Joaquin Phoenix - Imaginas & One Shots

Partners - Joe (parte 1)

Éste va a tener unas dos o tres partes más, depende de cómo desarrolle la historia.
De You Were Never Really Here (2018) y Buffalo Soldiers (los flashbacks, 2001).

- Ramsons. Annie Ramsons. - dijo John.

Estabas sentada en un hermoso sofá negro de tres piezas, forrado en cuero, frente al jefe.

Tomaste algunos confites de los que éste gordiflón que te pasaba los trabajos solía poner en una compotera.

- Tienes que poner más confites.
- Ya sabes. Tú vienes y comes. Joe viene y come. Todos ustedes, hijos de perra, vienen y comen.

Te reíste. Era un trato muy común entre ustedes. Hacía muchos años que se conocían.

- ¿Joe vino?
- Hace un par de horas.
- ¿Cómo está?
- Con treinta kilos de más, barba y cabello largo.
- Por Dios, se nota que hace mucho no lo veo.

Hacía unos cinco años que no lo veías. Habían sido muy unidos durante la guerra, en Afganistán. Pero ahora, casi parecía un sueño muy lejano haberlo conocido.

- ¿Annie Ramsons? - preguntaste, volviendo al tema. - ¿Porque me suena su apellido?
- Su padre tiene muchas acciones en el Canal Siete. Es prácticamente el dueño.
- Ah. ¿Cuánto le dijiste que le costaría?
- Setenta mil. Dijo que te daría cien si los, ¿Cómo te gusta decir? Machacas un poco.
- Explícame de nuevo qué quiere.

John exhaló, tomando un trago de whisky. Acomodó sus brazos en el escritorio. Y habló.

- Matthew Ramsons perdió a su hijo hace poco menos de una semana. Unos malechores entraron a su mansión, y lo mataron cuando el chico quiso defender a su hermana.
- Annie.
- Exacto. Matthew encontró a su hijo desangrándose en la habitación. Falleció en sus brazos. Y los hijos de perra se llevaron a Annie. Lo peor es que él sabe en dónde está ella. Y sabe quién la secuestró.

Comprendía la situación. Los secuestros eran más que comunes. Como también era común el uso de gente como tú para recuperarlos y, digamos, "hacer justicia".

- John, escucha, no lo sé. Joe suele encargarse de éste tipo de trabajos, de rescate. Yo... Yo soy...
- T/N, por favor. Él también mata a esos tipos. ¡Y con un martillo! ¿Sabes lo que cuesta limpiar todo? Al menos tú eres más ordenada.

Aceptaste el trabajo. Pagaba bien, mejor que lo que cobrabas comúnmente; cincuenta grandes más.

Y John tenía razón. Joe parecía desaparecer luego de cada trabajo, gracias a un amigo del FBI que borraba las cintas de seguridad.

En cambio, tú tenías mejores planes a la hora de actuar. ¿Pero rescates? Jamás lo hacías. Joe mataba, sí. Pero tú eras ASESINA A SUELDO con todas las letras.

No te remordía hacer lo que hacías. Luego de la muerte de tu madre, ya nada te remordía.

Cuando habías entrado al ejército, tenías dieciocho. Corría el año 2001. Acababas de salir de la escuela secundaria, y decidiste enlistarte tal y como tu fallecido padre había hecho.

Todos en la escuela tenían sueños, metas, trabajos comunes a los que aspiraban. Tú querías servir al país. Era extraño en una mujer. Pero allí estabas.

Pero no había nada que hacer. Se la pasaban en el regimiento, entrenando.

Allí habías conocido a Joe: debía tener unos veinticinco, y era muy guapo, pero tímido, y muy callado. En sus ojos esmeralda pálido se veía dolor.

Aún así, te acercaste a él al ver que nadie lo hacía. Te había gustado mucho desde que lo viste. Y entablaste conversación mientras fumaba un cigarrillo. Lo viste sonreír, y allí comenzó una larga amistad.