Joaquin Phoenix - Imaginas & One Shots

Videojuego - Theodore Twombly

- L.A. Videogames, soy T/N, ¿en qué puedo ayudarlo?

Habías recibido una alerta de llamada entrante de tu sistema operativo, y cuando atendiste, repetiste la misma frase que solías decir cada vez que una llamada de quejas caía a tú oficina.

- Ah... Hola, T/N. Soy Theodore Twombly. Te hablaba porque anoche he tenido un problema con un reproductor holográfico de la consola. Creo que está roto. Y quería saber si podían enviar un técnico a repararlo. Estoy solo, y creo que los videojuegos son los únicos que me hacen compañía.

Se rió por ésto ultimo. Su voz era suave, profunda y melódica. Seductora.

Viste a tu alrededor, y solo estaba Emily en el cubículo que compartías con ella y con Jonathan. Recordaste que él estaba enfermo, y había pedido la semana.

Tendrías que ir tú a repararlo.

- Bien, señor Twombly. Estaré allí en media hora. ¿Es posible?
- Si. Es sábado, y entro a trabajar a las diez, asi que si.
- Bien. Espéreme. Llevaré los repuestos.
- Gracias. Te lo agradezco.
- Deme su dirección.

Querías verlo más que nada. Cientos de rostros pasaban por tu cabeza, enmarcando esa hermosa voz. 

Llegaste a la dirección, y subiste el ascensor. Cuando tocaste la puerta, esta se abrió rápidamente.

- ¿Señor Twombly?
- Tu debes ser T/N.

Estrechó tu mano mientras asentías. Te quedaste viendo a su profunda y verde mirada. Tenía unos ojos bellísimos.

- Pasa, por favor.
- Gracias. - te descolgaste la mochila. - Qué lindo departamento.
- Gracias. - se rió, y se quedó mirándote.
- ¿Cuál es el reproductor?

Tu pregunta lo hizo volver a la realidad. En esos segundos, estaba absorto en sus pensamientos.

- Oh, claro. Por aquí.

Lo acompañaste hasta donde estaba el reproductor, en una repisa. Lo observaste detenidamente.

- Tiene el lente roto. ¿Se ha caído o algo?
- No. Ni siquiera lo toco.
- Qué extraño. Bueno, cosas que pasan. Se lo cambiaré enseguida.

Theodore observó su reloj. Eran las nueve y cuarto.

- Lo haré lo más rápido posible.
- Por favor.

Cambiaste el lente del reproductor en veinte minutos. Theodore te acercó un vaso de jugo.

- Ahora hay que probarlo, señor Twombly.
- No dará tiempo. La consola tarda mucho en iniciar.
- Bien, haremos lo siguiente. Cuando vuelva de su trabajo, o directamente mañana, llame de nuevo. Pero a éste número. - sacaste una libreta y escribiste. - Es el de mí oficina. Así no lo atenderá otro empleado.

Theodore recibió el papel, y lo leyó como si fueran palabras mágicas y no números.

- Gracias por todo. ¿Cuánto es?
- Serían treinta dólares, señor Twombly.
- No me digas señor Twombly. - dijo riendo, extendiendo los billetes. - Me haces sentir viejo.
- Lo siento, es la costumbre. ¿Theodore?

Asintió, sonriendo.

- ¿Y cuántos años tienes, Theodore?
- Treinta y cinco.
- Entonces si, te llamaré por tu nombre.

Estrechó tu mano. Pero no la soltó. Se quedó viéndote unos segundos, en los que tú también lo observaste en silencio. Un silencio que no incomodó a ninguno.

- Debo irme.
- Cuando pruebe ésto, te llamaré.
- Hazlo. Si vuelve a fallar y no avisaste...

Pasaste tu dedo por el cuello, como cortándolo, lo que lo hizo reir mientras decía un breve "adiós" a la par que te retirabas.