Capitulo 17

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El día del baile había llegado. Todas las chicas estaban muy emocionadas maquillándose y poniéndose sus vestidos. Vestidos largos, brillosos, estampados, de seda, de encaje, rojos, verdes, plateados, dorados, y de todo tipo; cada uno resaltando la belleza de cada chica.

Pansy tenía puesto un vestido de seda verde oscuro, de tirantes, que era entubado hasta las piernas y tenía una apertura en la pierna izquierda. Daphne llevaba un vestido plateado que era de seda con incrustaciones de diamantes, y por la parte de arriba tenía el pecho y el cuello lleno de diamantes.

Yo, llevaba algo bastante sencillo comparado con los demás, pero elegante. Siempre he creído que lo más simple es lo más elegante, así que elegí un vestido negro de tirantes delgados, con toda la espalda descubierta hasta el final de mi espalda.  Era pegado de arriba y de abajo era un poco más relajado, pero no hacía perder la figura. Tenía una apertura desde lo alto del muslo derecho hasta los pies dándole un toque sensual.

Debo admitir que al verme en el espejo me sentí muy hermosa. Tenía mucho tiempo que no me maquillaba así o me ponía un vestido tan elegante. Me sentí la mujer más hermosa que había pisado la tierra. Me sentí empoderada. Y aunque aún estaba dolida por la situación entre Draco y yo, estaba muy feliz de que iba a ir con Adrian Pucey.
Nadie lo sabía aún, más que Pansy y Theodore.
Pansy me dijo que podíamos ir juntas, pero no quería que dejara a su cita por mi, y yo no quería dejar plantado a Adrian.

—¡Nos vemos divinas!— gritó Pansy emocionada y me tomó de las manos —¡Pero tú! ¡Tú te ves de otro nivel! Aunque no te guste usar vestidos, eres una chica de vestidos— dijo y nos reímos —Créeme que cuando Draco te vea, se va a arrepentir de todo... Atenea, tú mereces más, mucho más que eso, y me molesta que no te des cuenta— sonreí y la abracé.

—Te quiero, Pansy

—Odio que me cambies de tema... Pero yo más... Mucho más de lo que crees, aunque odie decirlo— reímos, porque era cierto. A Pansy no le agradaba mostrar sus sentimientos en lo absoluto, y leerla era también muy complicado —Espero que estés apreciando este momento porque no volveré a ser tan cariñosa hasta unos 4 años—

—Créeme que lo estoy apreciando— dije riendo.

—Bueno, ¿vamos chicas?— dijo Daphne saliendo del baño, acababa de maquillarse.

—¡Te ves hermosa!— dijimos Pansy y yo al mismo tiempo.

Bajamos a la sala común. Ahí Daphne se separó de nosotras para irse con Blaise, pues iban a pasar a otro lado, como una especie de cita amistosa, o eso decían ellos. Pansy y yo nos dirigimos al pasillo del gran comedor.

Miraba a mi alrededor con tanta felicidad. Todas las chicas se veían tan hermosas con aquellos preciosos vestidos y divinos peinados, parecían princesas; y los chicos con sus trajes de seda tan elegantes, parecían príncipes sacados de un cuento de hadas.

Mientras caminábamos, Pansy vio a lo lejos a Roger Davis, y con emoción me dijo antes de irse —¡Deséame suerte!—

—¡Suerte!

Le deseé toda la suerte del mundo y se fue caminando como si no estuviera ni un poco nerviosa y con la frente en alto. Me reí un poco, ella siempre ha sido así, no importaba quien fuera, de quién se tratara o quien estuviera, nunca les mostraría sus sentimiento o emociones. Podía fingir ser fría y a veces incluso cruel, pero en realidad era un amor de persona. Era algo que admiraba de ella.

Busqué a Adrian con la mirada, pero no lo veía, hasta que alguien me tomó del brazo delicadamente. Sabía quien era, reconocía su tacto y su olor en cuestión de segundos.

—Te ves muy bien hoy, Atenea

—No te quedas atrás, Draco

—¿Sabes? No tenía idea de que vendrías al baile

—¿Ah no? Para serte franca yo tampoco sabía que vendrías al baile— dije lo más tranquila posible aunque por dentro tenía ganas de gritarle.

—Tendrás que dedicarme una pieza

—Si, no lo creo.

—¿Por qué no?

—¿De verdad eres tan ciego?— dije con disgusto aunque aún manteniendo la calma como si no estuviera enojada en lo absoluto.

—¿Quién es tu cita?

—¿Y eso por qué tendría relevancia alguna para ti?

—¿Quién es tu cita?— repitió.

—Vengo sola.

—Si, claro. Te conozco más de lo que crees, Atenea. Te importa mucho la opinión de los demás como para venir sola.

—Tienes razón ¿a quién engaño?... Adrian Pucey es mi cita— lo miré retadora —¿Y quién es la tuya, Draco?—

—¿Pucey? ¿Es en serio?— preguntó molesto.

—Si, muy en serio. Pero no contestaste mi pregunta.

—Tracey Davis— respondió aún molesto.

—Dime, Draco ¿es ella con quien has estado pasando todo tu tiempo?

—¿Estás celosa?— dijo con una mirada de satisfacción y una sonrisa apenas notoria.

—Mmm... Pude haberlo estado en algún momento, pero honestamente creo que no me corresponde sentir celos si ya no estamos juntos, ¿verdad?...— dije y se le borró la sonrisa — Aunque no puedo mentirte, yo misma me contradigo a veces. Ver a Theodore tan elegante, bajo las luces, con alguien más que no sea yo, si me encela un poco...—

—Que desesperada estás Atenea— dijo arrogante.

—¿Y quien no, si Theodore se ve tan bien hoy? Bueno, siempre, pero hoy... podría besarlo— dije haciéndolo enojar.

—¿Cuál es el punto de todo esto?— habló Draco al fin.

—El punto es, Draco, que es verdaderamente una pena que las cosas entre tú y yo hayan terminado así—

—¿Estás terminando conmigo?— preguntó confundido y molesto.

—No, tú lo hiciste primero, no lo olvides. Yo soy la víctima aquí.

—Vas a arrepentirte.

—¿Me estás amenazando?

—¡No! Me refiero a...

—Bueno, ya tuve suficiente...— a lo lejos vi a Adrian hablando con Cedric, así que lo tomé como excusa para zafarme de ahí, y también aprovechando para que Draco viera que no era indispensable —Bueno, si no te molesta, me voy con Adrian—

—¡No! ¡Si me molesta!

—Eso fue sólo una expresión, en realidad no me interesa si te molesta o no. Con permiso— dije y caminé hacia Adrian.

Entré al gran comedor, todo parecía sacado de un cuento de hadas, admiraba todo a mi alrededor mientras caminaba. Al acercarme a Adrian él me miró y volteó a ver a Cedric mientras tomaba mi mano.

—Y esta, Cedric, es mi hermosa cita— besó mi mano.

—Debo admitir que te ves sensacional, Adrian.

—Tal vez es sólo porque hoy si se bañó— bromeó Cedric —Bueno, los dejo, debo ir a buscar a Cho. Atenea, te ves muy bien, y felicidades Adrian— dijo antes de irse.

—¿Y bien?— le pregunté con una sonrisa.

—¿Ya te dije que te ves hermosa?— dijo Adrian mirándome a los ojos y jugando con nuestras manos que aún no había soltado. Sonreí.

—Gracias.

—¿Quieres algo de tomar antes de que inicie el baile?

—Justo eso iba a preguntarte— sonreí.

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