Miguel le aprieta el brazo a Lucifer y mira alrededor con una poca de cara de asco.
—Pueeeees... ¿Cómo va la vida?
—Iba mejor antes, cuando ustedes se portaban bien.
—¿Qué te han hecho ahora?
—Sabes perfectamente bien lo que ocurrió después de que tú te largaste y me dejaste ahí...
—Pues fueron a soltarte, ese lameculos de Aamón.
—Y el imbécil de Leviatán que tuvo a bien quedarse con mi armadura... —se aclara la garganta—. He... Seguido nuestro acuerdo.
—Oh... ¿y cómo ha ido?
—¡Pues como va a haber ido! —protesta y se sonroja—. Con escándalo.
Sonríe porque le gusta el escándalo.
—Aun así, eso acordamos, ¿no?
—Exacto.
—Pues nadie dirá que Miguel No cumplió su palabra. ¿Y tú?
—Nadie me ha preguntado.
—Mejor. ¿Vas a cumplir con tu parte?
—¿Cuándo es?
—¿Tu parte está condicionada a la fecha?
—Pues... sí.
Miguel levanta las cejas y se gira a mirarle.
—¿Qué?
—No está condicionado a la fecha, lo que yo hice no tiene caducidad.
—Pero una boda sí la tiene.
—¿Y cuándo es la fecha de caducidad de la boda?
—Pues no lo sé, ¿ya han puesto día?
—Es en semana santa y más te vale que no me salgas con que eso es un día después de lo que se vence tu oferta, porque... vas a vértelas conmigo —protesta.
—Justamente así es... lo siento.
Miguel frunce el ceño y parpadea.
—Una pena... —se encoge de hombros.
—Me estás diciendo que yo fui y les dije a los ángeles que... hicimos... ESO... y tú no vas... —frunce más el ceño aún, le toma de la camisa con un puño.
—¿Y te sorprende?
—¡DESDE LUEGO QUE ME SORPRENDE! ¡NO ES ESO EN LO QUE QUEDAMOS!
—Uy... que mal por ti.
Es que está sin palabras de la indignación y Lucifer sonríe con esa sonrisita molesta.
—¡Hicimos un acuerdo!
—A mí no me suena firmar nada.
—No me pongas esa cara, fue un acuerdo verbal.
—¿Tienes... algún testigo o algo que lo pruebe?
—Dios es mi testigo —ya va a empezar con las agresiones físicas. Le pone la otra mano en la camisa y le plancha contra cualquier pared.
—Que baje y hable entonces a tu favor.
—¿¡De qué vas?! —pregunta levantándole un poco
—De pesca, ¿te vienes de gusano?—le vacila.
—Esto no se va a quedar así —protesta ella, soltándole del todo y dando dos pasos atrás.
Lucifer sigue sonriendito.
ESTÁS LEYENDO
Sin City
Umorismo-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.