De repente, Uriel tiene que... parar lo que sea que esté haciendo porque el teléfono.
Asmodeo, que está sonriendo, embobado, le hunde la nariz en el cuello y trata de que siga.
Ella se lleva el teléfono al oído, escuchando. Y parpadea. Una. Dos y tres veces. Habiéndose parado del todo. Cuelga.
—Tengo que irme.
—¿Qué? ¿Por? —Asmodeo parpadea.
—Al cielo. Tenemos problemas —le aparta
—¿De qué tipo?
—De los gordos. No debería estar contándote esto —se viste y le aparta del todo.
—Oye, oye... espera —le toma de la muñeca.
—Asmodeo, no me sigas...
—E-Es que no te puedes ir así, por favor.
—Y no se te ocurra subir al cielo. No te va a gustar.
—Pero ¿qué pasa? ¿Por qué no?
—No puedo decírtelo. Te avisaré cuando todo pase —le hace una oleadita de amor—. No subas —y le empuja de nuevo para que la suelte.
—Espera, espera... te dejare ir, solo... un minuto que te tardes no hace la diferencia —irradia amor por ella aún más y de golpe con esa oleadita de afecto. Levanta una mano y de la pone en la mejilla
—Sí que hace. De verdad —vuelve a apartarse todo lo que puede.
—Es que... no quiero que te vayas.
—Asmodeo, basta.
—Solo dame un beso.
—No puedo —le aparta bastante fuerte esta vez y se va con un rayo al cielo.
Y Asmodeo siente como si le arrancaran un trocito.
Uriel empieza a bendecir todo el cielo como si fuera un templo sagrado corriendo al despacho de Miguel, que de malas que estaba de por sí...
—¿Te lo han dicho?
—¿Qué?
—Liliel acaba de llamarme. Azrael y Gabriel son baja en sanación y hay dos demonios sueltos por aquí si no es que más. ¡Esto es una invasión!
(¡Si serán dramáticos todos!)
—¿Qué? Cómo es que a mí no me han... ¡dicho eso!
—Vamos, tienes que movilizar a las tropas. Voy a bendecir todo lo que pueda pero me va a tomar un rato. Iré por los otros mientras los buscáis.
—Uriel... Uriel. Hay que... inundar todo de amor.
—¿Qué?
—Amor.
—¿Amor? V-Vale. Se lo diré a todos.
—Todo el que puedan todos, ya hemos visto.
Asiente y pues... igualmente Miguel va a sacar a las tropas y desde luego, Uriel va a buscar a todo el mundo, Raguel incluido, que se ha bajado enfadadísimo un rato atrás.
¿Quizás Daniel le ha visto?
Va a estar buscándole como loca sin encontrarle mientras sigue bendiciéndolo todo. Olvidaos de volver a subir un demonio aquí arriba en los próximos mil años y espérate a ver cómo es que... terminan estos dos pobres
Exacto. Pero es que Liliel se ha acojonado. Esperemos que Asmodeo le haya hecho caso a Uriel
En serio Liliel, vas a meterles en tu maquinista y a estar perfectamente bien en un segundo
ESTÁS LEYENDO
Sin City
Humor-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.