Martes
No logré despertarme a tiempo para la primera clase. Tampoco fue una sorpresa para mi, al menos no después de haberme desvelado hasta la madrugada llorando por recuerdos.
Mis ojos se sentían pesados e hinchados. Aproveché que la mayoría de los estudiantes estaban en clase para bajar a la pequeña cocina que estaba en nuestra sala común, tomé dos bolsas de té que encontré, las preparé en una taza y la subí a mi habitación.
Moví las cartas, fotos y todo lo que había sacado de la caja la noche anterior, para poder acostarme a gusto.Me tomé el té, y saqué las bolsitas para ponerlas en mis ojos.
Estuve así por un rato, pero mis ojos se sentían igual de pesados. No conocía algún hechizo para desinflamar los ojos, aunque no dudaba que existiera alguno. Me miré al espejo y, efectivamente, seguían hinchados.Mientras esperaba a que deshincharan, metí todas las cosas de vuelta a la caja, y de ahí metí la caja a mi baúl.
Seguía en pijama guardando mis cosas cuando escuché que alguien tocó la puerta.
—¿Si?
—¿Ate? Soy yo... y Theodore y Blaise— dijo Daphne al otro lado de la puerta —¿Podemos pasar?—
—Mm... si...— corrí hacia el baño pero ya era muy tarde, pues habían abierto la puerta antes de que yo accediera.
Al inicio entraron bromeando hasta que vieron mi cara y mi habitación.—¿Ate, qué pasa? ¿Estás bien?— preguntó Daphne.
—¿Y todas tus cosas? ¿Tus libros, decoraciones...?— preguntó Blaise.
—¿Por qué vaciaste tu habitación? ¿Qué está pasando?— preguntó Theodore acercándose a mi. Nuevamente se formó un nudo en mi garganta. Sabía que si hablaba, lloraría, así que sonreí tratando de tragarme mis lágrimas —Ven acá— me abrazó y yo me solté a llorar—No sé qué esté sucediendo, pero sabes que estamos aquí para ti—
Blaise y Daphne me miraban con preocupación y compasión, y trataban de descifrar lo que yo estaba pasando. Sabía que tenía que decirles. No podía solo irme y ya.
—Necesito decirles algo— dije llorando. Blaise y Daphne se sentaron en la cama. Theodore estaba a mi lado abrazándome. Respiré profundamente hasta tranquilizarme y hablé —Me voy de aquí—
—¿Qué? ¿De qué hablas? ¿A qué te refieres?— preguntó Blaise.
—Mis padres están preocupados por todo lo que está sucediendo... ya saben: Voldemort, el ministerio, todo... Y ellos consideran que lo mejor será que huyamos...— de nuevo comencé a llorar, y Theodore me abrazó nuevamente.
—¡¿Qué?! ¡¿A dónde?!— preguntó Blaise.
—¡¿Cuando?! ¡No puede ser!— exclamó Daphne.
—No lo sé, aún no sabemos a dónde... Sólo sé que me voy el sábado.
—Demonios.— susurró Daphne viéndome triste a la cara.
Daphne comenzó a llorar y caminó hacia mi para abrazarme. Blaise nos miraba desde atrás, él nunca lloraba, era muy frío, pero se notaba su mirada triste. Y Theodore, él estaba ocultando sus lágrimas, pero al final no lo logró y volvió a abrazarme.
Me dijeron lo mucho que me iban a extrañar, y lloré por un rato más.—¿Draco sabe?— preguntó Blaise.
—No. Me enteré ayer en la noche, y no lo he visto desde antier— Blaise me miró triste —¿Ustedes lo han visto?— pregunté y los tres negaron con la cabeza.
—No entró a la clase de hoy tampoco— dijo Daphne mientras limpiaba sus lágrimas.
Después de un tiempo, Blaise decidió que no pasaríamos nuestros últimos días juntos deprimidos, así que propuso ir a ver el partido de quidditch de Gryffindor contra Hufflepuff como lo hacíamos antes de que tuviéramos tantos problemas.
Por la tarde fuimos, y por un momento olvidé que eran mis últimos momentos con ellos. Nos reímos mucho, gritamos, comimos bastante y nos divertimos mucho.
Todo iba perfecto hasta que lo vi entrar a las gradas.Se veía tan bien con ese traje negro que siempre se ponía. La manera en la que se peinaba, y el perfume que usaba. Todo en él era perfecto.
Buscaba a alguien con la mirada, y luego me encontró. Subió hasta donde estábamos nosotros y los chicos me miraron con compasión.
—¿En dónde has estado?— pregunté.
—Estuve ocupado con...— le interrumpí.
—Draco, tenemos que hablar— su sonrisa se desvaneció por completo y cara se llenó de preocupación al ver mi rostro lleno de tristeza.
Bajamos las gradas y salimos del estadio. Me preguntó si era muy importante y le dije que si, así que fuimos hasta mi habitación. Al entrar, lo primero que notó fue lo vacía que estaba.
—Atenea, ¿qué está pasando?— preguntó serio.
—Draco, yo...— el nudo en la garganta reapareció.
Ya estaba harta de no poder terminar mis oraciones porque las ganas de llorar me invadían. Estaba demasiado triste y lo peor de todo era que era algo que no podía controlar.
Lo miré a los ojos y una lagrima salió de mis ojos.—No... no es cierto... dime que no es verdad— dijo Draco mirando el baúl. Suspiré. —¡Dios mío, habla! ¡Dime algo!— gritó molesto y triste.
—Yo no decidí esto, ¿si? Mis papás están muy preocupados. Están preocupados incluso por ti y tu familia.
—No, esto es una mierda.
—Escucha, mi padre ayudó a tu padre a salir de Azkaban, y ahora mi padre tiene miedo de ser reclutado por los mortífagos, o peor aún, de ser obligado a unirse a ellos.
Draco se quedó callado por unos segundos viendo al suelo.
—¿Cuándo te vas?— preguntó serio.
—El sábado.
—¿A dónde?
—No lo sé.
Draco asintió con muchos sentimientos mezclados, se dio la vuelta y se fue azotando la puerta de mi habitación. Ni siquiera me dio tiempo de ir tras él.
Me senté en mi cama para luego acostarme en posición fetal y llorar nuevamente hasta quedarme dormida.-
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FIX ME
FanfictionNOTA DE LA AUTORA: Esta historia se divide en tres partes. La primera parte para Draco Malfoy, la segunda para Theodore Nott y la tercera es sorpresa. Les recomiendo leer todas las partes para entender mejor la trama. Hemos escuchado mucho acerca d...