FIX ME

Capitulo 13

Para el día siguiente las cosas no habían mejorado para nada. Todos, absolutamente todos, estaban tan perturbados como preocupados por la tragedia de Katherine. Incluso los pequeños de primer año, quienes nunca le daban importancia a nada, estaban asustados.

Ese día, la profesora McGonagall junto con otros profesores decidieron hacer una ceremonia para rendir homenaje a Katherine. Todos estaban en el gran comedor, parados, mirando y escuchando a la profesora recitar el larguísimo discurso que era mayormente improvisado.

Todos escuchaban con tristeza y temor, algunos incluso sollozaban. Atenea miraba a su alrededor con compasión. Su mirada se detuvo en aquel chico alto, escuálido y rubio oscuro; se enfocaba en sus ojos azules que no paraban de llorar. Sus sollozos le partían el corazón a cualquiera que lo escuchara, incluso a su némesis, Hérmes.

Hérmes jamás se había compadecido de nadie más como lo hacía de Sascha en ese momento. Por primera vez en su vida deseaba acercarse y darle un abrazo de consuelo, así que esperó a que la ceremonia acabara y que todos los demás se fueran para él poder acercarse. Damiano lo espero como de costumbre, pero se quedó un poco mas atrás porque no quería interrumpir.

—¿Sabes? Creo que deberías adelantarte, me quedaré aquí un rato— le dijo Hérmes a Damiano.

—¿Estás seguro?— preguntó el italiano y Hérmes asintió. Damiano asintió también para después entrar al castillo.

Hérmes miró a Sascha, quien estaba con las rodillas en el suelo mirando aquella piedra que tenía tallado el nombre de su primer y último amor. Se acercó lentamente, y cuando estaba justo detrás de él, se acercó un poco más.

—Sascha, yo... de verdad lo lamento. Sé lo mucho que la amabas y sé que es una gran pérdida para ti, así que sólo quiero decirte que si necesitas algo...— dijo Hérmes lo más genuino posible, pero Sascha no lo dejó terminar.

—¿Que? ¿Estarás ahí para mí?— rió con sarcasmo y amargura —¡Todo eso es tu culpa! ¡Si tú no la hubieras tratado como lo hiciste ella aún seguiría aquí! ¡Ella estaría aquí conmigo!— lloró de nuevo, pero se levantó y miró fijamente a Hérmes —Escúchame bien, Hérmes, ya me cansé de que siempre te salgas con la tuya sin consecuencia alguna. Estoy harto de que todos se traguen el cuento de esa persona que finges ser. Así que te juro por mi vida que voy a hacerte sufrir hasta el último día de tu maldita y miserable vida, incluso aunque falten dos días o doscientos años, haré tu vida aún más miserable de lo que ya es—

—Sascha, en serio lo lamento. Espero que algún día puedas comprender que yo no soy el villano de esta historia; y si crees que Atticus verdaderamente está ayudándote, entonces te recomendaría reconsiderar a quien le das tu confianza y lealtad. Él fue el único causante de esto— dijo Hérmes guardando la compostura.

En ese mismo momento, y para mala suerte de Hérmes, escuchó una voz conocida detrás de él.

—Hey, ¿que pasa aquí? ¿por qué discuten después de tan horrible tragedia?— dijo Atticus lo más manipulador posible —Hérmes, ¿no te da vergüenza venir a molestar a Sascha en un momento tan vulnerable para él? Sobre todo después de que tú hayas sido el culpable de todas sus tragedias. ¿Sabes? Jamás pensé que fueras tan perverso. Ten un poco de empatía—

—Atticus, no me des un discurso de empatía ni me acuses de perversidad siendo tu una de las personas más manipuladoras y pérfidas que han pisado este planeta— se defendió Hérmes.

—¡Cállate!— gritó Sascha.

—¡Sh! Sascha, tranquilo— Atticus se dirigió a Sascha y luego a Hérmes —¿Te parece que soy todo eso? Pero si aún no me conoces bien. Si me lo propongo puedo llegar a ser aún peor, puedo ser tú peor pesadilla, Gaunt. Puedo hacer todo lo que desee contigo y nadie va a impedirlo porque a nadie le importa el gran "Hérmes Gaunt"— Se acercó al oído de Hérmes —Puedo asesinarte si lo deseo. Pero eso sería muy bondadoso de mi parte, ¿no lo crees?—