FIX ME

Capitulo 39

Theodore y yo caminamos por los pasillos cuidadosos de que nadie que estuviera cerca pudiera vernos.

Al llegar, tocamos la puerta para asegurarnos de que no había nadie, y nadie respondió. Tocamos una última vez y, nuevamente, lo único que recibimos fue silencio. Theodore me miró y abrí la puerta con cuidado.

—Checa que no haya nadie adentro— dijo Theodore.

Me metí a la habitación, y al ver que estaba vacía llamé a Theodore para que entrara, y así lo hizo.

—No sabía que los prefectos superiores tenían habitaciones VIP— dijo Theodore mirando a su alrededor y yo reí.

—Y además de darte las mejores habitaciones con las mejores vistas del castillo, te pagan— añadí.

—¿De verdad?— preguntó Theodore sorprendido y yo asentí riendo —Entonces quiero ser uno. Imagínate, te dan lujos, y te pagan por castigar niños— reí.

—Si, es genial para ellos. Aunque no cualquiera puede serlo, sólo los alumnos con los mejores resultados en sus EXTASIS pueden calificar para serlo. Después, eligen a los que tienen más experiencia y un buen historial—

—Entonces todos ellos deben de ser genios— dijo Theodore.

—Básicamente— sonreí y luego comencé a ver por la habitación —Avísame si ves algo sospechoso, ¿si?—

—Si. Revisaré aquí— dijo girándose hacia la estantería.

Fui a la otra parte de la habitación, en la que estaba su cama y su closet y comencé a buscar.
Busqué en la librería, pero lo único que encontré (y como era de esperarse) fueron libros.
Busqué en los cajones de cada cómoda de la habitación, pero solo encontraba más libros, pergaminos, y demás objetos irrelevantes.
Busqué también en el closet, pero no encontré muchas cosas relevantes. Solo lociones, y objetos de aseo personal, así que dudaba mucho que hubiera algo escondido ahí.

Seguí buscando pero no lograba encontrar nada que pudiera contener amortentia.
Me senté sobre la cama pensando en posibles lugares en donde podría encontrar algo; sin embargo, ya había buscado en cada uno de ellos.
Comencé a jugar con mi anillo mientras trataba de concentrarme, cuando de repente, el anillo se zafó de mi dedo y cayó al suelo. Se metió abajo de la cama, así que me arrodille y busqué debajo de ella.

Ahí estaba el anillo, pero no solo eso. Detrás del anillo había un libro forrado de piel negra. Parecía ser un diario. Tomé el diario seguido de mi anillo y me senté en la cama.
No quería invadir la privacidad de mi hermano, pero necesitaba encontrar pruebas o algo que nos ayudara a confirmar nuestra teoría y poder sostenerla cuando habláramos con McGonagall; así que abrí el diario y comencé a leer.

Era evidente que Hérmes ponía partes de su corazón y alma en cada página de su diario. Todo estaba perfectamente detallado. Eso me hizo darme cuenta de las muchas cosas y sentimientos que él oprimía y se guardaba para si mismo.

"...En realidad, no me importaba tomar el trabajo en lo absoluto. Ser profesor o prefecto definitivamente no es algo que me interese; sin embargo, el bienestar de Atenea es lo único que me importa en este momento. Sé que no ha estado bien, y sé que no lo estará después de enterarse del acuerdo de los Malfoy y los Greengrass, es por eso que necesito estar ahí para ella cuando se entere, y no quiero ser yo quien le de las noticias causantes de su tristeza.
Hablé con mis padres, aceptaron mi petición de ser su compañía. Ella es la causa de mis sonrisas y de mis enojos, ella hace que mis días sean interesantes y divertidos, ella me apoya y me ayuda en todo, y cada día agradezco por tener una hermana como ella. Es por eso que le debo tanto y debo aceptar mi deber de hermano.
Además, Amira también estará allí. No me hará daño compartir tiempo con ella. Tal vez esta vez pueda animarme y confesarle por fin mis sentimientos. Si sus sentimientos son los mismos del verano de hace tres años, tal vez logremos ser algo..."