CAPÍTULO 77 ¡HAS SIDO TÚ!

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—Creo que acabamos de ganar una apuesta —me susurraron Gray y Levy.

Pero yo solo tenía ojos para mi Princesita, estaba radiante, hermosa como un ángel caído del cielo. O un demonio salido del infierno, Dragneel. Me daba igual, ángel o demonio, era perfecta, y ese vestido...Oh, mi madre y Layla son unas conspiradoras natas. En papel era precioso, pero ella le había dado vida, había hecho magia. Había plasmado a la perfección lo que dibujé, ese corte asimétrico, más corto por delante y largo por detrás, totalmente rojo y con hondas que parecían llamas a su alrededor. Simplemente estaba preciosa. Entre ella y yo habíamos creado un hermoso vestido. Miles de flashes fotografiaron a la Princesita a medida que avanzaba por la pasarela, aplausos resonaban en el lugar. Como una polilla atraída hacía la luz me fui abriendo paso hasta llegar a ella. Le extendí mi mano que tomó sin dejar de mirarme. La ayudé a bajar de la pasarela. Escuché como Layla daba orden para que la música de baile sonará.

—¿Me concede este baile Princesita? —le pregunté. Ella sonrió, parpadeó un poco por los flashes de las cámaras.

—Claro —contestó. Nos guie hasta el centro de la pista que había preparada, la tomé por la cintura y su mano derecha, que como no, llevaba una pulsera acorde al vestido. Ella apoyó su mano izquierda sobre mi hombro y empezamos a bailar al son de la música. No sé en qué momento pasó, pero los demás se pusieron a bailar a nuestro alrededor, yo solo la miraba a ella— ¿Algo que decir, Sr. Dragneel? —preguntó. 'Bueno, si cae nieve roja, espero que me digas de quien te has enamorado ¿sí?' La promesa que hicimos vino a mi mente.

—Ha jugado con ventaja Srta. Heartiflia —contesté. Sonrió.

—¿Por qué dice eso Sr. Dragneel? —preguntó. Alcé una ceja. No solíamos llamarnos por nuestros apellidos, pero iba a seguir un poco con el juego, me gustaba— Ah, lo dice ¿por qué nieva? —sonrió.

—Sí, el tiempo está un poco loco ¿no? —contesté.

—Sí, no daban previsión de nieve, pero oye, todo es posible en la mansión Heartfilia —dijo. Esbocé una sonrisa— No se lo esperaba ¿no?

—No, y el color es... peculiar —contesté.

—Magia —dijo con una sonrisa. La miré divertido. Imaginaba que algún tipo de colorante habían echado a la nieve falsa. Se puso seria por un segundo— Las promesas siguen en pie ¿eh? En ningún momento dijimos que la nieve debía ser de verdad.

—Tramposa —dije—, pero tienes razón, no especifiqué —sonrió satisfecha por mi respuesta. Quiero besarla...

—Ni se te ocurra —dijo. Fruncí el ceño—. Tus ojos dicen que me quieres besar, no lo hagas, no quiero ser el centro de atención, más de lo que ya estamos siendo. Y hay mucha prensa.

—¿Y? Me da igual la prensa y lo que piense la gente.

—Nuestra tranquila vida acabaría si lo haces.

—¿Por qué? —pregunté. Alzó una ceja.

—¿Lo preguntas en serio?

—Sí, ¿por qué? —contesté. Suspiró.

—Natsu, ¿de quién eres hijo? —preguntó.

—De mi madre y de mi padre —contesté. Se rio en mi cara.

—Vaya novedad —dijo divertida—. Eres hijo de Igneel Dragneel, heredero del apellido y lo que conlleva ello. Entiendo que sabes que tu padre es un gran magnate del negocio hotelero —asentí. Sí, era muy reconocido en todo el país y parte del mundo— Bien, y ¿de quién soy hija?

—De tu madre y de tu padre —dije para hacerla reír, y lo hizo—. Hija de Jude Heartfilia, gran magnate de las aerolíneas Heartfilia, reconocido en todo el mundo e hija de Layla Heartfilia la famosa diseñadora.

¡HURACÁN LUCY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora