CAPÍTULO 113 ¡SOY EL IDIOTA MÁS GRANDE!

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Llevaba dos días inquieto. La actitud de Lucy hacía a mí en la universidad era un poco diferente, evitaba besarme, pero fuera era como siempre. También llevábamos dos días sin sexo. Seguía adolorida o eso me decía, porque yo la veía perfectamente bien. Se movía con agilidad e iba de aquí para allá en la sala de confección. Donde nos encontrábamos ahora.

—Hijo, espabila. Mira las telas que te gusten para los diseños que has hecho —mi madre me sacó de mis pensamientos.

—Perdona ¿Qué decías?

—Que escojas las telas para tus diseños. ¿Estás bien?

—Sí, sí. Ahora miro las telas.

—Grandeeney, salgo un momento a por unos abalorios —dijo Lucy.

—Vale, querida —dijo mi madre. Lucy salió dejándome solo con mi madre y algunos de los empleados que estaban inmersos en sus propios proyectos—. Hijo la vas a gastar de tanto mirarla —me había quedado mirando la puerta por donde se había ido Lucy.

—Mamá, ¿alguna vez has tenido dudas con papá? —esa pregunta salió de mi boca sin pensar. Me miró sorprendida.

—¿A qué viene esa pregunta?

—Nada, olvídalo. Es una tontería —empecé a mirar las telas.

—Hijo, ¿tienes dudas de tu relación con Lucy? —joder... ¿acaso lo tengo escrito en la cara?

—No... no, claro que no —no soné muy seguro.

—¿Ha pasado algo? ¿Quieres hablarlo?

—No... —me concentré en escoger telas.

—Mira hijo, es normal tener dudas. Sois jóvenes. Claro que tuve dudas con tu padre. Muchas, muchísimas. Era un rompecorazones —la miré, tenía cara de nostalgia—. Tenía una larga lista de chicas a sus espaldas. Al principio me costó mucho confiar en él, pero poco a poco se fue ganando mi confianza. Cada día me demostraba cuanto me quería, cuanto me amaba. Él también tuvo sus dudas respecto a mí, en algún punto. A decir verdad, sintió celos de tu tío Acnologia, se pensaba que era un hombre que había venido a conquistarme, pero nada más lejos —eso me sorprendió.

—¿El tío Acno? —pregunté. No conocía la historia de cómo mis padres empezaron juntos.

—Sí, ya sabes que tu tío Acnologia es un hombre de muy buen ver y no nos parecemos mucho. Pues tu padre se pensó que era un amante o algo así. Montó una escenita en medio de la universidad. Pasé una vergüenza.... Hasta que le explicamos que él era mi hermano.

—¿Y el tío que dijo? —mi tío Acno, vivía en Italia. Desde que yo tengo memoria ha vivido allí. Se fue cuando era joven a estudiar y allí se quedó. Tiene su propia línea de zapatos, es mayor que mi madre y no lo vemos muy a menudo. Cada uno tiene su vida.

—Nada, se lo tomó con humor. Se burló un poco de tu padre haciendo como que sí era mi amante, pero ahí quedó la anécdota. Al final los dos estaban cortados por el mismo patrón, pero la diferencia entre tu padre y tu tío es que tu padre maduró. Tu tío sigue picando de flor en flor —sonreí por ese comentario. Mi tío no estaba hecho para el matrimonio, le gustaban demasiado las mujeres para ser solo de una. Mi madre me miró con los ojos entrecerrados— ¿Qué pasa? ¿Tú también quieres ir de flor en flor?

—No, no, pero me ha hecho gracia el comentario. En el fondo siento pena por el tío. Debe sentirse muy solo —o no... Debe tener a cualquier mujer.

—¿Tú crees? —dijo mi madre sarcástica. Me reí.

—No, debe disfrutar de su soltería —contesté divertido. Mi madre rodó los ojos.

¡HURACÁN LUCY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora