Navidad - Arthur Fleck

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De Joker (2019)

El frío invierno de Ciudad Gótica era tal vez el peor de hacía varios años.

La nieve caía con levedad sobre las bolsas de basura que se juntaban cada vez más y más rápido en la acera.

Las calles se tenían de blanco. Las azoteas de los edificios compartian el mismo color claro del cielo.

Y en ese pleno 24 de diciembre, no había casi nadie en la calle. Sucedía lo que suele suceder: solo circulaban aquellos que se olvidaban de comprar sus regalos o algo de comer, y cada tanto podía verse a uno que otro tipo saliendo tambaleándose de un bar.

Esos tipos, te había dicho Dan, eran los mejores clientes. Dan era tu proxeneta. Un hijo de puta con todas las letras, que iba a obligarte a trabajar en Navidad.

No tenías familia con quien festejarla, aunque amaras hacerlo, y tu vida era bastante miserable como para, de por si, festejar algo. Dan vió ésto como una oportunidad, y ni siquiera te preguntó.

Te había dejado de pie en una calle aledaña a la Avenida. Habían subido unas larguísimas escaleras, para quedarse ahí. Era donde más gente pasaba.

— Dan, hace frío. — dijiste, temblando.
— ¿Y qué quieres que haga? — contestó, encendiendo un cigarrillo.

Lo miraste, pensando. Tantas veces habías querido huir, dejarlo plantado, e incluso denunciarlo. Pero te daba miedo hacerlo.

— Vuelve mañana al mediodía a casa. Pero no se te ocurra volver sin dinero.

Burlescamente, te dió un beso violento, y se fue, riendo, de vuelta escaleras abajo, hacia donde había estacionado el auto.

Comenzaste a caminar un poco, un par de cuadras. Hacía demasiado frío. Observaste los edificios, humildes, si. Pero decorados en interior y exterior. La gente no perdía el espíritu navideño, ni las esperanzas.

Te quedaste de pie en un arco que daba la entrada a un edificio, cuando un auto pasó frente a tí. El tipo que iba dentro te miró perversamente cuando tú lo miraste, coqueta.

Un par de autos pasaron minutos después. Y todos te decían porquerías, pero nadie te decía que requería tus servicios. De seguro eran tipos con familia.

Había pasado media hora desde que Dan se había ido, cuando el cielo comenzó a tornarse más oscuro. Debían ser las cinco o seis de la tarde.

— Carajo. — dijiste para tí misma.

El frío se colaba entre tus huesos. Y tenías miedo de volver al otro día sin un centavo. Tenías hambre, sed, y sabías que te esperaba una paliza de lo lindo.

Te frotaste los brazos, temblando más que nunca. Repetías insultos para tí misma, sintiendo como las lágrimas que caían de tus ojos se congelaban en tus mejillas.

De repente, a tu lado, paso un hombre cargando unas bolsas de basura mientras fumaba. Iba a dejarlas en la acera, como todos los demás. El servicio de limpieza de la ciudad estaba en huelga.

Lo miraste unos segundos, rogándole con la mirada que se acercara a tí, y comenzara a manosearte o a decirte guarradas con tal de que pudieras sacarle unos dólares.

Pero él te miró. Y exhalando por la nariz el humo del cigarrillo que tenía en su boca, su mirada te intimidó, y bajaste la tuya hacia la acera.

— Hola. — dijo. — ¿Estás bien?
— ¿Eh?
— ¿Estás bien? — comenzó a acercarse despacio a tí. — Estás llorando.
— Estoy bien. — dijiste, mirando a otro lado.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora