Fight - Willie Gutierrez

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De The Yards (2000)

Querías dormirte, pero no podías. Muchas veces el insomio te ganaba la jugada, como hoy. Y al otro día, en el trabajo, insultabas al aire por estar tan cansada.

Las luces amarillas de la acera, de ese tono oscuro, que transmite una especie de asco, se traslucían por medio de tu cortina gris imitación de seda.

Pero hubo otras luces que pasaron entre la tela, y que hicieron que abrieras los ojos de repente por su cercanía: las de un patrullero de la policía.

Los colores rojo y azul pasaron de lado a lado, rápidamente. La sirena, que se hizo fuerte de repente, comenzó a ser cada vez más y más lejana.

La ciudad de Nueva York, y en especial esa parte del barrio de Brooklyn, eran más peligrosos de noche que cualquier otro lugar.

Sí, todas las ciudades son así de noche, en todo el mundo. Pero la mala fama de Brooklyn, Queens y y el Bronx sobrepasaban todo.

Pasados unos segundos, sentiste ruidos en el pasillo del edificio. Pasos. Pero no fuertes, sino de alguien que no quería llamar la atención.

De repente se oyó que querían abrir la puerta de entrada. Tu departamento no era muy grande, como todos los demás tenía solo una habitación, baño, la cocina al lado de la entrada y un pequeño living comedor.

Te levantaste asustada, prácticamente temblando, sintiendo como tu suave camisón de dormir parecía flotar a cada paso que dabas, y tomaste un palo de amasar de la mesada.

La insistencia en la puerta continuaba. No había luz en el pasillo afuera. Y sentías una respiración agitada, pesada, del otro lado. Te acercaste a la mirilla, intentando ver quién podía ser.

— ¿Quién está ahí?

El ruido cesó ante esas tres palabras que brotaron de tus labios. La respiración aún se mantenía, lo cual significaba que te había escuchado.

— Lo siento, T/N. — Murmuró, ronco.

Sentiste que la presión de la puerta desapareció. Y un par de pasos apresurados intentando irse. Aún así, no le diste tiempo. Abriste la puerta rápidamente, y viste al sospechoso.

Era Willie. Tu vecino desde hacía como dos años. Un apuesto cubano de unos veinticinco años que se iba a trabajar todos los días muy temprano, pero que varias veces, al volver, había compartido una cerveza contigo.

Lo buscabas, era la verdad. Era un joven guapísimo, y te parecía muy agradable y divertido. Y durante varios días, cuando te mudaste y lo conociste, intentaste mantener una conversación con él, y lo lograste.

Aún así, él no parecía tener interés en tí. Es más, seguramente tenía novia, aunque no te lo había dicho. Un joven así no podía estar soltero, pensabas.

Pero si charlaba contigo cada tanto, y compartían un par de cervezas en el bar de la esquina, tú estabas contenta.

— ¿Willie? ¿Qué sucedió?
— Me confundí de departamento.
— ¿Y por pediste perdón?
— Eso creo. — dijo.

Esbozó una sonrisa que viste a pesar de las penumbras del pasillo. La única luz provenía de las traslúcidas de la acera que entraban por tus ventanas y llegaban al pasillo.

Se lo veía un poco nervioso. Hacía frío esa noche. Pero podías jurar que estaba temblando, y no por ese mismo aire helado que se había calado por la puerta principal de entrada al edificio, tres pisos más abajo.

— ¿Willie, pasó algo?
— Si... Yo... Tuve una pelea. Es todo.

No sabías si era tu cabeza. Pero él parecía estar disimulando algo. No había abierto la puerta de su departamento, sino que se había quedado viendo tu silueta unos segundos, como esperando a que te volvieras adentro.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora