Untitled Part 100

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Aziraphale que una vez que encuentra a Gabriel le escribe a Crowley en plan "aquí está y creo que sí ha bebido..." es arrastrado por Gabriel del cuello hasta CERCA del estrado. Genial. Justo para estar de manera más visible... no conforme con echar amor y afecto como fuente, ahora hay que estar cerca de todo para que nos vean.

Supongo que Crowley le ha visto cuando se han acercado.

"No os pongáis tan cerca, os va a oír"

"¿Tú crees que me hace algún caso? ¿Dónde estás tú?"

"Soy el único que va de blanco" Levanta un poco la mano como quien ni quiere la cosa.

"Voy hacia ti" Y que Gabriel se mate solo.

Traga saliva, pero vale.

Ahí va Aziraphale mordiéndose la lengua para no decir "disculpa" "Disculpa"

Crowley sonríe un poco sin poder evitarlo.

—Te odio.

Cuando le ve cerca es que nota a más detalle la pajarita, que de verdad es... debe ser SU pajarita, se ríe bajito con ese comentario, relajándose un poco.

—¿Mucho?

—Más que a nadie en el mundo, no puedo creer que esté yo aquí.

—¿Tú? YO no puedo creer que esté yo aquí, sinceramente este es tu trabajo, pero no el mío.

—Convengamos que ninguno de los dos debería estar aquí —sonríe y se acerca más apoyando una mano en la pared junto a su cabeza. Aziraphale sonríe dentro de su bolsa.

—Eso... definitivamente.

—¿Entiendes ahora por qué no quería traerte a esto?

—Lo que no entiendo es por qué Gabriel... no se contiene ni un poco. Luego dicen que yo... —levanta la mano y muy sutilmente le toca el abdomen—. Por cierto, al fin estás vestido como una persona decente.

—Ja-ja, creo que solo faltabas tú por hacerme un chistecito.

—No es un chistecito.

—No, claro.

—Es en serio.

—Ya, ya...

Ella sonríe otra vez con eso y él le hace un cariñito aun con la capucha y le mira con unoooos ojooooos.

—Aunque hasta el peor infierno es considerablemente mejor contigo.

—Qué ridícula...

—Te parece ridículo... me dirás que no es igual para ti.

—No...

—¿No? Ni siquiera te parece un poco mejor —otro cariñito al abdomen.

Crowley inclina un poco la cabeza y se acerca más. Aziraphale traga saliva y le pone una mano en el pecho

Es que... lo que quiere...

No le va a detener.

Pero los demonios sí. A golpes, porque hay demasiada gente aquí. O empujones, vamos.

Ugh, Aziraphale le abraza un poco asfixiada.

—Ugh, este sitio... —protesta, ahogada. Crowley también, pensando si podría llevársela a un rinconcito.

—¿E-Esto suele pasar?

—¿El qué?

—Este tumulto.

—Sí, siempre.

—Ugh... ¿No hay a dónde ir? ¿A la oficina de Belcebú?

—Pues... —se sonroja sinceramente sin saber cómo responder a eso. Ella se le acerca al oído.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora