Capitulo 34

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Caminé molesta por los pasillos hasta llegar a mi habitación. Mis manos temblaban de enojo. Sentí como si mi cuerpo se llenara de fuego.
Me dejé caer sobre la cama, y lágrimas de rabia e impotencia comenzaron a salir de mis ojos.

Escuché que alguien tocó la puerta. Me limpié los ojos rápidamente y pedí que pasaran.
La puerta se abrió y detrás de ella entró Laurie con su rostro lleno de preocupación.

—¿Qué pasó?— preguntó mientras cerraba la puerta detrás de él.

—Nada— fingí una sonrisa.

—Atenea— me miró incrédulo.

Laurie se sentó a mi lado y puso su mano en mi hombro.

—Tuve una discusión con Hérmes—

—Creo que ya sé por qué... Es por Katherine, ¿no?—

—¿Cómo lo supiste?—

—Los vi hoy en el desayuno. Estaban más juntos de lo normal, hasta que... bueno... se besaron— dijo y yo miré por la ventana tratando de contener mi enojo —Jamás vi a Hérmes tan cariñoso. Incluso era... extraño—

—Ya lo sé, está atontado con ella... No se da cuenta de que solo lo utiliza—

—¿Qué te dijo?— preguntó Laurie con curiosidad.

—Muchas cosas... Que la ama y que no me meta en su relación... Y otras cosas irrelevantes—

—¿Siempre ha sido así de obstinado?—

—Siempre ha sido necio, pero nunca así... Nunca habíamos peleado por cosas así... Aunque tal vez tenga razón. No debí meterme en sus asuntos—

—No, Atenea... Tu conoces a tu hermano, y si hubo algo que no te agradó o que no te cuadró, es por algo—

—¿A qué te refieres?— pregunte extraña.

—Escucha... Dices que se puso muy necio y no quería escucharte. Se puso a la defensiva cuando hablaste de Katherine, ¿no? Y de repente, no sabemos cómo, ni cuándo, pero resulta que se aman y se adoran...—

—¿Amortentia?—

—¡Exacto!—

Lo que Laurie decía tenía mucho sentido. Explicaba a la perfección el extraño comportamiento de Hérmes. Y ahora que lo pensaba, también se había visto un poco confundido o desorientado cada vez que miraba por la ventana.
Laurie tomó un frasco y lo llenó de agua. Luego sacó su varita y pigmentó el agua de un delicado y muy llamativo rosa.

—Es más o menos así...— dijo Laurie mostrando la poción, aunque ya tenía eso en claro. Había visto ya muchas pociones de amor anteriormente.

—¡Katherine va a...!— dije mientras caminaba molesta hacia la puerta, pero Laurie me detuvo de la mano y me jaló hacia él. La inercia hizo que chocara contra él y que por consiguiente, el frasco de vidrio que sostenía se reventara en sus manos —Mierda, lo siento— me disculpé al ver la gran cantidad de sangre que escurría de su mano.

—No importa... Aguarda...— Sacó nuevamente su varita y apuntó a su mano. Hizo un movimiento con la mano y segundos después la herida ya se había cerrado; sin embargo, su camisa tenía manchas de sangre.

Corrí al closet y vi una camisa de Theodore. Se la di a Laurie para que la usara. Se quitó la camisa manchada y se puso la de Theodore.

—Entonces... ¿Crees que Katherine le haya dado Amortentia a tu hermano?— preguntó Laurie mientras se abotonaba la camisa.

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