Capitulo 22

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Una noche que Draco fue a verme, quedamos en que desayunaríamos juntos unos cuantos días a la semana tratando de que nadie más pudiera vernos, y así fue. Comencé a levantarme horas antes que los demás para poder encontrarme con él y así desayunar juntos en el muelle, en el jardín de vegetales o en el crómlech que estaba en el patio de la torre del reloj.

Robábamos comida de la cocina, y la llevábamos para contemplar el amanecer desde el lugar que elegíamos y hablábamos de todo lo que se nos ocurriera, pero usualmente me preguntaba por los chicos.

—Como me encantaría poder caminar por los pasillos con ustedes como antes.— dijo sentado mientras yo estaba recostada en sus piernas contemplando el reflejo del sol en el lago.

—Te extrañamos.

—Pero no todo es malo... Al menos puedo desayunar contigo a solas sin Theodore o Blaise molestando.

—Es difícil para ellos, ¿sabes? Para Theodore y Blaise. Se sienten desplazados.

—Prefiero que se sientan así por ahora a que después tengan que enfrentar averiguaciones también.

—Eres un gran amigo, Draco— dije retomando mi lugar y poniéndome frente a él —Y una gran persona, aunque no te guste demostrarlo— Iba a contestarme algo pero lo callé con un beso hasta que ambos terminamos acostados en el pasto. Me recosté en su estómago mientras observábamos el sol asomarse por las montañas y reflejarse en las piedras del crómlech.

Después de un tiempo, tuvimos que ir al almuerzo. Nos dirigimos al gran comedor por separado, para que nadie sospechara nada. Yo me metí por la torre del reloj mientras Draco dio toda la vuelta hasta entrar por el patio.
Al llegar, vi a los chicos sentados en el lugar de siempre.

—¡Atenea! ¿En dónde estuviste? Te hemos estado buscando— dijo Pansy cuando llegué.

—No se preocupen, fui a entregarle una tarea atrasada a Snape. Me dijo que iba a recibir mi trabajo hasta hoy por la mañana.

—Bueno, al menos te lo recibió. Si yo me paso por un segundo del tiempo que nos da, no me recibe absolutamente nada— bromeó Blaise.

-

En clase de pociones, el profesor Snape nos dejó de tarea hacer una investigación acerca de las pociones de amor, y en clase nos mostró una.

—¿Alguien sabe qué poción es esta?— preguntó Snape —¿Nadie? Que pena—

—Yo, profesor— dijo Hermione con la mano levantada —La amortentia es el filtro de amor más poderoso que existe. Provoca un enamoramiento en la persona que la bebe, que puede llegar hasta obsesión—

—Gracias, Granger, por tu interrupción— dijo Snape —¿Alguien sabe a qué huele la amortentia?

Levanté la mano y el profesor Snape me dió la palabra.

—Tiene un aroma diferente para quienes la huelen... Usualmente son aromas que a la persona que la huele le parecen muy atractivos, incluso aunque la persona no lo sepa.

—Muy bien, Gaunt. Cinco puntos a Slytherin. Es importante mencionarles que la amortentia es una de las pociones más peligrosas que existen, pues esta poción produce una obsesión, pero no amor. Es imposible crear amor con tal sólo una poción.... Ahora, ¿alguien quiere acercarse y decirme qué olores perciben?— esperó a que alguien se ofreciera pero nadie no hacía —Ya que al parecer todos tienen miedo a revelar sus secretos, elegiré yo... Atenea, pasa tú por favor—

Di unos pasos nerviosa hasta llegar al caldero en el que estaba la poción. Inhalé profundamente hasta que el primer olor se impregnó en mi nariz.

—Entonces, señorita Gaunt, ¿a qué huele la amortentia para usted?— preguntó Snape.

—Huele.... a... madera... aunque no puedo percibir el tipo....

—¿Qué más?

—También huelo... a alguna fruta... manzana— inhalé nuevamente para sentir mejor el aroma —... y menta...—

—¿Algo más?

El olor comenzó a cambiar —huelo...— comencé a sentir un aroma fresco, que empezó a tornarse más elegante y varonil. —fresco... es una mezcla de bergamota... algún cítrico tal vez... sándalo... olíbano...— Me concentré en el aroma, y después de unos segundos lo reconocí. Volteé a ver a Draco tan rápido como lo reconocí. Era su perfume. Él me miraba atento, pero ocultando todas sus emociones detrás de esos hermosos ojos azules —... no sé qué sea profesor... pero me recuerda a un viaje familiar...— fingí.

—¿Estás segura, Gaunt?— preguntó Snape

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—¿Estás segura, Gaunt?— preguntó Snape.

—Si, profesor.

—Muy bien, regrese a su lugar, por favor.

Retrocedí a mi lugar aún con un poco de pena. Miré a Draco. Había desviado su mirada y en ese momento estaba viendo al suelo pensativo, pero después volvió a mirarme discretamente.

Blaise miró a Draco y Pansy me miró a mi. Theodore, que estaba a lado mío se acercó a mí un poco más y susurró.

—¿Qué fue eso?— preguntó.

—¿De qué hablas?— fingí confusión.

—Sabes de qué hablo... ¿el perfume de Draco?... Aunque no me habría dado cuenta si no hubiera visto sus miradas, eso fue lo que los delató.

—Si, bueno, fue extraño para mi también.

—¿Acaso Draco y tu...?— lo interrumpí antes de que terminara la pregunta.

—No, ni lo menciones.

—Solo quería asegurarme.

—Él y yo... es pasado— mentí

Theodore me miró con compasión y yo apreté los labios intentando hacer una sonrisa, pero después continuamos con la clase.
Sentí la mirada de Draco todo el tiempo sobre mí, y yo lo miraba de vez en cuando hasta que una vez nuestras miradas se cruzaron, y el deseo en ellas era imposible de ocultar.

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