Belcebú le llama a Crowley para preguntar si Gabriel está en el cielo, maldita sea y de hecho sube a buscarle después de... colectar/Ehm... robar... las cosas que ha... colectado.
Colectado...
Crowley ya debe estar en su cuerpo de nuevo con su cadera a la que echábamos de menos.
Aziraphale ha tenido que curarse la suya.
Ya, ya... llorón. Crowley da vueltas con la suya como si tuviera un hula-hoop.
¡No todos a son tan flexibles!
Eso es evidente... Y no hablamos solo físicamente. Se lleva el teléfono al oído respondiendo.
—Ciao?
Ojos en blanco... qué pesado con la pasivo agresividad.
—Crowley... Crowley!
—Ah... ¡Hola! ¡Ha sido todo un éxito!
—Ehm... sí y no. ¿Sabes dónde está Gabriel?
—Pues... con... usted, ¿no?
—No, estaba conmigo y... se fue. Dijo que subiría otra vez al cielo y no sé si ha subido o no.
—Yo... eh... sí, creo que sí, creo que lo veo ahí al fondo, ejem. Sí —carraspea sin querer decirle que ya no están ahí.
—¿En el cielo? Fuck... convéncele de que vaya a su despacho o algo, quiero hablar con él.
—N-No creo que pueda acercarme, hay un montón de gente a su alrededor.
Belcebú aprieta los ojos
—Crowley... me dijo que no iba a volverle a ver nunca más. Necesito... disuadirlo antes de que sea más tarde. ¡Acércate!
—Ehm... no es una buena idea presionarles cuando...
—¡VE A DECIRLE! —chillonea histérica... porque está histérica, asustada y... con demasiados sentimientos a la vez.
Crowley mira a Aziraphale con cara de circunstancias y pone en la tele el sonido de un montón de gente, grita un poco y cuelga el teléfono apagándolo.
Ahí va Belcebú al cielo a buscarle... malditasealavida. Va a tener que ir a espiarles por la estúpida ventana por la que salieron los dos, a meter moscas... y a tardarse un montón antes de notar que Gabriel no está ahí.
Remiel se gira hacia la ventana por gracia divina, viéndola ahí y se acerca con el ceño fruncido.
Belcebú mira alrededor tratando de encontrar a Gabriel, quizás un poco descuidadamente, parada en el alféizar.
—¡Tú! ¡Demonio!
Ella le ve, aprieta los ojos y se deja caer un poco de la ventana, sacando las alas otra vez y volando solo un metro más abajo de la ventana a ver si se va.
Lo que pasa es que claramente, si se asoma, la va a ver ahí.
Es, por supuesto, lo siguiente que hace.
Ahí está, revoloteando. Le mira.
—Quiero hablar con Gabriel.
—¡Pues ve a buscarle! ¡a saber qué le has hecho!
—No le he hecho nada, deja de ser tan dramático. ¿No está aquí? Me ha dicho que subiría! —sube un poco, mirándole y tratando de mirar hacia adentro.
—¿Te parece que eso ha sido nada?
—No le iba a lastimar ni nada, solo... ha sido cierta... operación de... escándalo. Él se ha enfadado igual.
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Sin City
Humor-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.