Untitled Part 56

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Para cuando Crowley vuelve del parking ya no va en leggins y botas, si no con un vestido negro largo de generoso escote de hombros al aire y una raja en el lateral de la falda hasta la cintura. Es fácil deducir que no lleva nada debajo. Sigue con el pelo corto, pero hoy tocan los labios rojos.

Vale, MEDIO RITZ se gira a mirarla. De hecho no, el 90% del Ritz se gira a mirarla. Él único que no se gira es un hombre ciego que está comiendo con su esposa

Se sonroja un poco porque aunque sí que se viste extremada y provocativa normalmente, ahora está intentando parecer SEXY porque eso va a decir Asmodeo que debería hacer y eso igual la pone nerviosita. No es que normalmente no quiera parecer sexy, pero es más en la línea de "me veo sexy sin esforzarme demasiado, ups, qué terrible inconveniente para ti, angel". Pero ahora es obvio que se está esforzando. Se le mueven de un lado a otro los pendientes plateados que cuelgan de las orejas cuando anda de ese modo con las caderas.

Aziraphale levanta las cejas... y es que el movimiento de cadera que ahora conoce TAN bien y que le sirve perfectamente bien para... otras cosas. Ejem. Ehm, Se levanta cuando se acerca lo bastante a la mesa.

Ella comprueba rápidamente algo en el teléfono siguiendo al camarero aun con su aire de esto no va conmigo. Ejem.

E-Ehm... hello.

—Hey —responde guardando el teléfono en el bolso de mano.

Vale, que la mira de arriba a abajo de manera un poco más evidente de lo que debería mirarla de arriba a abajo un ángel.

Ella le sonríe un poco sin mirarle del todo como... "Sí, vale... búrlate si quieres, pero de esto va mi trabajo."

—¿A-A cuántas personas se supone que tienes que seducir hoy? —pregunta en un susurrito, en cuanto el mesero se va, no necesariamente tan en broma.

—A ninguna, no es "gente".

—Pues me parece a mí que estás haciéndolo muy bien con todos, incluyendo a la "gente".

Crowley le mira de reojo y Aziraphale le sonríe, porque no es malevolo el comentario.

—Te ves muy bonita... creo que hasta a Asmodeo se le van a caer los pantalones.

Ella se pone una mano en la nuca, apoyándose en la mesa con el codo y mirándole por encima de las gafas.

—Y cómo te ponga una mano encima... —agrega con su carita de inocente, mirándola y sonrojándose un poco. Levantando la mano para llamar al mesero.

—Le interesa más ponértela a ti... esto es solo trabajo, por si acaso. No quiero que me riña otra vez —vuelve a incorporarse, tomando la servilleta.

—Esto es solo trabajo —repite.

—El... vestido y todo eso.

—Oh, por el amor de Dios. Como si no te gustara vestirte... —se gira al chico que está de pie junto a él—. La botella de siempre, por favor.

—No tan... así —explica aun nerviosa.

—He de decir, además que... he tenido que explicar cómo es que eres... tú. Mi marido. A quien a veces le gusta vestirse de... chica. Creo que más de alguno cuestionará su masculinidad hoy en la noche, en soledad.

—¿Y qué les has dicho? —Crowley mira a los camareros de reojo con ese comentario...

—Eso, que... eres tú. Mi marido. El Crowley de siempre. Pero hoy... bueno, te iba algo un poco más femenino. No esperaba... esto.

—Esto no es "algo un poco más femenino" —Se sonroja un poco.

—Sinceramente no esperaba que vinieras así. Creo que no va a colar.

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora