Cartas - Theodore Twombly (parte 1)

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De Her (2013)

"Querida T/N
No tienes una idea de cuánto te extraño. Estando aquí en el hotel, sólo puedo recordar esa vez que viajamos desde Los Angeles a Nueva York, y acabamos en ese hotel con vista al Puente de Manhattan.
Y tan sólo tengo el vago recuerdo de verte observando la ciudad desde la ventana, recostado en la cama, torneando tu cuerpo desnudo con mis ojos, memorizándo cada curva en mi mente para recordarte ahora que estoy lejos.
Al menos creo que las cartas aún nos unen por un vínculo mucho más real que las llamadas con el auricular. Y eso es lo suficientemente real como para imaginar que estás conmigo en ésta habitación.
Te amo mucho, amor. Feliz aniversario.
Jerry."

Jerry, tu novio, se encontraba en París por su trabajo. Debía encontrarse con varios de los más grandes funcionarios públicos del mundo, y darles una charla.

Eso te enorgullecía. Tener un novio importante era algo de lo que alardear.

Pero había un problema. Jerry jamás enviaría una carta escrita de tal manera. Podía ser un genio hablando. Pero por escrito y al momento de expresarte realmente lo que sentía, esa era su debilidad.

Jerry debía haber encargado la carta a BellasCartasEscritasAMano.com, como había hecho varias veces desde hacía tres años.

Él te decía que no, que él mismo las escribía, pero no era así. Y te diste cuenta de ello cuando, una vez que recibiste una, rompiste el sobre sólo para encontrar la marca de la empresa dentro.

Aún así, no le decías nada. Su intención no era mala.

Pero luego te ponías a pensar. Jerry se iba de viaje, dándote un seco beso de despedida. Tal vez hablaba con un empleado de esa extraña empresa, y le decía "mándale una carta de mi parte." Eso era todo. Se olvidaba por completo de tí.

Fue al finalizar esa última carta que realmente te enojaste con él. No era nada del otro mundo enviar cartas con ese tipo de empresas que trabajaba con gente a la que realmente no se le daba lo de escribir.

Pero negar que lo hacía, que contactaba con la empresa, y además negarse a hablar contigo por teléfono (como bien había expresado la carta) ya era algo fuera de lo común.

Comenzaste a sospechar de Jerry. Debía haber una razón tras ello.

Pensaste durante unos días. Hiciste varías maquinaciones mentales. Y recibiste otra carta en tu buzón.

"Querida T/N.
Te extraño mucho. ¿Cómo te está yendo en el trabajo? No me lo digas. Puedo imaginar lo bien que rindes cada día, pues es extraño imaginarte haciendo algo mal.
Extraño mucho ver tu sonrisa cada mañana al despertar. Y que al abrir mis ojos, sólo me encuentre con los tuyos. Y que allí, y sólo allí, en ese momento en que nada existe alrededor nuestro, pueda unir mis labios a los tuyos.
Pienso en tí todos los días. Te amo.
Jerry."

Eso fue el colmo. El primer año, al recibir sus cartas, te creías que él las enviaba. Era su letra incluso. Pero Jerry nunca te hablaba así estando contigo. Menos lo iba a hacer estando lejos.

Le llamaste por teléfono, teniendo en cuenta el cambio horario.

- ¿Hola?
- Hola, Jerry.
- T/N. No esperaba tu llamada. Te he dicho miles de veces que no me llames cuando estoy lejos.
- Lo sé, cariño, lo lamento. Es sólo que... Tenía una duda respecto a---

Se oyó una voz de fondo de repente. Jerry le respondió un escueto "ya voy", y volvió a tí.

- Debo irme. Tengo una conferencia a la que asistir. Llámame mañana. Adiós.

Cortó sin que pudieras saludarlo. Cortó sin siquiera decirte te amo, su firma clásica en cada carta.

Ni siquiera quiso hablar contigo por su tercer aniversario de novios.

Jerry era un abogado estupendo. Y tus padres miles de veces te habían dicho la gran estabilidad económica que él te brindaba, y coincidías con ellos.

Pero el dinero no es todo en una relación. Lo principal es el amor. Y Jerry carecía de amor. Al menos contigo. Y siempre había sido así.

Te decidiste entonces a ir a las oficinas de BellasCartasEscritasAMano.com y hacer una seria investigación sobre si Jerry había pedido las cartas, y hablar con algún empleado que te pudiera decir si había hablado con él.

Las oficinas eran grandes. Debían tener muchísimo trabajo todos los días.

Te dirigiste a la recepción, encontrando a una mujer allí.

- Hola. ¿Puedo ayudarla?
- Hola. Si, de hecho si. Necesito hablar con un empleado en específico.
- ¿Puedo saber la razón?
- Es que... Es difícil de explicar. Me gustaría hablar con él o ella en persona.
- Comprendo, señorita, pero no podemos comprometer el anonimato de cada empleado, por eso le estoy pidiendo que me diga la razón por la que quiere hablar con uno de ellos.

Exhalaste. Te la estaba haciendo difícil.

- Necesito hablar con la persona que escribe las cartas a nombre de mi novio, que creo que me engaña. Creo que él manda a escribir las cartas para que no sospeche, y quiero confirmar eso con el escritor o escritora.

La recepcionista te miró fijamente sobre sus lentes, bajando un poco la cabeza. Cerró los ojos y espiró.

- ¿Cómo se llama la persona que encarga las cartas?
- Jerry. Jerry Nate.
- Nate.

Ella tecleó en su ordenador, y buscó. Luego de un par de minutos, en que observabas a todos los empleados trabajar, fijaste tu vista en un apuesto hombre de mostacho y lentes que hablaba a su ordenador a unos veinte metros de dónde tú estabas.

- ¿Señorita? Acompáñeme, por favor.

La mujer se levantó. La seguiste. Y se dirigió a los cubículos de los empleados, justamente al hombre al que habías estado observando con gusto.

- Theo. Ésta señorita quiere hablar contigo.

Theo. Lindo nombre para un lindo sujeto. La mujer se fue de nuevo a la recepción, dándole espacio para que te viera.

- Claro, ¿qué---?

El hombre te observó con detenimiento, con sorpresa. Tenía unos profundos ojos esmeralda que parecían ver tu alma. Pero su sorpresa fue mayor, cortándose el aire al momento en que iba a hablar.

Enrojeció de repente.

- ¡Hola! - dijiste, como para romper el incómodo silencio. - ¿Theo?

No respondió. Sólo asintió un par de veces con la boca entreabierta, como si hubiera visto un fantasma.

- Bien, Theo, quería hablar contigo, si es posible.

Eso lo hizo volver a la realidad.

- Claro... Lo... Lo siento... ¿Cómo te llamas?
- T/N.
- T/N. ¿Qué...? ¿Qué necesitas de mí?
- Yo sólo quiero hablar sobre mi novio, Jerry Nate.

Te miró extrañado, frunciendo el ceño, cómo si supiera lo que ibas a decir.

- ¿Qué necesitas hablar sobre él? No quiero ser descortés contigo, pero no puedo romper la confidencialidad de los clientes.
- Y tu recepcionista no puede romper el anonimato de los empleados.

Sonreíste tras la pequeña broma. Theo sonrió luego, dejando salir una carcajada.

- Lo siento. Fue idiota de mi parte. - dijiste.
- Para nada. - se rió de nuevo. - Fue divertido, porque es real.
- Hablando en serio, ¿Quieres ir a tomar un café conmigo, y así hablamos de Jerry?
- ¿Pero que quieres saber realmente sobre él?
- Creo que me está engañando con otra mujer cada vez que viaja. Y que te dice a tí de mandarme cartas para que yo no sospeche.

Theodore hizo silencio, y se quitó los anteojos. Luego de refregarse los ojos unos segundos, nervioso, volvió a ponérselos. Y te miró de nuevo.

- Vamos por ese café. Tengo mucho que contarte.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora