho aguante.
—Yo creo que... hemos encontrado la solución a nuestros problemas con el infierno —afirma repentinamente Miguel.
"Joder con ella, siempre estamos igual"
"Ya sería bastante útil que entráramos con amor en vez de con espadas..." Raguel suspira.
"No te creas, si la idea sigue siendo destruirlo todo..."
"Por eso no me parece del todo mala idea que también se enamore ella..."
—Escúchenme... vamos ahí y hacemos lo mismo que hizo Azrael. Vamos muchos... neutralizamos a TODO el infierno. Luego son presa fácil, podríamos matarles —explica Miguel.
"¿Enamorarse ella? ¡Pero si es un témpano de hielo!"
"No es un témpano de hielo, parece... pero no lo es."
"¡Escucha lo que dice! ¡Y acaba de ver a Leviatán!"
"Es... bueno es el Capitán del Ejército, pero aun así..."
—Pero eso... no es lo que quería nuestra señora, ¿o sí? —pregunta Sariel.
—No —interviene Gabriel—, no me parece que lo sea.
—¿No están diciendo que debemos amarles? Yo no he dicho que no les amen —Miguel hace los ojos en blanco.
—Según la señal que yo recibí había que casarnos con ellos.
—Azrael va a poder casarse con él —comenta Sariel.
—No estoy seguro que vaya a quererlo él —valora Remiel.
—¿Azrael o Leviatán cuando se despierte?
—¡Azrael!
—A mí me parece más probable que Leviatán no quiera acercársele.
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Sin City
Humor-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.