Untitled Part 69

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¡MIERDA CON EL PUTO GABRIEL DE LOS COJONES! ¡No, es que no es justo!

Pues espera que veas que además del susto se le ha caído el pastelito al inútil de tu marido.

¡Noooo! Y seguro Belcebú lo pisó, el pastelito del tamaño de la cabeza de un alfiler.

Sinceramente, Crowley lo está buscando, de rodillas sobre el hombro de ella. Todo brokenheart.

Es que es taaaan mono.

—¡Ya está aquí! —chilla Belcebú, poniéndose histérica de nuevo y Aziraphale se agacha un poco hacia Crowley.

—Odio a todo mundo... —protesta la ángel al ver que no lo encuentra. Crowley suspira, desolado—. Veo que simplemente el plan de dios no incluye comer con tranquilidad últimamente... —Aziraphale se lamenta un poco tan dramáticamente—. Ni los besos.

Crowley le mira de reojo y suspira lastimosamente.

—Me debes uno de cada uno... —le sonríe un poquito.

—Pues vaya —sonrisita.

Aziraphale le para una mano por el pelo y se va volando a su hombro. Crowley se peina chasqueando la lengua muy "fastidiado" de que lo despeine.

Uy, sí, ya me imagino.

Ehm... bueno. Carraspeo carraspeo. Gabriel.

Sí, bloody thank you. ¿Qué coño trae puesto Gabriel?

Pues es que él en general de normal ya lleva así un look de bussines manager project accountant sales expert solutions designer strategy executive client speciallist y otros títulos profesionales muy complejos y cool que no significan nada.

O sea ¿trae la misma ropa que traía hace rato?

No.

Ah, al menos. ¿Entonces trae algo parecido? ¿Otro abrigo azul claro con camisa blanca y corbatita azul clara? ¿O cuello de tortuga? o...

Corbata. A lo mejor la trae... negra porque... bueno, esta es una cita con un demonio y así es un poco distinto. Lleva los zapatos negros también. Unos que se compró una vez culpablemente porque eran preciosos y nunca había podido ponerse.

Por si acaso necesita pisar algún charco. Belcebú, aún sin necesidad de bajar, piensa que el cabrón se ve sumamente guapo. Al menos está distinto para la cita, lo cual hace sentir a Belcebú menos... ridícula.

—Voy a... aparecer ahí abajo.

—Espere, espere —la detiene Crowley.

What?

—Vamos a ponerle un poco nervioso.

—¿N-Nervioso cómo?

—Pues a hacerle pensar que... a lo mejor usted no va.

—Hay que tener cuidado de que no se impaciente lo bastante para irse —recomienda Aziraphale poniéndose nerviosito el mismo. Belcebú se muerde el labio mirando hacia abajo.

—¿Lo ve? Funciona hasta con él... pero no se van.

En esto que Gabriel da una vueltecita por ahí buscándola y pone los ojos en blanco cuando no la ve, yendo a sentarse a un banco y sacando su telefono.

—Paciencia, creo que es una de las virtudes o así, o sea que estan obligados por contrato.

—¡Sí se van! ¡Va a irse, en algún punto! ¡Por más paciencia que debamos tener! —chillonea Aziraphale.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora