+18. PEDIDOS ABIERTOS a mensaje privado o en los comentarios!!
Algunos son de mi autoría, otros son traducidos de Tumblr.
Mucho fluff, smut, headcannons(HC's) y algunas historias de varios capítulos con distintas temáticas y géneros.
Espero que los...
Vamos adarle un poco de amor a este personaje... De Return To Paradise (1998)
— El chico está en la última celda. — dijo el Alcaide, en un inglés en el que se acentuaba su malasio natal. — Toque la puerta cuando deba salir. El guardia va a estar esperándola.
Miraste la hora en tu reloj pulsera, secándote el sudor de la frente. Hacía mucho calor.
Hacía dos años que estabas en Malasia, casi la misma cantidad de tiempo que el tal Lewis McBride llevaba encerrado en esa asquerosa prisión por una enorme cantidad de drogas que tenía en su poder.
— Casi lo olvido. — dijo el Alcaide. — Esta es una foto del chico con sus dos amigos. Estamos esperando a que ellos vengan a ser juzgados también.
El viejo te pasó una foto. Estaba en blanco y negro, algo rota, pero era visible, y estaba archivada en la carpeta del joven.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Cuál de ellos es? — El de la derecha. — ¿Él es...? — ¿Sí? — El joven... ¿Es peligroso? — Era un activista de Greenpeace antes de que lo encarceláramos. Pelea contra la violencia. No le hará nada. Es inofensivo.
Observaste al tipo de arriba abajo antes de salir de la oficina. Te dirigiste escaleras abajo hacia las celdas, observando hacia sus interiores. Oscuras, húmedas, deterioradas y pequeñas. Pobres tipos.
Lewis McBride estaba en la celda al final del pasillo, del lado izquierdo. El guardia abrió la puerta y te dejó pasar, cerrando trás de si.
Observaste otra vez el pequeño lugar. Ni siquiera había una mesa. Solo platos y una cacerola sobre una improvisada fogata en el suelo.
Lewis McBride estaba acostado en un catre. No tenía ni colchón ni sábanas. La luz ingresaba por la mini ventana que tenía tres barrotes, y cuya vista daba al enorme patio de la prisión.
Y era gracias a esa luz que podías ver al joven, cuya espalda desnuda y húmeda por el sudor estaba lastimada y llena de cardenales en varios lugares. Estaba temblando, llorando.
— ¿Lewis?
No respondió.
— ¿Lewis McBride?
Muy despacio, el joven volteó a verte. A grandes rasgos, le dolía el cuerpo. Se quedó recostado observándote, sin decir nada, sin siquiera asentir.
— Soy la doctora T/A. Me dijeron que te estabas quejando, que te dolía algo. ¿Puedo revisarte?
Lentamente se sentó, asintiendo. A medida que te acercabas a él, comenzaste a notar que el apuesto rostro del joven también estaba magullado por golpes. Y sus ojos, verde oliva claro, estaban vidrosos y rojos de tanto llorar.
— ¿De dónde eres? Hablas muy bien inglés. Pero tu acento es extraño. — Soy de (Tu lugar de nacimiento). Y no creas que no me cuesta hablar tu idioma. — dijiste, sonriendo.
