Capitulo 3

2.1K 167 24
                                    

Mi cumpleaños había sido de maravilla. Claro que no había sido el mejor de todos, pero había sido el mejor en mucho tiempo.

Hicimos muchas cosas en familia. Jugamos, cocinamos, nadamos y al final, miramos las constelaciones, como era costumbre.

Al otro día iríamos al callejón Diagon a comprar unos libros que, al final, decidieron que si utilizaríamos.

Me arreglé tan rapido como pude para salir lo antes posible. Estaba ansiosa por visitar el callejón Diagon.

Esperé a mi familia en la sala, a un lado de la chimenea, cuando de repente, Lowe, nuestra lechuza, entró por la ventana y se paró frente a mi con una carta en el pico.
Delicadamente tomé la carta y la miré. Era una carta muy inesperada de alguien no tan inesperado. Theodore Nott.

Me sorprendió bastante que supiera que ya estaba en Wiltshire hasta que abrí la carta y comencé a leerla.

Querida Atenea,
Hoy es tu cumpleaños, y como es de costumbre mandarte una carta en tu cumpleaños, lo seguiré haciendo hasta que regreses y puedas leerlas.

Quiero que sepas que desde que te fuiste las cosas no han sido para nada lo que eran antes. De hecho, todo se vino abajo, como habrás leído en las cartas anteriores, y si no lo has hecho, supongo que te enterarás en algún momento.
Pero el punto no es entristecer este día tan especial. El punto es que sepas que eres una persona tan especial, que tu presencia determina el orden y la felicidad de un lugar.
Tú proporcionas ese brillo a la oscuridad del que Dumbledore una vez habló en un banquete, ¿recuerdas? Nos pareció algo tan cursi, pero ahora más que nunca puedo comprender a qué se refería.

Espero que tu familia te consienta tanto como cuando llegábamos nosotros a tu casa sin ningún aviso. Lo creas o no, me estoy riendo en este momento al recordar tu cara cuando te despertamos en la madrugada.

No me queda mucha tinta y no he ido a comprar, así que debo de despedirme otra vez aunque no lo quiera. 

Nuevamente, te deseo un cumpleaños espléndido, y aunque quisiera hacerlo en persona, telepáticamente te estoy dando mil abrazos y flores.

Te quiere,

Theodore Nott

Me quedé con una sonrisa enorme en la boca y puse la carta en mi pecho. Justo en ese momento mi hermano entró a la habitación.

—¿Por qué tan sonriente?— preguntó Hérmes pícaro al verme con la carta en el pecho. Rápidamente escondí la carta en mi espalda —¡Uy! ¿Una carta de Malfoy?—

—No— mi sonrisa desvaneció y él lo notó.

—Lo siento... ¿todo bien?

—No, si. Es solo que... No he sabido nada de él desde hace mucho, y las cartas que mandó, son de hace dos años...— dije y Hérmes suspiró.

—¿Entonces de quién es esta carta?— preguntó con curiosidad —Te veías muy feliz leyéndola—

—Es de un amigo.

—Hm... un amigo...— me miró con una sonrisa sospechosa y tomó un libro para sentarse en el sillón a leer mientras esperábamos a nuestros padres.

No tardaron más de cinco minutos en bajar, así que cuando estábamos todos en la sala, tomamos los polvos flu y en cuestión de segundos (y fuego verde) llegamos al callejón Diagon.

Todo estaba como lo recordaba. Algunas cosas habían cambiado, pero habían sido cambios muy mínimos.

Mientras pasaba por Ollivander's vi un rostro bastante conocido. Me acerqué, y en efecto, era Daphne Greengrass.

—¡Atenea!— me abrazó con fuerza y yo hice lo mismo —¿Cómo has estado? ¿Cuándo llegaste? ¿Y ese bombón de ahí? ¡Oh por dios! ¡¿Es tu novio?!— miró a Hérmes que venía detrás de mi.

—¡No! Daphne, es mi hermano— reí.

—¡¿Hérmes?! ¿Qué le pasó? Se ve muy diferente— lo seguía mirando.

—Si, resulta que será el nuevo prefecto de Slytherin y profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, así que quiere verse más "maduro"— dije y ambas reímos.

—Pues si lo logró, pero le asienta demasiado bien. Ahora si parece un Dios griego— bromeó y yo reí. —Entonces, ¿cuándo llegaron? ¿y a dónde se fueron en primer lugar? Tienes muchas cosas que contarme.—

—Y te lo contaré todo, ¿tienes tiempo ahorita de ir al caldero chorreante?— pregunté y ella hizo una mueca triste.

—Agh, no... Estoy acompañando a Astoria a buscar sus libros de Hogwarts. Es su último año. Pero, tengo libre la semana, por si quieres hacer algo y así platicamos toda la tarde.

—Por mi está bien. ¿Qué te parece...— estaba a punto de proponerle vernos al otro día pero ella interrumpió.

—Lo siento, Astoria necesita algo. ¿Hablamos luego?— dijo apresurada

—Si, si, hablamos luego— respondí con una ligera tristeza y confusión.

—Bueno, escríbeme ¿si? ¡Nos vemos luego!— dijo para después desaparecer.

En ese momento Hérmes se acercó y miró a Daphne irse apresurada.

—¿Qué fue eso?— preguntó confundido.

—No tengo idea.

Hérmes y yo seguimos caminando y recordando cuando veníamos a comprar nuestros calderos y escobas, hasta que él se detuvo en una librería, me pidió que lo esperara y se metió.

Lo esperé por unos minutos cuando un edificio llamó mi atención. Caminé hacia él. Conocía ese edificio a la perfección. Sortilegios Weasley. La tienda que los gemelos Weasley abrieron con el dinero que Harry se ganó en el torneo de los tres magos. Todos conocían esa tienda, y todos iban a ella.

Me asomé por la ventana y vi dentro a George Weasley. En ese momento mi corazón se vino abajo. Era George Weasley, sólo George Weasley. Ya no veías a Fred a su lado. George se veía tan vacío, solo sonreía para los clientes, pero era como si hubiera perdido su chispa, y es que en efecto, le faltaba su otra mitad.

Mis ojos comenzaron a humedecerse y estaba segura de que me habría puesto a llorar en ese momento si no hubiera sido porque alguien gritó mi nombre a lo lejos. Era Theodore.

—¡Oh por Dios! ¡Atenea!— me miró emocionado, y yo sonreí. Corrí hacia él y en cuanto llegué lo abracé tan fuerte como pude. —¡Dios mío, te extrañé tanto!—

—¡Yo también te extrañé!— dije aún abrazándolo.

—Ven, vamos al salón de té de Madame Perrier, bueno, ahora se llama "Betty's cafe" pero es lo mismo— sonrió y pasó su brazo por mis hombros para dirigirnos al salón de té.

-

FIX MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora