Capitulo 6

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Ya todos sabían de mi relación con Draco. Al parecer Peeves se había encargado de esparcir el rumor a cada esquina del castillo y contarles a todos acerca de ello. Incluso los profesores habían escuchado acerca de nosotros.

Estábamos en la misma banca de siempre del patio. Nunca incomodábamos a los demás porque ni a Draco ni a mi nos gustaba ser tan cariñosos frente a los demás, fue precisamente por esto que me sorprendió que Draco tomara mi mano y se acercara a mi.

—Ojalá estuviéramos solos— dijo discretamente y luego dejó un beso discreto en mi mejilla, pero Theodore lo notó.

—¿Ves Malfoy? ¡Te enamoraste!— gritó Theodore.

—Me dio Amortentia, estoy seguro— se quejó.

—Bueno, Atenea, ahora rómpele el corazón por favor— bromeó y yo reí.

—Draco, creo que olvidas que fuiste tú el que me dio amortentia. No sé cómo lo lograste— bromeé y Draco giró los ojos. Theodore se empezó a reír junto con Adrian y Blaise, mientras Pansy solo miraba hacia abajo y fingía reírse.

—Bueno, hoy hay fiesta de Ravenclaw, deberíamos ir— dijo Blaise.

—Si, tal vez ahí esté Noora— dijo Draco y lo miré desconcertada —¿Qué? Era broma—

—¿Si? Creo que se te olvidó contar el chiste.

—Ya, no te enceles. Tú eres la principal. La más importante... Es más...  Atenea es mía, entienden? Pero yo soy de todos, así que no se preocupen— dijo esto último bastante fuerte haciendo que incluso los que estaban alrededor escucharan. Mis mejillas se pusieron rojas. Me dio tanta vergüenza, que no entendí cómo era que a él no le daba pena hacer esas cosas. Draco se sentó y pasó por su brazo por mis hombros.

—¿Ves? Ahora todos saben que eres mía.

—¡Que vergüenza!— dije escondiéndome en mis manos.

—¿Que? ¿Te da pena que los demás sepan que estamos juntos?

—No... ya todos lo saben... no había necesidad de gritarlo... además, si ya dejaste en claro que "yo soy tuya" entonces también deben de saber que tú eres mío.

—No.

—Entonces yo también soy "de todos"— dije y Adrian y Theodore fingieron festejar.

—¡Qué coincidencia! ¡Yo también soy de todos!— bromeó Theodore.

—Si, aquí todos somos de todos... Nos gusta compartir— bromeó Zabini y Draco se molestó.

—Bueno, entonces... Zabini, deberías invitar a Mel Lancaster a la fiesta de hoy. Ya que somos compartidos, no creo que a Atenea le moleste compartirme un rato con ella y con Noora.

—Qué suerte para ti, porque no soy celosa— dije con orgullo.

—Yo tampoco soy celoso— dijo Malfoy arrogante.

Theodore se burló, pero continuamos con la plática.

-

En la tarde, estaba hablando con las chicas de Slytherin acerca de los chicos más guapos.

—Para mi, es Draco— dije segura.

—No, no puedes decir a tu novio, tienes que elegir a alguien más— dijo Sadie Peebles.

—Bueno, entonces.... Theodore Nott... Dios, ¿lo han visto? Es la perfección en persona.

—Es completamente entendible, ¿lo han visto jugar Quidditch?— preguntó Millicent.

—Atenea, debes sentirte muy especial como para gustarle a los dos chicos más guapos de Slytherin— dijo Sadie.

—¿A los dos? ¿Cuáles dos?— pregunté genuinamente.

—¡Vamos! ¡No te hagas! ¡Nott!

—¿Nott? ¿De qué hablas?— la miré confundida.

—¿De verdad no lo sabes?— pregunto Sadie.

—Malfoy y Nott tuvieron una discusión en el entrenamiento por ti. Además todos sabemos que Malfoy no es el único que te ve así de atontado— dijo Millicent.

—No, no lo creo. Él es sólo un amigo. Aunque si fuera cierto, no creo que a Malfoy le molestaría si Theodore y yo fuéramos al bosque prohibido— bromeé pero esta vez todas se quedaron calladas. De repente, escuché una voz detrás de mi.

—¿Por qué me molestaría? Tú y yo no estamos juntos— dijo Draco y apreté los ojos. Sabía que había arruinado todo, y sólo por una maldita broma.

—Draco, es broma, sabes que no es cierto...

—¡No, continúa, por favor! ¿Por qué no les cuentas explícitamente todo lo que harías con Nott en el bosque prohibido?

—Bueno, tú no puedes decir nada. Siempre hablas de otras chicas frente a mi y nunca me he quejado.

—Está bien, si así lo quieres. Solo no me vengas a reclamar después si en una de sus pijamadas Noora te cuenta lo que bien que la pasamos ayer.

—Excelente. Espero que lo hayas disfrutado— fingí indiferencia, aunque por dentro me moría de rabia.

—Igualmente— dijo y se fue.

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