CAPÍTULO 139 ¡POP STAR!

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El sonido del timbre me despertó. Me dolía un poco la cabeza, ayer acabé bebiendo más de la cuenta, echaba de menos a Lucy y no podía parar de pensar en ella. Me quedé mirando el techo, volvió a sonar el timbre, no esperaba a nadie, ni a Poly, le dije que no viniera el fin de semana. Quería estar solo. Me tapé la cabeza con la otra almohada no quería atender a nadie. Quien fuese que estuviese en la puerta dejó de llamar. Me quedé traspuesto de nuevo.

—¡Bomba! —sentí como un pequeño cuerpo cayó sobre mí. ¡No puede ser! Empezó a reírse. Me incorporé.

—¡Wendy! —grité sorprendido. Rio.

—¡Hola tío Natsu! —dijo alegremente abrazándome. Parpadeé un par de veces, no me creía que estuviera aquí.

—¡¿Qué haces aquí?! —se puso triste.

—¿No te alegras de verme? —preguntó con un puchero.

—Claro que sí, pequeña, solo que me ha sorprendido —volvió a sonreír.

—Esa era la idea —sonrió feliz.

—¿Cómo has entrado? —pregunté aún sorprendido porque estuviera aquí.

—Eso ha sido fácil. Tía Lucy tenía una llave y ha abierto ya que no abrías. Tienes el sueño profundo.

—¿Tía Lucy? —asintió— ¡Espera! ¡¿Lucy está aquí?! —volvió a asentir. Me levanté de un salto.

—¡Tío Natsu, vas en calzoncillos! —gritó divertida tapándose los ojos. Rápidamente busqué unos pantalones y me los puse. Casi tropiezo al salir corriendo de la habitación hacia el salón. Mi corazón latió muy deprisa al verla, estaba recogiendo las latas vacías de cerveza y el desorden que había en la sala. Junto a ella estaba Larcade.

—¿Y dices que tío Natsu vive en esta pocilga? —Larcade había cogido una de mis camisetas desparramadas sobre el sofá y me había llamado tío Natsu, eso me sorprendió y el hecho de que estuvieran aquí me tenía más que sorprendido. Me había quedado estático en el umbral del salón.

—Vaya tío Natsu, esto es una verdadera pocilga —Wendy apareció a mi lado. Lucy y Larcade repararon en nosotros.

—Hola —dijo tímidamente Lucy—. Mavis ha querido usar su regalo de cumpleaños y les prometimos que cuidaríamos a los pequeños. Así que... aquí estamos —se mordió el labio inferior. Atravesé el salón, hasta llegar a ella—. Espero que no molestemos —me sonrió como ella solía hacerlo para mí. No pude evitarlo más y la abracé. La abracé con todas mis fuerzas— Natsu... —susurró. Inhale su aroma, su dulce aroma, que tanto había extrañado.

—Vosotros nunca molestaréis, tú nunca me molestarás —eso último se lo susurré. Noté sus manos en mi cadera, me estremecí a su tacto, sus frías manos sobre mi piel hicieron que un hormigueo recorriera mi cuerpo, no llevaba camiseta. Era piel contra piel. Deslizó sus manos hacía mi espalda, correspondiéndome el abrazo.

—Tío Natsu, está contento de ver a tía Lucy —dijo Wendy.

—Debería ponerse una camiseta, se va a resfriar, encima va descalzo y despeinado, pero bueno despeinado va siempre —Wendy rio por el comentario de Larcade y Lucy también por lo bajo. Oh, su risa, cuanto la echaba de menos. Me separé de ella y la miré a los ojos, me sonrió cálidamente y le devolví el gesto.

—Deberíamos recoger un poco ¿no? —dijo, ya que yo no decía nada. Ahí reaccioné.

—No, ya lo hago yo. Es mi basura. Dadme un poco de tiempo —empecé a recoger nervioso. De pronto no sabía cómo actuar, ni cómo reaccionar ante su presencia.

¡HURACÁN LUCY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora