Encuentro a Medianoche - Bruno Weiss

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De The Immigrant (2013)

- T/N, ¿Puedo hablar contigo?

Estabas en el camarín del cabaret. Tus compañeras voltearon a verte, todas a la vez, dejando de cambiarse.

Bruno estaba de pie bajo el umbral de la puerta, con ambas manos tocando la madera, esperando a que fueras a hablar con él.

Mientras caminabas hacia él, sentías el murmullo de tus compañeras.

Varias veces las habías oído decir que Bruno estaba loco por ti, y que te trataba como una princesa a diferencia de ellas.

No es que las maltratara, claro está. Bruno no era esa clase de hombre. Jamás pondría sus manos encima de una mujer. Y menos a sus "palomitas" como gustaba llamarlas.

Y todas se sentían muy atraídas hacia él. De a poco su auxilio las enamoró. Y habían hecho varias cosas durante los años para intentar lograr que él pasara la noche con ellas.

Varias veces le habían dado alcohol o también opio, para intentar llevarlo a la cama sin que él se diera cuenta de sus verdaderas intenciones, y acabara teniendo sexo con ellas sin saber realmente que estaba haciendo.

Pero todas las veces - digamos que al menos una o dos por cada señorita, y eran poco más de doce - Bruno había caído dormido. O se había dado cuenta antes de tomar, y se había ido sin recriminar nada a las chicas.

A veces te preguntabas si él sabía que era tan atractivo. O que podía enamorar a una mujer en un par de días. Tú, que llevabas un par de meses trabajando, ya habías caído bajo su encanto.

Pero aún así, no lo buscabas. No estabas detrás de él permanentemente, coqueteándole. Al contrario.

Era Bruno quien te buscaba. Era él quien coqueteaba contigo. Vivías incluso sóla con él en su casa.

Si, eras la más nueva, claro. Y viniendo a América desde un país europeo afectado por la guerra, no tenías mucho lugar a dónde ir.

Bruno gentilmente te dejó vivir en su casa, con él. Te daba comida, vestimenta, y en mayor importancia un techo.

Pero jamás, jamás te había tocado. Te buscaba para que tú le dieras tu consentimiento para que al menos pudiera darte un beso en la mejilla.

A veces te preguntabas hacía cuánto no dormía con una mujer, teniendo a quince a su alrededor que estaban locas por él.

Y más que nada en el mundo querías estar con él. Querías que fuera tuyo. Pero no lo hacías por miedo a cómo podían reaccionar las demás chicas.

- ¿Qué quieres? - dijiste, casi susurrando.

Hiciste un gesto con la cabeza, señalando a las chicas atrás, quienes seguían murmurando. Y Bruno se dió cuenta de ello.

- Ven.

Te alejó un poco, tomándote de la mano. Sus dedos se paseaban lentamente por tu piel. Sabías que aprovechaba de tocarte.

- Un hombre pagó mucho dinero para... Ya sabes.
- ¿Cuánto?
- Cien dólares.
- Cielo santo.
- T/N, se que odias hacerlo. Y yo odio cobrar dinero manchado por éste asqueroso trabajo. Pero es mucho, y creo que deberías aceptarlo. Es todo tuyo. Yo no me quedaré con nada.

Aceptaste. Un tipo más, un tipo menos. Ya no te importaba.

Bruno odiaba que tú tuvieras que acostarte con hombres. Pero por tí pagaban el doble o triple que por las demás.

Y el dinero es dinero, y el trabajo es trabajo. Y al fin y al cabo, ya te habías acostumbrado.

El show en el cabaret acabó, y Bruno escoltó a sus palomitas hacia el edificio. Ellas vivían frente a ustedes. Las saludó, y se dirigió contigo a su casa.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora