Bath time - Cómodo

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Esos sueños...
De Gladiator (2000)

Habían llegado a Germania luego de tres semanas de viaje.

Marco Aurelio había muerto de causas naturales el día siguiente.

De repente, el joven al que habías acompañado durante todo el viaje se había convertido en emperador.

De repente, tenía el mundo a sus pies.

Cómodo estaba llorando en silencio, sentado en un diván que hubo sido de su padre.

Las lágrimas caían sobre la suave tela. Pero no emitía sonido alguno. Ni sollozos, ni nada.

Sólo observaba el busto de Marco Aurelio, pensando.

— ¿Me mandó a llamar, César?
— T/N, si. — se limpió un par de lágrimas con el pulgar. — Pasa.

Cerraste la cortina de la tienda tras de tí una vez que entraste, y te quedaste de pie ante Cómodo.

— ¿Puedes conseguirme algo de comer, T/N?
— ¿Qué quiere?

Cómodo sonrió de lado. Sus ojos resaltaban por sus lágrimas y la luz de las velas.

Sonreíste, frunciendo el ceño. Algo debió causarle gracia de repente.

— ¿Qué sucede?
— Me da gracia. Hasta hace tres días me decías "Cómodo" y eras mi mejor amiga. Ahora, de repente, me dices "César" y no me tuteas.
— Eres el emperador hace tres días.
— ¿Pero sigo siendo tu amigo?
— ¿Lo eres?
— Por supuesto. Sigo siendo el mismo.  Al menos contigo.

Reíste, negando con la cabeza, con un poco de temor por estar riendo luego de la muerte del padre de Cómodo.

Pero a él parecía no importarle. Al contrario. Siempre había intentado sacarte una sonrisa, incluso si él o tú estaban mal.

— ¿Qué quieres de comer, César?
— Frutas.
— Iré a buscar.
— T/N.

Volteaste, con la tela de la entrada en tus manos.

— Me gusta que me llames César.
— ¿No lo eres?

Sonreíste antes de salir. Pero esa sonrisa se fue desvaneciendo a cada paso que dabas.

La tierra húmeda bajo tus pies se marcaba con tus huellas.

Pensaste en Marco Aurelio. Había muerto tan pronto ustedes llegaron. Eso te llamó la atención.

Y aún así, Cómodo estaba triste, si. Pero no lo había afectado tanto como hubieras creído, no tanto como había afectado a su hermana.

Se lo veía incluso más animado que antes. Más tranquilo.

— Conseguí manzanas.
— Una gran hazaña en Germania, según me han dicho.

Cómodo rió, tomando una manzana del cuenco que traías en tus manos. Te hizo una seña, haciendo que lo dejaras en la mesa luego de tomar una manzana.

Te sentaste a su lado en el diván, comiendo mientras observabas el busto del emperador fallecido.

— César, lamento mucho lo de tu padre. No había tenido oportunidad de decírtelo.

Cómodo tragó, y acarició tu espalda con su mano cariñosamente.

— Gracias, T/N. Eres la única que me lo ha dicho.

Sus ojos se pusieron vidrosos de repente. Tal vez quería llorar, tan sólo por la emoción de que alguien realmente se preocupaba por darle el pésame.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora