Central Park - Bruno Weiss

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De The Immigrant (2014)

El tipo parecía un animal desenfrenado.
Había sido cortés contigo al principio, cuando pagó tus servicios; pero para cuando llegaron al departamento en que vivías, cambió de repente.

Se transformó en una fiera. Rompió tu ropa y te lanzó sobre la cama, dándote un fuerte golpe con el dorso de su mano que partió tu labio.

Luego te volteó, quedando tu rostro contra el colchón, y apretó tus manos contra tu espalda. Te dió varias nalgadas muy fuertes sin dejar de reír mientras se desprendía el pantalón.

Sin pensar para nada en ti, te penetró de repente. Te dolía muchísimo, pero no por su tamaño, que de hecho era pequeño, sino por su rudeza. Estabas llorando, pero para nada por placer.

Incluso te había mordido el hombro, lastimandote, acallando sus asquerosos gemidos. Para tu alegría, todo acabó en menos de cinco minutos. El tipo bajó de la cama, y sin decir nada, se fue.

Te quedaste llorando, sin poder moverte. El dolor en todo el cuerpo se acrecentaba, pero el dolor emocional era aún peor.

Aún así, te sentaste en la cama, envolviste tu cuerpo con una manta, y te dirigiste a la entrada. Bruno no tardaría, debías decirle lo ocurrido.

Bruno. Era un imbécil a veces, y tu lo rechazabas constantemente. Pero jamás en la vida, no importara lo que le hicieras o dijeras, te haría lo que hizo ese tipo.

Miraste por la ventana del pasillo de tu piso, observando como había comenzado a anochecer. Con cuidado, bajaste los peldaños uno a uno, desde el tercer piso hasta casi llegar a la planta baja, cuando oíste la puerta abrirse.

— ¡Adios, palomitas! — gritó Bruno a las demás chicas.
— ¡Adios, Bruno! — respondieron, con su habitual coqueteo hacia su jefe.

Bruno entró sonriendo al edificio, pero se quedó pasmado al verte cinco o seis escalones más arriba.

— ¿T/N... Qué...?

Susurraste su nombre. Y eso fue todo. Lo próximo que recordaste fue tener tus manos alrededor de su cuello, y ser cargada en sus brazos los tres pisos hacia el departamento.

Bruno te depositó en su cama, la misma en donde había ocurrido el atroz hecho minutos antes, y corrió hacia el botiquín del baño. Se quitó el saco, y se sentó a tu lado, al borde de la cama.

— Por Dios, T/N, dime qué ocurrió.

Estabas volviendo a la realidad. Bruno no se movía, pero su respiración era acelerada. No entendía nada, pero notaba cada vez más lo dañada que estabas.

— Casi caes por la escalera. — prosiguió. — Cuéntame, por favor.

Usualmente era Bruno quien se acercaba a tí. Siempre intentaba tomar tu mano, y si lograba apenas tocarte, su corazón estallaba en alegría.

Ahora fuiste tú quién dió el paso. Lo acercaste a tí y lo abrazaste, llorando otra vez. Él intentaba calmarte. Y lo logró.

— El tipo... Él... Dios...
— Tranquila. Despacio. ¿El rubio?
— Sí... Él... Él me golpeó y me...

No hizo falta decir nada más. No era una violación, puesto que tú habías aceptado estar con él voluntariamente. Pero era la forma en la que te había tratado lo que te hacía mal.

— ¿Te duele algo?
— Las piernas. Mucho. Y... Él me mordió, Bruno.

Te diste vuelta con cuidado, bajando un poco la manta para que viera tu hombro desnudo, sangrante.

Joaquin Phoenix - Imaginas & One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora