Capitulo 31

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No le tomó a Regulus ni cinco minutos salir de la sección prohibida para correr hacia la oficina de Hérmes. Entró al salón de defensa contra las artes oscuras, subió las escaleras del fondo y golpeó tres veces aquella gran puerta de pesadas maderas.

Escuchó unos pasos adentro y en seguida Hérmes abrió la puerta. Al parecer ya sabía quién había tocado la puerta.

Regulus lo miró, estaba despeinado y se veía exactamente como lo hacía cada vez que hacía una investigación exhaustiva. Usualmente, se saludarían y Regulus pasaría a contarle todo, pero estaba más sorprendido por Hérmes que por toda la información que había encontrado en ese momento.

—¿Estás bien?— preguntó Regulus a Hérmes mientras entraba a la habitación y cerraba la puerta detrás de él.

Hérmes lo miró y dudó un poco entre sí debería decirle lo que había sucedido o si debería guardárselo a sí mismo, pero Regulus ya había demostrado muchas veces su lealtad hacia los Gaunt, así que tomó una decisión.

—Acabo de encontrar algo en una especie de anuario de años pasados... ¿Tú qué haces aquí?— dijo Hérmes calmado mientras seguía uniendo páginas de libros y escritos. Regulus se acercó y miró un poco, pero no le dió mucha importancia.

—También encontré algo en un libro de la sección prohibida... Además, algo sucedió ayer con Atenea que...— Regulus no logró terminar porque desde que mencionó a su hermana, Hérmes lo miró asustado.

—¡¿Qué le pasó?! ¡¿Está bien?!— preguntó a punto de dirigirse a la puerta, pero Regulus lo tomó de lo hombro.

—Tranquilo, ella está bien. No le pasó nada a ella, simplemente sucedió algo conmigo y ella que ahora que lo pienso no sé si sea buena idea decírtelo— dijo Regulus refiriéndose a su concentración y preocupación por las cosas que tenía sobre la mesa.

Hérmes lo miró confundido y luego frunció el ceño con cara de completo desagrado y desaprobación.

—No puede ser, no quiero escucharlo. Ya había hablado con ella de esto, en verdad no puedo creerlo. Puedes ahorrarte todo lo que vayas a decir, sólo te digo que mi imaginación es extremadamente realista— Regulus miró a Hérmes confundido por lo que acababa de decir. ¿Qué tenía que ver su imaginación con lo que le acababa de contar? Pero entonces, entendió. Hérmes había entendido otra cosa completamente diferente. Regulus soltó una risa y Hérmes lo siguió mirando con desagrado.

—No digas tonterías, Atenea y yo sólo somos amigos. Además estoy con Camille— dijo Regulus raspándose la garganta después de lo último que dijo.

—No mientas, al menos no a mi—

—¿Lo sabes? ¿Cómo te enteraste?— preguntó Regulus.

—Aunque parezca que no, nosotros los profesores nos enteramos de todo. En verdad.— soltó una pequeña risa —Los rumores aquí viajan más rápido que la luz, así que me enteré de lo qué pasó en las vacaciones de Emille Tracey, así como de tu situación con Camille. ¿Necesitas hablar de eso?— preguntó Hérmes dejando de lado su investigación por un momento.

—No, realmente no hay mucho de qué hablar. Sólo... Camille es una gran chica, y merece mucho más de lo que yo le puedo ofrecer. Tuvimos una gran plática de esto el otro día, y los dos estábamos de acuerdo en eso—

—Lo lamento— dijo Hérmes golpeando suavemente el hombro de Regulus.

—Diría lo mismo pero, las cosas pasan por algo ¿no? Además, lo que menos quería era involucrarla en esto, y por más que no quisiera, terminaba dentro de esto. Creo que fue lo mejor para ambos—

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