Untitled Part 34

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Es que va a venir a Aziraphale y le va a meter un beso, pero UN BESO.

¡Oh! Oh, vale. A quién le importa si no consigue cazar... whatever, ni sabe lo que estaba cazando.

Termina por separarse, y... sentarse en su sitio como si, ahem... como si nada.

Y dejar a Crowley sujetándose de la silla y la mesa para no caerse al suelo. No que estuviera muy bien sentada ya desde antes, pero...

Aziraphale se limpia solo la comisura de los labios y se aclara la garganta.

Ella recupera un poco la verticalidad, lentamente. Y lo que se le ha caído al suelo, que por lo visto es todo. Bragas incluidas.

—Te ayudo a escribir todos los reportes que quieras, pero decididamente no vas a seducir a otro ángel, así tenga yo que ir a hablar personalmente con Belcebú. Y saliendo de aquí vamos a ir por una prueba de embarazo.

—¿Q-Qué? —se pone bien las gafas de sol.

—¿Cuál parte de todas quieres que te repita... my dear? —sonrisita cáustica.

—Ehm... —Traga saliva, todavía no se recupera del todo.

Azirapahale la mira y sonríe satisfecho. Ella se humedece los labios con el pintalabios arruinado y medio despeinada. Le sonríe sinceramente.

Ahora sí, estira la mano en la mesa hacia ella.

—Uuuf... —sonríe de lado protestando un poco y se la toma.

So... —ojos en blanco.

—He... Pedido comida. Pollo. ¿Está bien?

—Uuuf... —le imita el tono idéntico, sonriendo igual de lado.

—¿Qué?

—Está bien, pollo está bien. Me sorprende que sepas pedir algo —se ríe.

—Bueno, eso es lo que creo haber pedido. A lo mejor nos traen un cubo de agua y un oso en monociclo.

—Si es así me quedo con el monociclo. ¿Me explicas otra vez lo de seducir a medio cielo? —se ríe un poco más, acariciándole la mano.

—No a medio cielo. A Gabriel.

—Y a Sandalphon. ¿No que a Gabriel te han dicho específicamente que no?

—¿A Sandalphon? ¿Quién es Sandalphon?

—El ángel de mi librería, al que Belcebú te ha mandado seducir.

Crowley parpadea un poco y frunce el ceño.

—Lo cual tiene cierta lógica pero...

—Estás... ¿celoso de eso ahora? By the way, olvídalo. A nadie le importa Sandalphon y céntrate en lo importante —hace gestos con las manos en paralelo para que se enfoque. Con una hace el gesto y la otra la mueve moviéndole la suya en la medida de lo posible, pero sin soltarle.

—¡No estoy celoso! —sí lo está —. Y no entiendo a quién tienes que seducir, ¡me has dicho que a Gabriel no!

—Todo esto es... bastante teórico, ¿vale?. Ni siquiera sé si va a intentarlo realmente.

—¿Intentarlo quién? —vamos, que es que no ha entendido ni escuchado claramente una sola palabra de las que has dicho.

—¡Pues ella! O sea, el asunto aquí es que si le escribo lo que funciona contigo —que además no tengo ni idea de lo que es—. No tiene por qué funcionar con Gabriel y va a decir que es mi culpa blablablá. Así que... vamos a fingir que tú eres Gabriel, ¿vale? ¿Qué tendría que hacer yo?

Sin CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora