Ya habían pasado un par de semanas, y cada vez se acercaba más el examen por el que todos los estudiantes de último año de Hogwarts sufrían.
Todos estaban vueltos locos, y sólo faltaba un mes. Atenea no quería ni imaginarse cuando faltara una semana.
Sólo veía a sus amigos en los desayunos, comidas y cenas, pues era el único momento que tenían libre después de pasar horas sentados en escritorios leyendo y volviendo a leer sus anotaciones de todos los años de Hogwarts.Los partidos de Quidditch siempre se pausaban en esas fechas para que los alumnos tuvieran todo el tiempo para estudiar y que no se estresaran. Aún así, casi todos terminaban más estresados que un niño de primer año pasando el rato con Peeves.
Y se dice que casi todos porque habían alumnos a los que no les importaba si pasaban o no aquel examen, y también habían otros, como el caso de Atenea, Regulus y Draco, que no tenían que estudiar porque la experiencia que ya tenían en el mundo de la magia se encargó de que no tuvieran que preocuparse por un examen que definitivamente era más sencillo que todo lo que habían hecho en sus vidas.
Atenea y Regulus pasaban todo el tiempo juntos. Desayunaban, comían y cenaban juntos, iban a la biblioteca, o a practicar a la sala de menesteres, o también iban a platicar en el patio, o a pasar el rato en las orillas del lago. Eran casi como unas vacaciones para ambos.
Draco, por otro lado, aún no tenía la confianza suficiente como para unirse a ambos, sobre todo por Atenea, incluso cuando ella misma ya había hablado con él múltiples veces y habían pasado navidad en el mismo lugar.A veces, Draco veía a Atenea y a Regulus caminar por los pasillos o atravesar el patio, y aunque algunas veces se unía a ellos, casi siempre se sentía como si estuviera interrumpiendo algo, no importaba lo mucho que Atenea se esforzara por incluir a Draco.
Eso fue un gran detonante para que Draco sintiera la necesidad de buscar a alguien más con quien pasar el rato, al menos mientras sus demás amigos se hundían entre libros y pergaminos.
Realmente Draco no tenía amigos menores. Jamás se había llevado bien con los niños más pequeños, incluso cuando era chico, siempre sintió que encajaba mejor con los mayores, aunque por cuestiones de horarios no podía frecuentarlos tanto como a sus amigos de su edad.
Un día, Draco estaba pasando el rato con Regulus y Atenea en el patio, y pensaba en rendirse e irse a su habitación a leer algo, porque simplemente sentía que no encajaba más con ellos dos, al menos cuando estaban juntos.
—¿Leíste el libro que dejé en tu habitación?— preguntó Regulus a Atenea con una sonrisa, emocionado por la respuesta.
—¡Si! ¡Es increíble! No pensé que me fuera a fascinar tanto un libro de vampiros— dijo Atenea con emoción.
—Fue el segundo libro de vampiros publicado. Muchos creen que el primero fue Drácula, pero realmente fue El Vampiro, después Carmilla, el que te di, y después fue Drácula— dijo Regulus.
—Estás haciendo que empiece a obsesionarme con vampiros igual que tú— dijo Atenea riendo.
—Bueno, los reales no son tan increíbles como los de los libros para ser honestos... Debo decirte que Carmilla fue mi primer amor literario— dijo Regulus riendo al confesar.
—¡No te creo!— contestó Atenea riendo —Creo que mi primer amor literario fue Hamlet—
—¿Hamlet? Yo de pequeño quería ser él, aunque al final muriera, no me importaba. Siempre luchaba por sus ideales, incluso aunque fuera en contra de su familia— dijo sonriendo mientras miraba al cielo.
Atenea lo miró con una sonrisa. Acababa de descubrir algo. Regulus era Hamlet. Siempre tratando de descubrir la verdad, luchando por él mismo, por sus creencias... Al final, si se había convertido en lo que quería ser de niño, y eso le pareció muy tierno.
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FIX ME
FanfictionNOTA DE LA AUTORA: Esta historia se divide en tres partes. La primera parte para Draco Malfoy, la segunda para Theodore Nott y la tercera es sorpresa. Les recomiendo leer todas las partes para entender mejor la trama. Hemos escuchado mucho acerca d...