Eres un Ángel - Joe

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De You Were Never Really Here (2017)

Joe.

¿Me amas?

No me dejes.

Te lo pido.

Te amo.

Joe pensaba mucho, estando sentado en un sauna al que solía ir una vez a la semana para relajarse.

Lo habían creado específicamente para veteranos, para que pudieran quitarse el estrés. Y sí servía.

Pero en éstos momentos, se agarró la cabeza. Sentía que su cerebro parecía licuarse minuto a minuto. Y tal vez un poco de presión con sus manos ayudaría.

No sirvió.

No podía parar de pensar en tí. No es que tú le provocaras jaquecas. Al contrario. Tú lo hacías sentir bien.

Es solo que toda la situación, todas las ideas, todo se condensaba allí. Y al mezclarse todos sus pensamientos, sentía que quería vomitar.

Lo que quería hacer era lo que lo hacía sentir mal. Pero no tenía caso. Debía hacerlo.

Debía dejarte para que estuvieras a salvo. Si te amaba, debía dejarte ir.

Hacía un año que era tu novio. Un año en que se había enamorado profundamente de tí. Y tú de él.

No era un hombre común. O al menos, no era un tipo de la clase a la que estabas acostumbrada.

Te llevaba varios años de diferencia, pero no era ese el problema. Para nada. El problema era que Joe era muy, pero muy complicado.

Y eso es lo que más amabas de él.

Cuando lo conociste en ese supermercado de tu barrio, por casualidad, sentiste mariposas en el estómago al segundo que atajó la lata que casi cae de tu canasto con gran velocidad.

No te dió tiempo de nada. Pero él, con rápidos reflejos, no dejó que la lata cayera al suelo.

— Oh, graci---

Tan sólo corriste un mechón de tu cabello, que te estaba interrumpiendo la vista. Vista que se dijo agradecida de verlo, allí, frente a tí.

Era apuesto. Y muy grande. Pero algo en sus ojos te cautivó de repente. Parecía que sin articular palabra, esos ojos decían todo.

Te habías quedado prácticamente boquiabierta. Debiste parecer una imbécil.

Te tildaste a tal punto que él, que tan solo te miraba confundido, dejó salir una risita, y habló con una voz más profunda de lo que habías creído.

— ¿Estás bien?
— Yo... Si. Si, si, si, si. Perfectamente.

Tras esa abundante barba, lo viste sonreír. Volteó, y siguió su camino entre las góndolas.

Tú sólo seguías viéndolo. Y lo buscabas con la mirada, casi persiguiéndolo, mientras él se sorprendía de haberle sonreído a una extraña.

Una hermosa extraña.

Joe jamás pensaba en invitar a salir mujeres. Su última novia, de las dos que tuvo en toda su vida, lo había dejado hacía veinte años.

Luego de eso, sumado a su tiempo en Irak y Afganistán, dejó a las mujeres y a los placeres de la carne lejos de sí.

Sentía que no tenía tiempo para ellas. Y que si quería ser bueno en su trabajo, debía dedicarse a él el ciento por ciento.

Aunque claro, a veces su madre sacaba el tema. Y a veces, luego de un trabajo de rescate, se sentaba al borde de su cama, aburrido.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora