Ese mismo día, en la tarde, la profesora McGonagall llamó a Theodore a su oficina.
Yo me quedé esperándolo en el patio, esperando a que Laurie llegara, pues habíamos quedado de vernos ahí, pero no llegaba.Mientras miraba alrededor para ver si Laurie se acercaba por algún lado, vi que detrás de mi estaba Draco, solo, sentado en una banca mientras escribía algo. Volteé a los lados para ver si alguien se acercaba, y al ver que nadie venía,
aproveché para hablar con él.Caminé en su dirección y me paré frente a él.
—Hola— dije fría. Él me miró con sorpresa en los ojos.
—Hola— respondió.
—¿Cómo estás?—
—Bien— dijo con una sonrisa forzada. Suspiré y me senté a su lado.
—¿Cómo estás en realidad?—
—Pues, mi labio dejó de sangrar—
Miré sus puntadas en el labio, al igual que su ojo morado con tonalidades verdes.
—Él no va a decírtelo, pero... Theodore está arrepentido de lo que hizo. De verdad lo siente— dije y él bufó.
—Si, claro. ¿Y por qué no viene él entonces?—
—Está en la oficina de McGonagall—
—Que bien— dijo arrogante y yo suspiré
—Draco... ustedes solían ser amigos... ¿por qué tienen que hacer esto?— draco me miró molesto.
—¿De verdad tienes el descaro de preguntar? ¿Qué quieres que te diga, Atenea? Ya sabes la respuesta. ¿O es tan grande tú necesidad de atención?—
—Draco, no vine a pelear contigo—
—¿Qué quieres entonces, Atenea?— dijo chocado.
—Venía a arreglar las cosas contigo porque no soporto que después de todo lo que vivimos juntos, ahora ya ni siquiera podemos dirigirnos la palabra sin pelear. Tú y yo solíamos ser mejores amigos, hacíamos todo juntos ¿recuerdas? Y cada día maldigo el día en el que empezamos a sentir cosas por el otro y me arrepiento mil y un veces el haber salido contigo, y no porque te odie; sino porque sacrifiqué muchas cosas por ti, incluyéndonos a nosotros. Pero veo que a ti te valió una mierda y te sigue valiendo, y es aquí cuando veo que no vale la pena venir a arreglar nada— reclamé sin mirarlo porque temía que me salieran lágrimas si lo miraba a los ojos, pues el nudo en la garganta se hacía cada vez más grande.
—¿Por qué haces todo tan difícil?—
—¿Yo? ¿Yo hago todo tan difícil, Draco?...—
—No, no me refiero a eso...—
—Evidentemente no— dije sarcástica.
—Atenea, por favor, es algo complicado y que no entenderías—
—Ni siquiera te has tomado la molestia de explicármelo—
—Mira, yo tengo que seguir ciertas órdenes y tú no me lo facilitas, ¿si? De hecho, es todo lo contrario. Tú estás haciendo que todo esto sea difícil, y no solo eso... estás haciendo que esto sea un maldito infierno para mi...—
—¡Ni siquiera te hablo!—
—¡Mierda, Atenea! ¡No puedes ser más inteligente!— gritó sarcástico —¡Esa es exactamente la razón! ¿Que no te das cuenta? ¡El hecho de que te tenga tan cerca y al mismo tiempo tan lejos es un infierno para mi! ¿Y sabes qué más es un maldito infierno? ¡Verte tan feliz con Theodore, como si lo nuestro nunca hubiera ocurrido!—
—¡Tu eres el que menos puede quejarse de eso cuando eso fue lo que tú hiciste!—
—¡Es diferente! ¡¿Acaso no lo entiendes?! ¡Yo no quiero a Astoria!— gritó desesperadamente haciendo que todos los que estaban en el patio voltearan a verlo, incluso la misma Astoria, que apenas estaba saliendo al patio. Vi su cara, tan rota por fuera como lo estaba por dentro. Sentí mucha pena y lastima por ella.
—¿Entonces sabes qué? Eres un idiota, Draco, porque tú tienes tanta suerte de tener a una chica como Astoria, o incluso como yo, pero tú arrogancia y soberbia jamás te dejarán ver que el afortunado eres tú, no nosotras— me levanté de la banca.
—¡Es que no estás entendiéndome!—
—Lo dejé de hacer desde hace mucho tiempo— fue lo último que le dije y me fui de ahí.
Astoria me miraba con una expresión que no podía descifrar. Era una mezcla de vergüenza, tristeza e incluso un poco de odio y respeto al mismo tiempo. Solo le dediqué una sonrisa de pura compasión, y entré al castillo.
Caminé por los pasillos deseando no encontrarme a nadie, pero como siempre, entre menos quieres algo, más lo atraes.—McGonagall me llamó. Ya me enteré de lo que sucedió entre Theodore y Malfoy— dijo Hérmes serio.
—Por favor, Hérmes, eso es de lo que menos quiero hablar en este momento—
—Atenea, no sé qué estés planeando, pero tienes que dejar de jugar con ambos—
—¡¿Jugar?! ¿Crees que estoy jugando con ellos?—
—Bueno, pero si deberías dejar de darles falsas esperanzas y dejar las cosas en claro...—
—Yo no le estoy dando falsas esperanzas a nadie. Yo estoy con Theodore y es el único con el que quiero estar, si Draco se está dando a sí mismo falsas esperanzas, entonces ese no es mi problema—
—Lo sé, pero...—
—No, no lo sabes, si no no me estarías reclamando esto—
—Atenea...—
—No, Hérmes. ¡Estoy cansada de esto! Draco asumiendo todo el tiempo que quiero regresar con él, Theodore asumiendo que aún amo a Draco, tu asumiendo que les "estoy dando falsas esperanzas" cuando es evidente que estoy bien con Theodore, Atticus asumiendo que hablándome diferente voy a ceder a sus estupideces. ¡¿Por que todos tienen que asumir cosas acerca de mi?!—
—Lo siento...—
—No soy una hada que viene a cumplirles sus deseos, ni mucho menos un objeto que puedan utilizar a su antojo. Yo también pienso y también siento, y no todo lo que hago gira en torno a ustedes, y también estoy harta de que asuman que todo en lo que pienso es amor y chicos... ¡Dejen de pensar eso!— grité desesperada. Más que un reclamo a mi hermano, era un grito de ayuda de mi para mi.
Hérmes me miró arrepentido. Sin duda se había dado cuenta de la grandísima tontería que había dicho.
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FIX ME
Fiksi PenggemarNOTA DE LA AUTORA: Esta historia se divide en tres partes. La primera parte para Draco Malfoy, la segunda para Theodore Nott y la tercera es sorpresa. Les recomiendo leer todas las partes para entender mejor la trama. Hemos escuchado mucho acerca d...