Capitulo 27

1.5K 153 24
                                    

Un pequeño rayo de luz que se filtró por el lago entró a mi habitación, justamente a mi rostro, causando que me despertara.
Giré mi cabeza a la derecha y vi a Theodore aún dormido. Tenía un moretón en el pómulo, y su labio inferior estaba inflamado. No podía mentir, se veía muy atractivo así, pero tampoco me gustaba verlo lastimado.

Lo que había sucedido el día anterior me había dejado consternada. Jamás había visto a Theodore tan enojado como ayer. De hecho, era ya bastante extraño verlo enojado, pues algo que admiraba mucho de él era su casi ilimitada paciencia. Y esta vez, había llegado a su límite. En sus ojos podía ver mucha ira, y soltaba golpes como si estuviera peleando por su vida. No tenía idea qué había sido lo que los había hecho llegar a esto, y honestamente no quería saberlo, aunque muy dentro de mi si lo sabía.

Me giré hacia él y delicadamente pasé mi mano por su rostro hasta llegar a su cabello. Su cabello era tan suave que me era imposible dejar de acariciarlo. Seguí acariciándolo hasta que vi que una sonrisa se marcó en sus labios. Ya había despertado.

—¿Cómo te sientes?— le pregunté dulcemente.

—Como si me hubiera caído un rayo— dijo sin abrir los ojos y con la voz aún adormilada.

—Ya me imagino— me acerqué más a él —Ven acá— él levantó su brazo para luego abrazarme, mientras yo me aferraba a su pecho.

—Me duele todo— se quejó adormilado.

—Lo sé. Ya pasó el efecto de la poción. ¿Quieres que te prepare otra?—

—¿La que sabía horrible?— reí y asentí —Creo que si... Pero déjame abrazarte un rato más...— dejó un beso en mi frente. Estuvimos unos segundos abrazados sin hablar. Yo pegada a su pecho, escuchando los latidos de su corazón, y él recargando su cabeza sobre la mía.

—Sé que dije que no hablaríamos de esto, pero creo que si es necesario... ¿Qué pasó?— pregunté. Theodore suspiró.

—Draco llegó a provocar. Es siempre lo mismo de siempre y ya estoy harto de él—

—¿Pero por qué te afecta tanto lo que él diga?—

—No es que me afecte... O bueno, si... No lo sé... Solo sé que ya me cansé de él metiéndose en nuestra relación—

—¿Y tú tienes miedo o crees que él logre hacerlo? ¿Que logre separarnos?— pregunté y él se quedó callado, lo cual era una afirmación inconsciente —¿Por qué?—

—Porque él y tú tienen historia... Y sé que aún te preocupas por él, y él por ti... Sé que él aún siente cosas por ti y también sé que él nunca se rinde hasta conseguir lo que quiere...—

—Lo siento—

—¿Qué? ¿Por qué?— preguntó extraño.

—Por si alguna vez te he hecho dudar o te he hecho sentir de esa manera...—

—No, no eres tú. Créeme, confío en ti más que en nadie más, pero no confío en él, y también sé que a veces no tiene límites, y temo que esta sea una de esas veces...—

—No temas por eso. No temas por el futuro ni por el pasado, mejor disfrutemos del presente, es lo único que tenemos asegurado—

—No sé de dónde sacas todas esas frases, pero creo que deberías escribirlas— dijo y reí un poco.

Theodore me acercó a su rostro y me abrazó dulcemente.

—¿Cómo te sientes ahora?—

—Mucho mejor ahora que sé que no estás enojada conmigo...— confesó y reí.

—Lo siento... Si estaba enojada, no puedo mentirte, pero no contigo. Bueno, si, un poco. Pero más con la situación—

—Y con Malfoy— añadió.

—También. De verdad tengo unas ganas enormes de hablar con él— dije molesta haciendo reír a Theodore.

—Y yo soy el agresivo—

—¡Ey! No te confundas... Yo no le di cincuenta puñetazos a 200 kilómetros por hora—

—¿Qué te digo? Soy rápido y fuerte...— ambos reímos. Me miró a los ojos y con una sonrisa en la boca dijo —Hagamos algo hoy—

—¿Qué quieres hacer?— pregunté con una sonrisa.

-

Después de unas horas, Theodore y yo caminábamos por los pasillos de la mano como de costumbre. Hablábamos de las clases de Slughorn, cuando frente a nosotros, vimos a Malfoy sentado en una de las bancas de los pasillos. Tenía un ojo morado y puntadas en el labio. A su lado estaba Astoria despeinando su cabello y al otro estaba Blaise contándole algo mientras él veía al frente, a nosotros.

—Dios, míralo... ¿Toda la sangre fue de su labio?— pregunté sorprendida.

—Supongo— respondió arrepentido.

—Era demasiada. Creo que él terminó más lastimado, pobre—

—¿Y yo? No me dijiste "pobrecito" y también me duele el ojo— bromeó.

Me giré hacia él. —¡Pobrecito de mi precioso y adorado Theodore! ¡Le duele el ojo! ¡¿Qué vamos a hacer?!— dramaticé mientras él reía y me abrazaba por la espalda.

—¿Sabes cuál es la cura del dolor de ojo?—

—¿Cuál?— pregunté.

—Comer un pastel de calabaza con tu novia en la torre de astronomía—

—¿En serio? Qué lástima que no tengo novia— bromeé.

—¡Hoy despertaste muy chistosa!— dijo Theodore sarcástico y sonriendo.

—No, solo quiero verte sonreír—

—Y además despertaste cursi— se quejó y yo reí fuerte.

—Bueno, vamos por tu pastel de calabaza—

-

FIX MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora