CAPÍTULO 37 ¡ME GUSTAN LOS ABRAZOS CALENTITOS!

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Dejé pasar un tiempo prudencial para que la Princesita y Gajeel llegarán al estacionamiento. Iba sonriendo alegremente. Un par de chicas me guiñaron el ojo, pero pasé de ellas. Ahora mismo yo tenía un único objetivo y ese objetivo tiene nombre y apellido.

—Vaya que cara de felicidad —dijo Levy al verme. Estaban ella, Gajeel y la Princesita.

—¿Yo? ¿por qué lo dices? —pregunté.

—Tu sonrisa de oreja a oreja indica que estás feliz —dijo Gajeel. La Princesita me miró sin expresión alguna— ¿Te ha pasado algo bueno?

—Quizás —contesté sonriendo.

—¿Alguna loba se te he ha lanzado al cuello? —dijo Levy. La Princesita me miró con el ceño fruncido. Gajeel también esperaba que respondiera.

—Nada de lobas. ¿Qué pasa no puedo estar feliz? —contesté.

—Sí, claro, solo tenía curiosidad —dijo Levy.

—Pues la curiosidad mató al gato —dije divertido.

—Lo dijo el curioso del grupo —dijo Gajeel divertido.

—Yo diría chismoso —dijo divertida la Princesita. No la miré mal, al contrario, le sonreí ante el comentario. Se quedó confundida, pero no dijo nada.

—Gray —dijo Gajeel. Miramos para la dirección que miraba Gajeel, venía con Juvia. Parecen lapas leñe. Traían cara de arrepentimiento.

—Buenas —dijo Gray mirando a la Princesita.

—Buenas...—dijo la Princesita.

—Lo sentimos —dijeron Gray y Juvia a la vez. ¿Ahora van sincronizados? La Princesita sonrió.

—No pasa nada —dijo la Princesita—, pero no me atosiguéis más por favor —dijo. Los dos asintieron.

—¿Os apetece ir a comer algo? —preguntó Gajeel. Levy, Gray y Juvia lo miraron mal. La Princesita rio— Joder, no me miréis así lo digo porque la Coneja tiene hambre.

—¿Tienes hambre? —preguntó Gray sorprendido. La Princesita asintió.

—¿Después de haber comido veinte bombones? —dijo Levy extrañada.

—Treinta —corrigió Gajeel. La Princesita le echó una mirada acusatoria.

—¡¿Treinta?! —expresaron Levy, Gray y Juvia. La Princesita asintió.

—Lucy, por Dios, come algo decente no bombones, si hace falta voy a por algo ahora mismo, pero no comas más bombones que te van a sentar mal —la riñó Gray. La Princesita lo miró entrecerrando los ojos.

—Es verdad, no te tienes que empachar de bombones —dijo Juvia. La Princesita también la miró mal.

—Bueno, ¿queréis dejar de atosigarla? Que coma lo que quiera, como si se quiere comer una fábrica entera de chocolate, es mayorcita para decidir lo que comer —dije en defensa de la Princesita. Me miró con los ojos abiertos como platos. Los otros también se quedaron sorprendidos ante mi arrebato. Joder, es que ya se ponían otra vez pesados.

—No veas, como te defiende Coneja. Tienes un nuevo aliado contra estos tres —dijo divertido Gajeel. La Princesita no dijo nada, solo me miró con cara de agradecimiento.

—¿Y a ti que te pasa? Esta mañana discutíais ¿y ahora la defiendes? —preguntó Levy.

—¿Qué pasa, hay alguna ley que prohíba que la pueda defender? —contesté un poco fuera de tono. Gray me miró con el ceño fruncido, pero luego sonrió al ver a la Princesita, se estaba ruborizando.

¡HURACÁN LUCY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora