Capitulo 15

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Atenea había pasado todo el día en su habitación. No le importó haber faltado a sus clases, la tristeza podía mas que su fuerza de voluntad.

No había comido nada más que una rana de chocolate en todo el día. Una que le había regalado Theodore hace unos días.

Comenzó a mirar todas las fotos con Theodore y con sus amigos. Recordaba lo bien que había pasado Navidad y año nuevo acompañada de ellos. Recordaba todas aquellas veces que la habían sacado del salón junto con Laurie por reírse demasiado. Recordaba el día que todos habían ayudado a Theodore para crear uno de los mejores momentos en la memoria de Atenea: el día en que ella y Theodore se volvieron oficialmente una pareja.

Las lágrimas bajaban por sus mejillas al recordar todo eso, pero se sentía aún peor cada vez que tenía que idear un plan para alejar a cada uno de ellos, incluso a su hermano.
Tenía la opción de decirles todo lo que había sucedido, pero las capacidades de Atticus le asustaban, así que mientras no encontrara un mejor plan, tenía que seguir el plan de Atticus.

Comenzó a escribir todo en una libreta. Cada plan, cada cosa que iba a decir a cada persona, e incluso como se sentía. Escribió absolutamente todo lo que pasaba por su cabeza tal como lo hacía en su diario, pero sin dar más información sólo en caso de que alguien más pudiera leerlo.

De repente, escuchó que alguien abrió la puerta, y en seguida escondió la libreta.

—Toc, toc...— dijo Elisavet entrando despacio —¿Cómo estás?— preguntó con preocupación.

—No lo sé... ¿cómo debería de estar después de romper con mi novio?— respondió Atenea fríamente, siguiendo cada parte de su plan.

—¿Terminaste con Theodore?— Elisavet fingió sorpresa.

—¿Que él no te lo dijo? ¿No estás aquí por eso?—

—Si. Él estaba... Jamás lo había visto así—

—¿Y por qué no vas a consolarlo entonces?— dijo Atenea sarcásticamente y Elisavet se sorprendió.

—¿Atenea estás bien?— preguntó Elisavet preocupada.

—Si, lo siento. Sólo que, después de que fueras a cogerte a mi hermano, no me sorprendería que también quisieras cogerte a mi novio— dijo Atenea con mucho arrepentimiento en su interior. Elisavet la miró con los ojos más abiertos que nunca —¿Qué? ¿Creíste que jamás iba a enterarme?—

—Atenea, yo... Lo siento, ¿si? Debí habértelo dicho antes, te prometo que no fue mi intención...—

—No, no hables más, no quiero escuchar falsas disculpas. Así que, respondiendo a tu pregunta, si, terminé con Theodore. Si quieres cogértelo también, al menos ya no sentirás remordimiento— dijo Atenea fría y fingiendo molestia.

—¿Sabes qué? Tienes razón acerca de las disculpas falsas, porque no me arrepiento de nada. Hérmes me hace muy feliz, y por lo que sé, yo también a él. Además, no él ni yo tendríamos que pedirte permiso para ver si podemos salir o no. ¿Y sabes qué? Lamento mucho la felicidad de tu hermano y de tu mejor amiga te importe tan poco, pero gracias a eso entendí varias cosas: Primero, me di cuenta de que yo no soy tu mejor amiga, porque si lo fuera, te habrías alegrado por mi; y ya que no te importó decirme todas esas cosas horribles, me atrevo a decir que tú eres una egocéntrica controladora que sólo se interesa por si misma— dijo Elisavet con furia y salió de la habitación azotando la puerta.

Atenea comenzó a llorar de nuevo. Lo único que deseaba más que un abrazo de Theodore era que Elisavet supiera que todo esto lo estaba haciendo por ellos, porque tenía miedo.

Continuó escribiendo en su cama mientras las hojas se empapaban de sus lágrimas hasta que se quedó dormida.

-

Mientras ella dormía, Laurie platicaba con Camille en la biblioteca acerca de lo que estaba sucediendo con Atenea. Primero, Theodore le había dicho que había terminado con él porque "había pasado tiempo con alguien más y se había enamorado de él", cuando él sabía que Atenea sólo pasaba tiempo con ellos, y la persona con la que más pasaba el tiempo era con el mismo Theodore.
Después, vió a Elisavet salir llorando de la habitación de Atenea, y le dijo que la había insultado de muchas maneras y que "Atenea no era la persona que ella creía conocer", cuando días antes, la misma Atenea le había dicho lo mucho que la amaba a ella, a Theodore y a él, Laurie, porque con ellos podía ser ella misma, y que además, no le molestaría si Elisavet y Hérmes comenzaran a salir.

Laurie le decía todo a Camille sin entender lo que sucedía.

—¿Le ha dicho algo a Hérmes? ¿O a Draco o Pansy?— preguntó Camille.

—No que yo sepa—

—Entonces tenemos una de dos, o Atenea se cansó de todos nosotros, o está siguiendo órdenes de alguien más— dijo Camille.

—Atticus— respondió Laurie.

—Exacto. No soy muy cercana a ella, pero ella nunca ha tratado mal a alguien más, y cuando llegué al grupo, ella trató de incluirme más que nadie. Podrá ser todo lo que los demás dicen que es, pero ella es la persona más empática, comprensiva y leal que he conocido. Jamás le haría daño a las personas que ama, a menos que protegerlos signifique alejarlos— dijo Camille. Laurie la miró con admiración.

—¿Sabes? Eres la persona más inteligente que he conocido— dijo Laurie y se acercó a darle un beso.

—Por algo soy Ravenclaw— dijo Camille sonriendo para darle otro beso.

—Bueno, cuando nos casemos y tengamos 2 hijas, espero que sean tan inteligentes y brillantes como tú, para así poder decirles "son tan asombrosas como su madre"— dijo Laurie sonriendo.

—¿Dos niñas eh? ¿No quieres tres?— bromeó Camille.

—No, porque así, en las mañanas tendré tiempo para Charlotte, en las tardes para Vivienne, y en las noches para ti— dijo Laurie para luego besar a Camille mientras ella reía.

—Por cierto, ¿ya le dijiste a Atenea?— preguntó Camille.

—No, no es el momento— respondió Laurie.

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Atenea despertó al escuchar que alguien llamaba a la puerta. Se levantó adormilada y vió a Theodore entrar.

—¿Atenea?— preguntó suave.

—¿Qué pasa?— preguntó adormilada.

—Ten, te traje esto— cerró la puerta detrás de él y le dió un plato de pasta y verduras —No bajaste a comer ni a cenar así que... Tienes que comer— Atenea tomó el plato y lo puso en la mesa de noche.

—Gracias— respondió Atenea.

Theodore se sentó en la orilla de la cama en silencio mientras Atenea comía lo que le había llevado.

—¿Ate?— Theodore rompió el hielo.

—¿Si?—

—Lo siento—

—¿Por qué?—

—Porque en la mañana, cuando hablamos, me fui sin decirte nada— suspiró —Atenea, quiero que sepas que lo único que quiero para ti es que seas feliz, no me importa con quien, sólo quiero que estés bien. Conozco cada parte de tu cuerpo, pero lo que mejor conozco son tus ojos. Sé que se llenan de brillo y levantas tus cejas cada vez que hablas de algo que te apasiona y que amas, y en la mañana pude ver eso. Tal vez por eso me fui así, porque encontraste ese amor y felicidad en alguien más que no era yo. Pero está bien, y lo digo de la manera más sincera posible. Mientras seas feliz yo estaré bien. De cualquier manera te amo y siempre te seguiré amando—

Atenea tenía un nudo en la garganta, y ahora quería vomitar todo lo que había comido.

¿Por qué no lo dejó así? Todo hubiera sido más fácil si él se hubiera enojado y no le hubiera hablado nunca jamás. Pero no, incluso cuando había terminado con él, él seguía siendo el mismo Theodore amoroso y comprensivo de siempre, y eso sólo hizo que Atenea se enamorara aún más de él, pero ya era muy tarde.

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