FIX ME

Capitulo 27

Atenea llegó rápidamente a la oficina de Atticus, pero se llevó una gran desilusión al ver que no había nada sospechoso. Buscó en sus cajones, en el armario, entre los libros e incluso en lugares llenos de polvo, pero no encontró absolutamente nada.

Fue ahí cuando se le ocurrió algo.

Si Dumbledore lograba aparecer y desaparecer en lugares, al igual que la sala de menesteres, y otros objetos en el castillo, entonces era muy probable que Atticus haya hecho alguna clase de encantamiento para ocultarlo todo.
Recordó haber visto algún hechizo y contrahechizo en clase, pero no recordaba bien las palabras exactas, ni el movimiento de varita.

Así que cerró los ojos, se concentró y trató de acordarse, pero la información no llegaba. Fue hasta que abrió los ojos que logró darse cuenta de que de alguna manera había logrado romper el encantamiento de Atticus. Tal vez había sido su mente, o había recitado el encantamiento en su subconsciente.

En las paredes tenía fotos de diferentes personas, cartas, textos y pedazos de diarios pegados, y encima de ellos, códigos y letras que no lograba entender. Se acercó más para ver la foto de Hérmes. Debajo de él estaba una nota del diario "El Profeta" de cómo había logrado ser maestro de Hogwarts tan rápidamente, y del gran orgullo que era para Hogwarts tener una mente tan prodigiosa como la de él. Atticus había tachado algunas partes del texto, y debajo de ese texto, había una nota que decía "Atenea Gaunt". Más arriba estaba una foto de Regulus, una nota del día de su "muerte" y una foto de un guardapelo que Regulus mismo le había mostrado a Atenea.

Atenea miró cada una de las fotos, leyó los textos y trató de descifrar los códigos. Había una "P" escrita sobre su foto, pero lo que más le preocupó fue que pegados a la foto estaban recortes de letras que formaban la palabra "muerta". En ese momento un escalofrío recorrió su cuerpo y salió corriendo de ahí para ir a contarle a sus amigos lo que había visto.

Ella corrió por los pasillos hasta que vio a Theodore a lo lejos con Draco, Blaise y Elisavet. Theodore la miró y se dirigió hacia ella, pero ella se detuvo de repente e hizo un gesto de dolor sin soltar un solo sonido.

Theodore se preocupó y corrió hacia ella. Atenea comenzó a gritar mientras ponía su mano en su vientre. Theodore la tomó en sus brazos y sin entender lo que pasaba, le pidió a los demás que fueran con Hérmes y que fueran por alguien que pudiera ayudarla.

Elisavet y Blaise salieron corriendo, pero Draco decidió quedarse a ayudar a Theodore.

—¡¿Qué pasa?! ¡¿Qué sientes?!— preguntó Draco asustado.

—¡Me estoy quemando!— dijo Atenea entre lágrimas y gritos desgarradores.

—¡No, estás bien! ¡Hérmes ya viene para acá, resiste!— Theodore la consolaba tratando de no entrar en pánico.

Atenea volvió a poner su mano en el abdomen y gritó aún más fuerte. Sin embargo, eso no era todo lo que pasaba. Escuchaba voces, susurros en un extraño idioma que no comprendía, además, el ardor que tenía en el vientre era tan insoportable que dejó de poner atención a aquellas voces.

—¡¿Qué pasa?!— preguntó Draco, cuando vio que una mancha roja se recorría por su camisa. —No, Atenea, por favor resiste—

—¡Alguien! ¡Ayuda!— gritaba Theodore, pues los demás sólo veían y no se acercaban a ayudar. Mientras, él trató de ver de donde venía la mancha de sangre, pero todo apuntaba a que venía de Atenea. —¡Vas a estar bien, te lo prometo! ¡Solo respira! ¡Y no cierres los ojos, ni te duermas! ¿Si? ¡Por favor, traigan a alguien!— Theodore gritaba desesperado mientras tenía a Atenea en las manos.

Draco sacó su varita y trató de hacer algún hechizo que ayudara a parar el sangrado, pero nada funcionaba.

Después de unos segundos los gritos de Atenea se detuvieron, y comenzó a cerrar los ojos lentamente entrando a un estado inconsciente, hasta que dejó de respirar por completo.