Corrí hasta ella y se echó a un lado a vomitar. Miré la caja semi abierta y aparté la vista enseguida. ¡Putos dementes!
—¡Happy!, ¡Happy! —empezó a chillar. La sujeté abrazándola.
—Tranquila, tranquila, no es Happy —empezó a llorar. Como pude tapé la caja con ese animal muerto. Si querían asustarla lo habían conseguido. Esto tenía que ser obra de esa puta loca.
—¡Happy! —se separó de mi alterada y con lágrimas en los ojos.
—No es él. Tranquila —la intenté calmar.
—¡No, quiero ir a verlo! ¡Necesito verlo!
—Vale, tranquila. Te llevaré a verlo, pero cálmate —estaba temblando. Miró la caja y apartó la vista. Ya la había cerrado. Volví a abrazarla—. Tranquila, ve a vestirte, de mientras me desharé de eso ¿vale? —asintió. Se soltó de mí y se dirigió a su habitación. Miré la caja y la nota sobre la mesa. La cogí. 'Espero que hayas disfrutado el viaje. Aquí tienes un regalo de bienvenida.' No hacía falta saber de quién era esta bienvenida. ¡Maldita!
Salí del apartamento de Lucy con la caja en mano. El de seguridad me miró sorprendido. Fui hasta la zona apartada donde se encontraban los contenedores y lancé la caja. Me sentí un poco mal por el pobre animal. Volví a coger la caja y me fui hacia la zona ajardinada del edificio, bajo un árbol. Con mis manos cavé un hoyo y enterré al pobre animal. Tiré la caja al contenedor, frustrado pateé el contenedor. Grité de rabia. Subí de nuevo al apartamento. Olía a limón. Vi salir a Lucy del pequeño cuarto de la colada. Había limpiado el suelo. Nos miramos. Miró mis manos sucias.
—Voy a lavarme las manos —asintió y me dirigí al baño. Me lavé bien las manos y me apoyé por un momento en el lavabo. Estaba demasiado rabioso. La ira me invadía. Esa puta loca— ¡Maldita sea! —lo grité sin pensar. De seguro Lucy se habría asustado por mi grito. Abrí la puerta y ahí estaba ella preocupada— Lo siento... —negó. Se acercó a mí y me abrazó rodeándome por el cuello. Inhalé su perfume para calmarme un poco. Funcionó— ¿Estás bien?
—Sí... tranquilo. ¿Y tú?
—No, estoy muy cabreado. Preocupado por ti. Como te haga algo te juro que...
—Shh... tranquilo, no te alteres —volví a encenderme de ira—. Cálmate, sabíamos que habría alguna consecuencia.
—Lo sé, pero esto. Esto es pasarse.
—Ya... —la abracé más fuerte.
—Vayamos a ver a Happy.
{...}
Observé a Lucy dormida con Happy entre sus brazos. Se sorprendieron al vernos llegar juntos a la mansión y que veníamos a ver a Happy. Lucy evitó comentar lo que había pasado, dijo que echaba de menos a su pequeñín. No dudaron de que fuera mentira y en realidad no lo era. Ella amaba a ese animalito. Tras estar un rato hablando con los padres de Lucy, nos retiramos a la habitación de Lucy con Happy, ya más tranquila tras tomarse una tila se quedó dormida.
Pasé parte de la noche pensando en que hacer. Lisanna era peligrosa, barajé la opción de denunciarla, pero ¿de que serviría sin pruebas? Seguramente sus padres la sacarían rápido de ese lugar. Aceptar manipularme por ella no era una opción. Sería lo más fácil para que dejara a Lucy tranquila, pero sé que no la dejaría. La seguiría torturando. Además de que eso destrozaría a Lucy, si aceptara a Lisanna, acabaría con Lucy y eso sí que no era una opción. Resoplé frustrado, no sabía qué hacer.
Lucy se removió en la cama y abrió sus ojos. Me miró y luego buscó a Happy.
—Tranquila. Lo he llevado a su habitación. Estaba moviéndose mucho y temía que te despertara —frunció el ceño.
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¡HURACÁN LUCY!
RomanceQuien le diría al joven Natsu Dragneel, que su tranquila vida de mujeriego iba a dar un giro de 360º. ¿Y por qué razón? Ella. Según él, una pija malcriada de lengua viperina y mirada venenosa. Había llegado el ¡Huracán Lucy! Fecha de inicio: 08/01/2...