A pedido del pueblo.
- ¿Cómo me veo?
Theodore se quedó viéndote, esperando la respuesta, bien abrigado para el viaje que iban a hacer por su tercer aniversario de novios.
- Estás hermoso. Aunque... Ésto completa todo.
Tomaste un gorro con orejeras, y lo colocaste en su cabeza, cuidando de no quitarle los lentes.
- Ahora si. Pareces un oso de peluche.
- Muy graciosa. - dijo sonriendo.Con fuerza, te levantó sobre su hombro, haciendo que las carcajadas resonaran en todo su apartamento.
Había sido un buen paso mudarte con él unos meses después de que ya eran oficialmente novios.
Habías vendido la casa, por lo que tenían dinero para guardar en el banco, y utilizar otra parte en refaccionar un poco el apartamento en sí.
Cuando contaste ésta idea a tus padres, Theodore estaba presente. Fue la noche en la que lo conocieron, la noche en que los cuatro cenaron juntos.
Y como ya sabías, Theodore era tan agradable con ellos que se encariñaron al segundo que lo conocieron.
Apenas abrieron la puerta, él los abrazó. Y eso comenzó una gran relación con sus suegros, que lo adoraban y apoyaban en todo. Se hizo amigo tan rápidamente que pronto Theodore estaba siempre en las reuniones familiares, o iba a casa de tus padres a almorzar o cenar seguido.
Lo mejor de todo fue que si bien no ganaba tanto como Jerry, entre los sueldos de ambos les alcanzaba y sobraba perfectamente.
Jerry debió encontrar las llaves de esa casa que vendiste, que te había regalado, en su oficina.
Un regalo costoso, que te daba repulsión. A veces pensabas las veces que debió cogerse a su secretaria en tu cama mientras estabas en la universidad.
Cuando Theo se daba cuenta de que estabas recordando mal a tu ex, se recostaba a tu lado en la cama, y te besaba tanto que tu mente se ponía en blanco.
Además, Theodore jamás se iba de viaje, a menos que no fuese contigo. Cada "aventura de domingo" como él le llamaba estaba completa si tu estabas a su lado.
A veces viajaban a la costa, hacia un viejo faro. Otras veces directo a la playa. Otras veces iban a los acantilados en barco. Y otras veces a la cabaña.
Lo de ahora era una especie de "aventura de semana libre", en la que se dirigían a una cabaña boscosa de Canadá. Generalmente ustedes llegaban a la última estación.
Subías rápido las escaleras de la estación, con cuidado pues estaban congeladas, y volteabas a ver a Theodore, quien subía detrás tuyo.
Daban largos paseos en la nieve. Siempre veías a Theo reir al ver como les costaba caminar en el blanco suelo.
Y cuando el frío ya les llegaba a los huesos, se metían a la cabaña, encendían la chimenea, y pasaban allí la noche.
Tomaban unos tragos, hacían competencias de baile, cantaban mientras él tocaba música en su ukelele, y comían juntos en el sofá algo que él hubiera preparado. Theo era un excelente cocinero.
Y luego, para coronar todo, el sexo inundaba la pequeña y rústica cabaña durante varias horas.
Habías aprendido no solo que Theo era un experto en la cama, cien por ciento mejor que Jerry, sino que tenía sus puntos débiles que podían enloquecerlo por horas.
Pero el sexo no era todo, como tampoco lo era el dinero. Theodore era un tipo perfecto, un diamante en bruto para cualquier mujer que lo conociera a fondo como tú.
Estando ya en la cama, entrelazados luego de hacer el amor, el calor de sus cuerpos ayudando a pasar el frío, te acarició el rostro con sus dedos, sin dejar de verte.
- Eres hermosa.
Repetía frases románticas que se le ocurrían una vez que ya te estabas durmiendo. Comenzar a sentir los párpados pesados con la profunda voz de Theo en tu oído era lo mejor de todo el día.
Tomaron café al otro día, cómo siempre. Y salieron a dar un paseo. El día era hermoso, cálido a pesar de la nieve que les llegaba hasta las rodillas.
Treparon unas rocas hasta tener una vista completa del boscoso valle, estando en un mirador cubierto de blanco.
Y viste a Theodore pasar su brazo sobre tu hombro, sosteniendo una cajita en la otra mano.
- Lamento si no me arrodillo. Tengo ambas piernas congeladas. - dijo cuando lo viste boquiabierta a los ojos.
Él sonreía, con esa característica forma que te había conquistado.
Soltó tu hombro, y abrió la cajita. El anillo relucía ahí, los rayos de sol de enfrente caían directamente sobre el oro.
- ¿Quieres ser mi esposa?
Casi que no lo dejaste acabar la frase, cuando te abalazaste sobre él, y ambos cayeron sobre el colchón de nieve.
- Me asusté cuando no me contestaste. - dijo, riendo.
- ¿Qué? ¿Debía mandártelo por carta?Lo besaste un buen rato, abrazada a él, hasta que se levantaron y retomaron el camino a casa para celebrar.
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Joaquin Phoenix - Imaginas & One Shots
Fanfiction+18. PEDIDOS ABIERTOS a mensaje privado o en los comentarios!! Algunos son de mi autoría, otros son traducidos de Tumblr. Mucho fluff, smut, headcannons(HC's) y algunas historias de varios capítulos con distintas temáticas y géneros. Espero que los...