Untitled Part 82

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—Quizás debería llevarte preso, en realidad —Belcebú le susurra a Gabriel.

—¿Preso?

—Al infierno...

—Mmm... ¿por? —la mira con una sonrisita.

—P-Pues... —Ugh, ¡no la mires así!

—¿A qué ha venido todo esto, entonces? —pregunta Gabriel cuando los otros dos ya se han ido.

Aunque puede que se hayan ido a espiar tras esa planta nada sospechosa. Joder, qué pequeña es esta planta. CRECE, PLANTA, BLOODY HELL! #DemoniosGritándoleAPlantasAleatoriamente

—No pensé yo que realmente fueran a traerte —Belcebú suspira.

—¿Por qué no?

—Yo no sabía que aceptabas invitaciones a sitios aleatorios con demonios aleatorios.

—Una caja de sorpresas soy yo. Aunque yo no sabía que tú ibas a venir corriendo así por las buenas nada más enterarte.

Belcebú hace los ojos en blanco.

—Generalmente cuando un par de demonios se sale de lo que les he ordenado y va y ataca directamente a la cabeza del enemigo... vamos, que suelo ir a ver que están haciendo. Tú hiciste lo mismo con el ángel de Crowley.

—No vas a comparar llevar a Azirphale secuestrado al infierno con salir a cenar.

—Creo que no tienes idea del peligro en el que has estado.

—Peligro... ¿Peligro de qué?

—Peligro de un par de demonios de primera del infierno.

—¿Y qué iban a hacerme?

—Nada muy... Digno de un Arcángel.

—Vaya... Así que has venido a rescatarme otra vez.

—Sí. Y de acuerdo a tus valores morales deberías darme las gracias.

—¿Y cómo podría yo agradecerte tal gesto de amabilidad?

—Ugh...

Yes?

—Soy un demonio, Gabriel... créeme que no lo hice por ser buena sino porque esto es conveniente. Pero tampoco soy estúpida, así que sí quiero algo a cambio.

—Sí, sí, eso es como que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.

Hace los ojos en blanco, pero sonríe de lado.

—Igual... ¿qué es lo que quieres entonces por tu supuesto rescate?

—¿Supuesto?

—Yo aun no estoy seguro de que me fuera a pasar nada, pero... no es como que no pueda tener gestos altruistas por que sí.

—No es que requiera tus gestos altruistas, obviamente ¿Qué estás dispuesto a ofrecer a cambio de tu vida?

—¡De mi vida!

—Yes. De tu vida entera... y tu integridad.

—Si hay algo por lo que tú no puedes pedirme nada es por proteger mi integridad —Inclina la cabeza.

—Anda ya... ¿no la he protegido?

—Yo diría que has hecho justo lo contrario.

—¿He mancillado tu integridad? —sonríe.

—¿Te parece a ti que no?

—Me parece a mí que estás íntegro y en una pieza... —Le mira a los ojos.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora