El Amor del Humano - Theodore Twombly

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De Her (2013)

Mantenías tus ojos cerrados aún. Pero sentías el exquisito olor de Theodore a tu lado.

Es que utilizaba un jabón que hacía que su piel tomara olor a jazmines, mezclado con su colonia, te enloquecía.

La misma que había utilizado el día de su primer cita. La que les habían arreglado una amiga en común.

Habías estado viendo algunas fotos de Theodore en Internet.

Te llamaba mucho la atención. No era como todos los demás muchachos que habías conocido, eso era seguro.

Lo habías visto un par de veces, pues habías acompañado a T/M/A a unas cenas del trabajo.

Y él, extrañamente, se destacaba. Se veía por sobre los demás. Estaba sólo, sentado a un lado, mirando su plato.

Tuviste la intención de ir a charlar con él, pero T/M/A decidió irse, y tuviste que llevarla a casa.

Aunque claro, nunca dejaste de pensar en él.

Empezando con que era atractivo, en las fotos podía verse que era un buen hombre, trabajador, inteligente, limpio y respetuoso.

T/M/A había arreglado una cita con él para la noche. Ella era compañera de trabajo.

Decidiste ir, solo para ver si todo lo que habías pensado de él, y todo lo que te habían contado era cierto.

Al entrar al restaurante, viste a Theodore sentado. Había llegado un rato antes. Al verte, se puso de pie y sonrió.

- T/N.
- Theodore. ¿Cómo estás?
- Ahora que te veo, perfectamente bien.

Metiste un mechón de cabello tras la oreja y te sentaste. Su voz era cautivante.

Te quitaste el auricular con el OS, y él hizo lo mismo. Los dejaron a un lado para hablar tranquilos.

- Es un lindo lugar. Nunca había venido.
- Si, es cierto. Yo quise venir varias veces. Pero T/M/A no quería. ¿Tú lo reservaste aquí, Theodore?
- Si, así es. Pensé que te gustaría.
- Diste en el clavo.

Pidieron algo de comer. Y luego de la cena, tomaron unos tragos mientras platicaban. Estaban algo ebrios.

- Escucha, ¿puedo confesarte algo?
- Te oigo.
- Cuando me dijeron tu nombre, supe que te había visto en las cenas de Navidad del trabajo. Y estuve viendo fotos tuyas en Internet.

Te reíste al saber que él había hecho lo mismo que tú.

- ¿De qué te ríes? - dijo, sonriendo.
- Es que... Yo también estuve viendo fotos tuyas en Internet.

Te tapaste la boca avergonzada. Y él alzó una ceja.

- Oh, bueno. No me siento tan acosador entonces.

Vaya que era divertido. Hablaron de estupideces, pero también de cosas importantes. Te contó que se había separado de su esposa, y había estado muy deprimido por ello.

Luego vino Samantha. Su novia. Un OS. Y así como ella vino para alegrarle la vida durante unos meses, se fue.

Lo habían llamado la gran migración de los sistemas operativos. Habían desaparecido por completo. Tuvieron que volver a utilizar los anteriores.

Dos rupturas en poco tiempo lo habían afectado. Pero aún así, él hizo de ésta una velada maravillosa.

Te acompañó a casa, pues no vivías lejos.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora