Crowley levanta las cejas. El ángel sonríe un poco más aún y se le acerca un poco, bastante emocionado y... tocan el timbre de casa de Crowley, a la vez que suena su teléfono.
Vale, demasiadas cosas pasando a la vez.
Oh, sí... y cosas gordas, especialmente lo de la comida, es todo un suceso.
¿Qué comida? ¡Especialmente Aziraphale!
Aziraphale aprieta los ojos y... se detiene a unos centímetros de su boca.
—Oh...
Crowley se echa adelante a por su beso. No va a quitarse, eso sí, menos después de lo que su pequeño cerebro angelical de maní acaba de entender.
Aunque no va a ser un beso largo esta vez.
Está bien... vamos, todos entendemos que tengas que ir a abrir la puerta. De hecho, pican otra vez, así que se separa un poco y le mira.
—Dame un minuto.
El ángel asiente, sonriendo un poco y dejando que se levante. Crowley se humedece los labios... le da otro rápido y se levanta.
¡Deja de hacerle sonreír idiotamente!
¡No! Toma el teléfono de camino a la puerta.
Aziraphale se mira el dedo y es que... el grado de sonrisa boba y tonta es ridículamente absurdo.
En el teléfono, es el mensajero y la aplicación que dice que su comida está a punto de llegar. Mismo mensajero que está en la puerta.
Así que le abre, sonriendo y es un pobre muchacho con como cuatro bolsas gigantes.
—Bloody hell! —exclama sonriendo.
—Bloody hell... Anthony? —pregunta el chico porque ve el pedido en el teléfono con la cuenta que haya puesto.
—Yes. Ese soy yo.
—Traigo... ¿un pedido del Ritz? —mira hacia adentro porque en su vida le había tocado recoger un pedido del Ritz. De hecho todo fue bastante bizarro al respecto... pero ha pensado que quien pide del Ritz quizás le dé una buena propina extra.
—Espero que no esté frío. Somos bastante exigentes por aquí.
—Oh... no. Bueno. He intentado venir lo más rápido en realidad... y...
—La verdad, no sé si te voy a dejar un comentario muy positivo sobre eso.
—What? ¿Por?
—No podrías haber llegado en peor momento.
—¿P-Perdona?
—Pero ha dicho que sí —¡ni siquiera le has propuesto nada, hombre! Igualmente le muestra su anillo tan contento—. Así que puedes llevarte... esto —mira alrededor y toma unas de sus gafas de sol que tiene por todos lados, dándoselas al muchacho.
¿O esa le acabas de dar un souvenir? Además me encanta... ¿ha dicho que sí pero el trae el anillo?
Es una propina. Cállate, ¡no tiene que tener sentido!
El chico inclina la cabeza y toma las gafas de sol... vamos, porque... no están feas en realidad. De hecho, si mal no recuerdo, EL no trae gafas de sol.
Eeeeh no sé si se las ha... eh... no, vale, cuando vuelvas a mirarle traerá. "Es esta tu cartaaaaaa"
De hecho piensa obviamente que son lentillas.
—Oh... ha... congratulations? —sonrisita medio falsa. Vaya que vive gente rara en estos departamentos de lujo.
—Más bien "ya era bloody hora", pero vale. Qué vas a saber tú. ¿Algo más?
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Sin City
Humor-Lo sé, ¡¡Por el amor de Dios!! Pero no podemos hacer tonterías -protesta Aziraphale, preocupado. -Tampoco nos extralimitemos -responde Crowley levantando las manos hacia él-. No estamos como para exigirnos más de lo que somos capaces.