Social Worker - Arthur (parte 2)

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De Joker (2019)

Los minutos pasaban lentamente en esa cita romántica que tú y Arthur compartieron en pequeño Café Gotham a dos cuadras de tu edificio.

Arthur finalmente te invitó café y donas, como había planeado. Y charlaron más sobre sus sentimientos que antes. Te repitió todo lo que dijo en la oficina, y más. Y tú correspondiste a sus ideas.

Ambos sintieron una descompresión en sus cuerpos al hacerlo. Llevaban mucho tiempo esperando para poder declarar al otro lo que realmente sentían y querían.

Se amaban como muy pocas parejas en el mundo lo hacían, y les era imposible darse cuenta aún de ello. 

Ese mismo día quedaron para una siguiente cita el día siguiente, en el parque. Arthur te acompañó a tu departamento, y te un beso, ésta vez en la mejilla.

Creía que se había propasado contigo al besarte en tu oficina. Tú le quitaste ese pensamiento negativo de la cabeza, y lo besaste en los labios, retirando al fin esa inseguridad de su mente.

Su camino a casa fue ágil. A pesar de que no tenía dinero para volver en autobús esos tres largos kilómetros a casa, Arthur sentía que flotaba.

Su típico andar garboso y cansino fue reemplazado por un vigor notable entre las miradas que pasaban a su lado.

Iba apurado. Quería contarle a su madre. Quería anotar todo en su diario. Pero más precisamente quería llamarte por teléfono. Ya te extrañaba.

Subió las largas escaleras prácticamente corriendo, llegó a su edificio, y esperó el ascensor con las piernas temblando por la emoción. Una sonrisa no pasaba desapercibida en su rostro.

— ¡Mamá! ¡Mamá! ¡No sabes lo que pasó!

Arthur dejó su diario sobre el desayunador, tiró los cigarrillos y el encendedor en la mesa de café, y casi frenando su cuerpo contra los marcos de la puertas, llegó a la habitación de su madre.

— Mamá. Mamá, oye. Tengo algo que contarte.

Pero su madre no volteó. Ya era de noche, y tal vez estaba durmiendo. Pero con su tono de voz... ¿Cómo no iba a despertar?

Se sentó en la cama, a su lado. Puso una mano sobre su hombro, y la movió.

— ¿Mamá?

Ella seguía sin moverse. Arthur la volteó lentamente. Tenía los ojos cerrados, la boca entreabierta, y estaba muy pálida.

Arthur pasó su mano por su mejilla. Estaba helada. Las lágrimas afloraron en sus ojos. La presión en su garganta fue cada vez más fuerte.

Habías llegado a tu casa prácticamente como Arthur, sonriendo para tus adentros y casi corriendo al interior. Tomaste el teléfono, y llamaste a la secretaria de la universidad de Gótica.

— ¿Hola?
— ¿Señorita King? Hola, soy T/N T/A — dijiste. — Mire, quería avisarle que estaré en el campus la próxima semana, a más tardar el otro lunes.
— Excelente, señorita T/A. ¿Pasó algo que debamos saber?
— No. No, nada importante. Solamente quería confirmar, y quería saber algo sobre la casa que me darán. ¿Tiene otra habitación?

Pensabas en la madre de Arthur. Debía tener su propia habitación. Sabías que Arthur había dormido toda su vida en el sofá de su sala de estar. El departamento era pequeño, y la habitación era su madre.

Ya era hora de que él tuviera su propia cama, y que la compartiera contigo, si no tenía problema. Tú no lo tenías.

La secretaria te explicó todas las dudas que tenías. No podías esperar a estar en el parque con Arthur el día siguiente. Querías hacerle la propuesta, y sabías que aceptaría.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora