Joaquin Phoenix - Imaginas & One Shots

Movie Night - Theodore Twombly

De Her (2013)

Estabas sacando el dinero de tu billetera para pagarle al repartidor, cuando escuchaste unos golpes en la puerta. Rápidamente te dirigiste a abrir, pero la voz de tu asistente virtual en tu auricular, Angela, te detuvo.

— Espera, T/N. No es el repartidor. Según el GPS, aún está en camino.
— Entonces, ¿quién será? Ya es bastante tarde.
— Para tí, porque el resto de la ciudad está afuera, divirtiéndose, ermitaña.

Angela río, y tú también. Siempre hacían chistes sobre como a ti te gustaba quedarte en casa en vez de salir todas las noches, como el resto de tus amigos. Los golpes se oyeron de nuevo. Dejaste el auricular en una mesa, y te acercaste.

— ¿Hola? — preguntaste.
— Hola, T/N. Soy Theo. ¿Puedo pasar?

Tu corazón pareció saltar en tu pecho. Theo era tu mejor amigo desde hacía años, lo cual no quitaba que era un tipo muy apuesto, divertido, romántico y agradable que te gustaba desde esa misma cantidad de tiempo.

Se habían conocido en la escuela secundaria, y rápidamente congeniaron. Les gustaba la tecnología, los libros, el cine y la misma música: si no jugaban a un videojuego juntos, Theo inventaba alguna canción en su ukelele, y tú improvisabas algunas rimas.

Obviamente la amistad creció y creció, y durante la universidad decidieron llevarlo más allá. Oficialmente se volvieron novios, lo cual duró solo un mes y medio: no había una verdadera química romántica entre ustedes, pero si un cariño fraternal que no se rompió ni siquiera cuando Theo conoció a Catherine, su futura esposa.

Siguieron viéndose, claro. Ellos dos, Kenny, tu ex esposo y tú se reunían casi todas las noches luego del trabajo para tomar unos tragos en un bar cercano al edificio. ¿Quién diría que la separación de Theo lo llevaría a vivir un piso más arriba de tú departamento?

No era casual. A Theo le gustaba la enorme ciudad tanto como a ti. Y si algo detestaba, pero ocultaba, era vivir con Catherine en las casas más alejadas, los barrios ricos. Le gustaba disfrutar de los edificios, del ruido de los autos. Y en especial, le encantaba mirar por tu ventana hacia la metrópolis iluminada durante la noche, más brillante que de día.

Por ello, apenas vió la oportunidad, y sabiendo que tú también decidiste comprar ese apartamento luego de que Kenny te pagara lo pactado al divorciarse de tí, hizo lo mismo: gastó casi todos sus ahorros en el hermoso piso con vistas.

Además, estaba más cerca de tí que nunca. Siempre le dabas buenos consejos. Y si ambos se sentían solos, bastaba que él bajara las escaleras, tocara la puerta de tu hogar, y pasaban las horas juntos. Ambos disfrutaban la compañía más que nada. Y muchas veces, era lo que mejoraba el día para ambos.

Pero su voz sonaba muy rara ahora, melancólica. Había estado deprimido el último tiempo, pero extrañamente ahora lo notabas diferente. Tal vez necesitaba algo. Y por ello, abriste la puerta.

Theo alzó la mirada. Tenía los ojos vidrosos, como queriendo contener las lágrimas. Pero su sonrisa evadió esa tristeza, y te abrazó de repente. No dijeron nada hasta unos momentos después.

— ¿Qué sucedió, cariño? — preguntaste, acariciando la parte posterior de su cabeza.
— Tuve una noche desastrosa.

Tus dedos se hundieron más en sus cabellos mientras tu olfato captaba mejor su exquisita colonia. Sus fuertes brazos te soltaron enseguida, y sin más lo tomaste de la mano y lo llevaste adentro, sentándose ambos en tu sofá.

— Cuéntame, ¿Qué pasó?
— Samantha... Ella... Ya sabes. Yo no estaba muy entusiasmado de hacerlo.
— ¿Hacer... qué exactamente?
— Ella... — exhaló, cerrando los ojos. — Ella contrató el servicio de una chica que ayuda en las relaciones entre humanos y sistemas operativos. Ya sabes...
— Una prostituta.