CAPÍTULO 39 ¡ALGÚN DÍA LO ENTENDERÁS CARIÑO!

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—Feo Dragón, mañana es tu cumpleaños ¿Qué quieres hacer?

—Mmm...no lo sé ¿jugar? podemos escalar —dijo mi yo niño. ¿esto es un sueño? Parece mi habitación en casa de mis padres.

—¿Escalar? —preguntó la Princesita.

—Sí, escalar árboles.

—¿Árboles? Soy una niña, las niñas no escalan árboles.

—Eso es una tontería, las niñas pueden escalar árboles, tú puedes escalarlos perfectamente —dijo mi yo niño un poco molesto.

—¿Y si me caigo? —preguntó la Princesita.

—No te caerás, yo te cogeré.

—No podrás conmigo, peso más que tú.

—¡Eso no es verdad! ¡Pesas menos que yo! —dijo molesto mi yo niño.

—¡¿Y eso como lo sabes?! —preguntó la Princesita molesta.

—Pues porque te veo, eres muy pequeñita en comparación conmigo.

—¿Pequeñita? Si soy más alta que tú —dijo divertida la Princesita.

—Eso da igual, cuando crezca seré más alto que tú —dijo molesto mi yo niño.

—Aun así, no puedes conmigo —dijo la Princesita sacándole la lengua a mi yo niño.

—¿Qué no? ¡Ahora verás! —dijo mi yo niño riendo. Se puso a perseguir a la Princesita por toda la habitación. Iban riendo hasta que mi yo niño la alcanzó— ¡Te atrapé!

—¡No, para, bájame! —chilló la Princesita riendo.

—No, no, ¿ves cómo puedo contigo? —mi yo niño también reía.

—Bájame, no soy una princesa —dijo la Princesita. Mi yo niño la había cogido en volandas.

—Sí que lo eres, Princesita —dijo mi yo niño con una sonrisa.

—Bájame, nos vamos a caer.

—No, no nos vamos a caer, además del suelo no pasaremos —dijo divertido mi yo niño. La Princesita lo miró con los ojos entrecerrados. Juraría que eso es una mirada venenosa.

—Vale, ya está ya has demostrado que puedes conmigo, puedes bajarme.

—Solo si prometes escalar conmigo mañana.

—Está bien, pero bájame ya por favor —exigió la Princesita. Mi yo niño le hizo caso y la dejó sobre sí misma.

—¿Qué se dice? 

—Gracias—dijo la Princesita. Mi yo niño negó con la cabeza.

—Así no —dijo mi yo niño. La Princesita rodó los ojos y se acercó a mi yo niño, le plantó un beso en la mejilla. Se puso rojo.

—Te has puesto rojo —se burló la Princesita.

—No, no es verdad —dijo nervioso mi yo niño.

—Sí lo es —dijo riendo la Princesita.

—¡Que no! —dijo molesto mi yo niño.

—Sííí —canturreo la Princesita— ¿por qué me pides un beso si te vas a poner rojo?

—Porque me hace cosquillas aquí —mi yo niño se señaló la barriga. ¿Cosquillas en la barriga?

—Pero si tú no tienes cosquillas.

¡HURACÁN LUCY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora