Untitled Part 84

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Él sigue en la cocina, tomándose el café desnudo, aparentemente y dándole vueltas al teléfono.

Aziraphale entra y le mira, sobre todo el teléfono en la mano. Se le cae un poco torpemente al oírle entrar.

—Mmmmm.

—Ah... estás aquí.

—No me he ido. ¿Eso esperabas?

—No —Crowley frunce el ceño—. Aunque quien sabe, a lo mejor decidías ir tu sola a poner otro Ozzy en tu vida.

—Yo no soy el que tiene el teléfono en mano para llamarle.

El demonio traga saliva... y se lo tiende. Ella se humedece los labios y extiende la mano, así que se lo da y la ángel mira la pantalla.

—¿Qué quieres que haga con esto?

—No lo sé, te quejabas de que tenía yo el teléfono, ahora lo tienes tú.

—¿Le has llamado?

—No.

—¿Por qué?

—Ya te he dicho que no quiero invitarle a cenar —se encoge de hombros.

—Y que yo ni me le acerque, si... ya lo has dejado más que claro —mira su taza de café y SONORAMENTE le ruge el estómago.

—Voy a bañarme yo y vamos a desayunar.

—¿Seguro? Eso implica salir a la calle y que te vean conmigo.

—Teniendo en cuenta la alternativa...

—Ya... —pone su teléfono en la mesa y le fulmina.

—Aunque siempre podemos...

—¿¡Qué?!

Chasquea los dedos y ahí la convierte en el outfit de Sandy al final de "Grease" pelo incluido.

Aziraphale levanta las cejas.

Crowley sale de la cocina dejándola sola con sus pantalones de cuero y sus zapatos rojos de tacón infinito. Haciéndola que se sonroje un poco la verdad porque va desnudo y... se ve guapo. Al dar un paso casi se mata con los tacones.

Él no tarda mucho en ducharse pero si en decidir cómo vestirse, como siempre en estos casos.

Al final se decide por algo medio marinero con rayas negras y grises porque están en una casa de la playa.

Aziraphale ensaya un poco el caminado... y decide chasquear los dedos y aprender a hacerlo bien milagrosamente después de casi matarse en dos ocasiones.

Mira que bien, pues ahí vuelve él.

Pues es que si no vas a tener que cargarla medio día. La verdad, levanta las cejas al notar que no ha vuelto a cambiarse.

Ella se ha puesto igualmente su pajarita de tartán al cuello solo como señal de protesta. Lo cual no ayuda a verse menos...

¡Ahora tampoco puede llevar la pajarita! Pues la lleva solo por protesta. Está sentada en la mesa, con la pierna cruzada tratando de... no estar nerviosa con estos pantalones de cuero.

¡Pues no pega mucho!

No, no pega NADA.

Y camiseta negra con los hombros descubiertos. Sí, sí... igualmente está nerviosa con los pantalones de cuero. Buena suerte para que no se te salgan los pechos de ahí.

Ugh. Pues hala, con esto es con lo que no le da vergüenza a Crowley por lo visto. Su mujer con los pechos desbordantes.

Es que la pajarita nos hace pensar aún más en una conejita playboy.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora