De 8mm (1999)
Éste es lemon... Heavy heavy...
Sabías que Max no disfrutaba de los juguetes sexuales, a pesar de que los vendía.
Es por ello que querías ver cómo reaccionaba a ellos, qué haría si comprabas un par y querías jugar con él.
Querías ver si gozaba de que tú lo sometieras.
Tal vez lo haría. Tal vez se enojaría. Tal vez no. Max solía ser muy dócil. Más aún cuando tú tomabas el control, y él se dejaba llevar.
Sólo salieron del bar al que solían ir casi todas las noches, cuando pasaba por tí luego del trabajo, y se dirigieron al departamento que compartían.
Estando allí, dijiste que te darías una ducha. Habías escondido la bolsa con dos juegos fe esposas, pinzas para pezones, una caja de preservativos con tachas, y una venda para los ojos, detrás del excusado.
Terminaste de bañarte, tomaste la bolsa, y fuiste a la habitación. Max estaba acostado en la cama, leyendo a Truman Capote, con un cigarrillo en la mano, en calzoncillos. Siempre resaltaba frases que luego usaba cuando componía canciones.
- Cariño, encontré unas frases geniales, y creo que...
Te vió, con la bata puesta, las esposas en tu mano.
- ¿Qué haces?
- Quiero probar algo contigo.
- ¿Qué exactamente? - dijo, curioso y confundido.Te reíste, girando las esposas desde la cadena entre tus dedos.
- Max, por favor. Trabajas en una tienda porno. Sabes exactamente que es.
- T/N... Yo... hmm.
- Déjame jugar un poco contigo, Max. Siempre quise usar lo que vendes.Te subiste a la cama, y te sentaste sobre sus piernas. Pusiste los pares de esposas en sus muñecas, y las enganchaste a la cabecera de la cama.
Max estaba totalmente confundido. Y algo asustado. Aunque también estaba excitado. Sus manos apenas tenían movilidad.
- T/N... No seas ruda... Por favor.
- No, Max, no. Sólo quiero que llegues al máximo.
- Si estás usando la palabra "máximo" por mí nombre...Lo interrumpiste, besándolo. Acariciaste su cabello azul, sabiendo que él apenas podía estirar las manos para tocarte. La cadena de cada esposa tenía treinta centímetros. Nada más.
Comenzaste a frotar tu cuerpo contra el suyo, quitándote tu bata para que te viera desnuda. Su respiración cambió de repente. Sentiste su erección bajo la ropa interior, bajo tu feminidad.
Bajaste tus labios por su cuello, besando su nuez de Adán. Bajaste tu lengua por su clavícula hasta su pecho, pasando por su abdomen, hasta llegar a la pretina de los calzoncillos.
Tiraste de ella con tus dientes. Y levantaste la vista para ver su cara de satisfacción.
Te sentaste estratégicamente sobre su rostro, con las rodillas en su pecho. Desde allí podías trabajar su miembro mientras él jugaba con tu feminidad.
Apenas estiró las manos, le dió alcance para tomar tus nalgas y apretarlas mientras introducía su lengua en tí.
Te hiciste hacia atrás a propósito, para que también pudiera usar sus dedos. Lo hizo, al tiempo que le quitabas los boxers por los muslos, y comenzabas a jugar con su erección.
Utilizabas ambas manos y tu boca. Pasaste tu lengua por la punta, bajando por cada vena, hasta la ingle. Usabas tus dedos para acariciar sus vellos púbicos y sus testículos.
Lo estabas enloqueciendo. Sentías sus gemidos en tus labios vaginales, tus paredes contrayéndose en su lengua y dedos.
Te corriste en su boca. Y él en la tuya. Ambos en un orgasmo muy fuerte. Tragaste sus fluidos, dulces y salados a la vez.
Volteaste de nuevo, para sentarte sobre su abdomen, y lo besaste. Sentiste tu propio sabor en su boca, pues no le diste tiempo de limpiarse las comisuras de los labios.
- T/N... No estuvo tan...
- Aún no hemos empezado, Max.
- Mal. Carajo. ¿Qué más planeas?Sonreíste en vez de decir "muchas cosas". Bajaste tu mano hacia el borde de la cama, y tomaste la venda y las pinzas.
- Sólo espera unos segundos, Max. Y tal vez continuemos.
Llevaste tus labios a su tetilla derecha. Y luego a la izquierda. Mordiste ambas apenas. Estaban erectas por su excitación, tal y como tus pezones.
Max jadeaba. El roce de tus labios y tus dedos en su hirviente piel lo habían cautivado desde siempre. Aunque ahora lo estabas haciendo ver estrellas.
Le pusiste las pinzas, y seguiste frotándote a él. Tal vez le dolía, tal vez era muy placentero.
Acercaste tus pechos a su boca, para que él también jugara con tus pezones.
Y luego de un beso largo y húmedo en su boca, le pusiste la venda en los ojos. Te miró asustado de nuevo, antes de sumirse en completa oscuridad.
- Tranquilo, Max. No haré nada malo. Sólo... Tal vez... El mejor orgasmo de tu vida.
Tomaste dos condones entachados, y se lo pusiste en su ya duro miembro, para luego introducirlo en tí, sentándote sobre él.
Estabas muy sensible por el orgasmo anterior, tus paredes aún se contraían en su grueso pene. Y las tachas te daban una sensación única.
Max se movió apenas, intentando comenzar. Pero tu no. Dejaste salir un gemido, y lo frenaste con tus manos en su abdomen.
Pusiste el otro condón en tu dedo medio, apretándolo para que no se saliera. Y mojándolo con tus fluidos, lo introdujiste en su ano, arqueando tu cuerpo apenas.
Max se tragó el gemido. Quedó en shock. Al no poder verte, sólo podía sentir lo que hacías con él.
Falange por falange, sentiste que le dolía un poco. Pero para cuando tocaste su próstata, todo cambió. El dolor fue puro placer. Comenzaste a sacarlo y meterlo, apretando su punto más débil, al tiempo que lo montabas.
No podía usar sus manos. No podía ver. Tenía pinzas apretándose en su pecho, marcas de tus labios en todo su cuerpo. Sus piernas temblaban. Tu dedo masajeando su próstata. Su miembro penetrándote, tocando tu punto G.
Estiraste tu mano libre hasta ahorcarlo apenas, haciendo que sus gemidos se acallaran. Se lo estabas poniendo muy difícil, haciéndolo llegar al límite.
Se corrió en un orgasmo prostático tan fuerte que sentiste su semen esparcirse en el condón. Soltaste su cuello, alzando tu cabeza mientras cerrabas los ojos en un éxtasis totalmente inconseguible.
Caíste rendida sobre él, retirando tu dedo. Luego quitaste las pinzas y la venda. Y al final las esposas.
Casi no podían respirar.
- ¿Te gustó?
Max sólo te observó con sus ojos verdes pálido llenos de lágrimas de placer.
- Gustar es poco.
- Los compré en tu tienda, dijiste, pasando tus labios por el centro de su pecho.
- ¿A quién exactamente? - dijo, frotándose las muñecas para luego encender un cigarrillo.
- Jimmy.
- Jimmy. Vaya. Se dignó a venderte juguetes. Claro que esto no quedará así. Me vengaré linda. - dijo, sonriéndote con esa sonrisa tan cautivante suya.Cuando despertaste al otro día, eras tú quien estaba esposada al respaldo de la cama.
- Muy gracioso, Max.
Estaba recostado a tu lado, denudo, riendo por lo que iba a hacer.
Se iba a vengar después de todo.
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Joaquin Phoenix - Imaginas & One Shots
Fanfiction+18. PEDIDOS ABIERTOS a mensaje privado o en los comentarios!! Algunos son de mi autoría, otros son traducidos de Tumblr. Mucho fluff, smut, headcannons(HC's) y algunas historias de varios capítulos con distintas temáticas y géneros. Espero que los...