Joaquin Phoenix - Imaginas & One Shots

I'm Not For You - Arthur Fleck

Gracias a VanEli67 por la idea!

De Joker (2019)

Llegaste cansada al entrar al departamento. Abriste la puerta refregando tus ojos, y la cerraste en un bostezo.

Dejando tu bolso al lado de la mesa de entrada, te quitaste el sostén sin quitarte el suéter. Te sentías mucho más liberada, y parecía que el dolor de cabeza que te invadía se iba de inmediato.

Lo bueno es que verías a Arthur otra vez luego de tantas horas de trabajo. Amabas volver cada día y encontrarlo en el sofá, esperándote luego de que él volviera de JaJa's.

Se levantaba, y te abrazaba y besaba con pasión. Luego ambos ponían a hablar de sus correspondiente día, y cocinaban juntos.

Pero Arthur no estaba allí.

— ¿Art? Ya llegué, cariño.

No respondió. No estaba en el living, ni en la cocina. La casa estaba en silencio, salvo por el televisor encendido en mínimo volumen.

— ¿Arthur? ¿Cielo?

La puerta del baño estaba abierta. Debía estar en la habitación.

Al entrar lentamente, abriendo la puerta, lo encontraste en posición fetal al lado de la cama, riendo.

Su risa imparable era un llanto desconsolado.

— ¿Artie? ¿Que pasa?

Sin pensarlo dos veces, te arrodillaste a su lado, poniendo ambas manos en su espalda desnuda.

— Arthur, por favor. ¿Qué pasa?
— Ran...

Comenzó a reir más fuerte. No podía detenerse. Eso te alteró.

— Artie, cálmate, por favor. Dime que pasa, amor.

Arthur comenzó a calmarse. Te observó con los ojos llorosos.

— Randall me dijo que... no soy pa... Para tí. Y que me... Me dejarás por alguien más... Porque Randall dice que eres mucho para mí.

Te fastidiaste con lo que dijo. Te enfadaste. Y te entristeció ver la forma en que su risa cortaba sus palabras, y las lágrimas caían de sus ojos.

— Arthur. Mírame, cielo.

Tomaste su rostro entre tus manos. Te observó con detenimiento, y se contuvo de seguir sollozando.

— Primero, no quiero que sigas repitiendo el nombre de ese idiota. Lo mataré si sigues así. Y segundo, él no puede ocultar la envidia que siente. Él no es nadie para decirte esas cosas ni burlarse de tí. No debes oírlo.
— ¿En...? ¿Envidia? ¿Cómo puede envidiarme?
— Arthur, por favor. Eres el hombre más apuesto y cariñoso de Gótica, y Randall desearía ser tú. Desearía despertar cada día y verme a su lado, como tú haces. Pero soy tuya, Art. Soy sólo tuya. Te amo. Y no te dejaré por nadie.

Te miró y sonrió. Esa sonrisa dolorosa pero tierna, que lo caracterizaba tanto.

— Eres superior a él en todos los sentidos, Arthur. ¿Entiendes?

Asintió, dejando que secaras sus lágrimas con tus pulgares. Lo besaste de repente. Y él se dejó llevar.

Profundizó el beso, llevando sus labios a tu cuello, dándote cosquillas que te hicieron soltar una risita.

Te quitaste el suéter, exponiendo tu torso desnudo a él. Sus ojos se clavaron en tus senos, y dirigió su boca a ellos.

Tomaste su cabello, intentando guiar sus suaves movimientos en todo tu pecho, sintiendo como utilizaba su lengua y labios en tus pezones.

Al mismo tiempo introdujo su mano por tu falda, y comenzó a masturbarte muy lentamente, haciéndote jadear y raspar la piel de su espalda con tus uñas.

Te pusiste de pie, quitándote la falda y las bragas, y te recostaste en la cama, tomando sus manos, invitándolo a sentirte.

Recostándose sobre tí, y sin dejar de introducir sus dedos en tus sensibles pliegues, bajó sus boxers apenas hasta los muslos, y frotó su masculinidad contra tí, como para hacerte mojar más de lo que ya estabas.

Al parecer, el incentivo de tus palabras lo incentivó a una noche pasional que ambos recordarían por siempre.

Y era esa otra de las razones por las que jamás abandonarías a Arthur Fleck. Era excelente en la cama, aunque él no lo creyera así.

Randall debía tener muchas ganas de ser como Arthur. Al menos, para tí, Arthur era perfecto.