Joaquin Phoenix - Imaginas & One Shots

Surreal Vortex - Cómodo (parte final)

De Gladiator (2000)
Idea original de Lady_de_Loki

Al amanecer, le contaste a Cómodo más cosas que él no podía creer. Mandó a arrestar a los senadores que confabulaban contra él, y con mucho dolor, a su propia hermana.

A ellos los encerró lejos de Roma. Lucio se quedaría con él. Y Máximo... Bueno. Todos los gladiadores mueren por sus heridas en algún momento, o por un motín en el gimnasio.

Al menos esa podía ser la excusa perfecta. Cuando Cómodo te dijo que quería pelear contra Máximo en la arena, le hiciste comprender que moriría en sus manos.

Fue entonces que hizo traer a Máximo al palacio. Se encerraron en una habitación en la que Cómodo comenzó a provocarlo, y Máximo, hundido en la ira, se abalazó sobre él.

Entre los gritos del emperador y los insultos de Máximo, los guardias entraron y acabaron enterrando sus espadas en el cuerpo del gladiador, antes general.

Cómodo hizo incluso duelo en el imperio por la muerte del gladiador que quiso traicionar a su emperador y asesinarlo. Lloró en público por ello. Y tú casi reíste.

Cómodo era un excelente actor. Tal y como el actor que le dió vida en la película y cuya apariencia él tenía. Era como un bucle sin sentido.

La gente estuvo de luto. No se celebrarían juegos en dos semanas, dijo. Y cuando volvieran, serían en honor a Máximo, campeón invicto hasta su muerte.

De repente, Cómodo utilizó tus consejos. No disolvió el Senado, como él quería, para quedar sólo como Emperador. Te siguió la idea. Dejó al Senado decir sus opiniones, y sin sus contrarios, prometió cumplirlas.

Bajó los impuestos, dejó de vender grano a los demás países, celebró juegos solo una vez por semana, y le dió mejores pagos a los pretorianos y ejército. Tenía a todo el mundo de su lado de repente, cosa que nunca creyó que cumpliría.

Pero a cada día que pasaba, y que él estaba más contento a tu lado, con todos amándolos, comenzabas a pensar si alguna vez volverías a tu propia realidad, o si te quedarías allí para siempre.

¿Qué había pasado contigo? ¿La desaparición se había denunciado? Kelly fue la última que te vió. ¿Qué habrá hecho ella? ¿Y qué sentirían tus padres? ¿Y qué diría Daniel? ¿Y en tu trabajo?

Habías contestado miles de preguntas, de Cómodo, de Lucio, y de los senadores. Y ahora eras tú la que no tenía respuestas sobre tu propio futuro.

Sin quererlo, habías cambiado las vidas de ésta realidad alterna, si es que era una realidad alterna. Y lo mejor — o peor — es que te estabas acostumbrando a ella. Pero no había caso. Extrañabas tú mundo.

— T/N, ¿Puedo hablar contigo? — dijo Cómodo, sacándote de tus pensamientos.
— Claro, César.

Cómodo rió. Siempre lo hacía ante éste apodo, que de tus labios era de cariño y no de poderío. Era como decirle 'cielo' o algo así.

— Quería proponerte que te conviertas en la emperatriz de Roma.
— ¿Q---qué?
— Estoy enamorado de tí, T/N. Creo que eso ya lo sabes. Pero además creo que, con tu sabiduría, con todo lo que sabes de nosotros, éste Imperio florecerá. Será mucho más grande que el Imperio de mi padre. Será glorioso. Y perdurará en el tiempo. Pero no puedo hacerlo solo. Te necesito.

Te puso de pie, te alejó de la silla en que te sentabas, y te besó. Era una propuesta muy surreal, ser su esposa, dominar un Imperio de otra realidad. Pero sus besos... Te dejaste llevar.