Joaquin Phoenix - Imaginas & One Shots

Rescue - Joe (parte final)

De You Were Never Really Here (2017)

— Creo que el tal Carter mató al tal Bob, o viceversa, no sé cuál era cuál.
— ¿Qué quieres decir? — preguntaste.
— Que cuando entré a la casa, alguien debió verme afuera, y mató a uno de los tipos que se llevó a tu hermana.
— ¿Y...?

Joe te miró, dejando de ver la calle frente a sí unos minutos, como asustado.

— Que si alguien me vió fuera de la casa, tal vez no solo mató al tipo, sino que llamó a Tony Capuzzo.

Allí comprendiste. Tenía razón. Te frenaste bajo un escaparate de una tienda de chocolates un minuto, resguardándose ambos de la fuerte lluvia.

— ¿Y crees que...? ¿Que mi hermana esté...?
— No lo sé, T/N. No lo sé. Espero que no.
— Carajo.

Te tapaste el rostro. Toda la situación te estaba enloqueciendo. Nunca creíste que toda tu vida estuviera de cabeza en solo tres días.

Joe te abrazó, y sus brazos te parecieron un consuelo inmediato. Agradecías que él estuviera allí contigo. Era la mejor compañía que podía existir.

— Volvamos al hotel. Esperaremos a que se haga de noche, e iremos por tu hermana.

Asentiste con la cabeza, pero apenas diste un paso, Joe tomó tu mano con la suya herida, haciéndote voltear a verlo y frenar tu caminar.

— ¿Qué sucede, Joe?
— T/N... Si ella no está viva...
— No sé que harás tú, Joe. Pero yo buscaré a ese tal Tony Capuzzo y lo mataré a él y a toda su familia.

Joe se quedó muy sorprendido. Pero no dijo nada, y asintió con la cabeza, pasando su brazo sobre tu hombro, caminando juntos hacia el hotel.

Sabías que irías hasta el final por tu hermana. No te importaba nada más si ella moría. Matarías a todo el mundo que hubiera estado implicado en el sufrimiento de Lisa. Y nadie te detendría.

Te quedaste en la habitación mientras Joe conseguía algunos snacks y una muda de ropa para tí. Estabas viendo la televisión, y entraste a darte una ducha. Para cuando saliste, Joe te estaba esperando.

Te había conseguido una camiseta nueva, una campera con capucha similar a la que él se acababa de comprar, y unos jeans. Al verte, con el cabello mojado y la toalla rodeando tu cuerpo, se quedó pasmado.

— Vaya... Te ves hermosa. — sonrió. — Yo también iré a ducharme.

Cuando Joe salió de la ducha, el ruido de la televisión tapó los sonidos provocados por ustedes al hacer el amor un par de veces más.

Se quedaron el resto del tiempo acurrucados en la cama, con los ojos cerrados, sintiendo al otro, entre besos y caricias.

— T/N, debo decirte algo. — murmuró Joe.
— ¿Qué sucede?

Joe se relamió los labios y abrió los ojos para verte. Tú ya lo estabas viendo, preocupada.

— Yo... Es difícil de explicar... Pero pase lo que pase... Y espero que pueda rescatar a tu hermana...

Exhaló. Llevaste tu mano a su rostro, acariciándolo. Él tomó tu mano, disfrutando de cómo tus dedos pasaban por su rostro.

— No podremos volver a vernos nunca más.

Hubo un silencio sepulcral de parte de ambos. Tardaste unos segundos en caer en lo que te estaba diciendo. Intentabas asimilarlo.

— ¿Qué?
— Escucha, la gente dice que estoy solo siempre. McCleary debe habértelo dicho. Y es por una buena razón: cada persona que ha estado conmigo ha sufrido. Soy como un imán para la mala suerte, T/N.
— ¿Y eso que tiene que ver conmigo, Joe?
— Estoy acostumbrado a vivir así, T/N. Tengo a mucha gente que puede llegar a buscarme para matarme. Y no quisiera que estuvieras en peligro de nuevo por mi culpa de aquí a varios años. Es por eso que vivo así. Y por eso no salgo con chicas, ni tengo amigos.