CAPÍTULO 108 ¡QUÉ FUERTE, DRAGNEEL!

93 10 3
                                    

—¿Más helado? —tragó en seco.

—Ajá... —tomé el vaso de helado, no opuso resistencia. La miré con deseo, ella se estaba mordiendo el labio inferior de esa forma tan provocativa que tenía de hacerlo. Bañé la cuchara con helado y la acerqué a sus labios— Abre —dejó de morderse el labio. Paseé la cuchara con helado por sus labios y recorrí con mi lengua sus labios, acabé besándola. Soltó un leve gemido. Me miró con deseo cuando dejé de besarla—. Quítate el vestido —demandé. Sin rechistar lo hizo, empezó a desabrocharse los botones delanteros del vestido. El vestido en sí se abrochaba por delante. Con una sensualidad asombrosa se deshizo del vestido, quedando en ropa interior ante mí, disfrutaba verla así. Su ropa interior era muy fina, le gustaba vestir bien tanto por fuera como por dentro. Contemplé la vista por unos segundos. Tomé de nuevo la cuchara con helado y caramelo, ya se había derretido bastante. Recorrí su cuello con la cuchara y el líquido del helado hasta llegar a la unión de sus pechos. Lamí con mi lengua el recorrido que había dibujado. Notaba como su respiración iba agitándose. Sonreí al ver que sus pezones ya estaban duros. Quizás por el frio del helado o quizás porque ya estaba excitada, me decantaría más por la segunda opción—. Desabróchate el sujetador —sus manos fueron hasta el cierre de su sujetador y lo deshizo, lo dejó caer al suelo. Podía sonar demandante, pero era un pequeño juego que nos gustaba a ambos. Repetí la acción de dibujar un camino con helado, esta vez manchando sus pezones y bajando por su vientre hasta el filo de sus braguitas. Su respiración ya estaba más que agitada. Volví a lamer el recorrido de helado empezando por su vientre, subí hasta sus pechos. Primero uno, lamí alrededor del pezón sin llegar a metérmelo en la boca.

—Natsu... —su voz me reclamaba. Cerré mis labios sobre el pezón, lamiéndolo, succionándolo— Ah... —jadeó. Me dirigí a su otro pezón e hice lo mismo. Subí hasta su boca y la besé metiendo mi lengua para que saboreara el helado. Gimió intensamente. La dejé anhelando más de mí, de mi lengua.

—Bragas fuera —tan obediente que se las quitó—. Me gusta verte tan obediente.

—Te excita que sea tan obediente —sonreí. No lo iba a negar.

—Y a ti te excita lo que te estoy haciendo —sonrió. Ella tampoco lo iba a negar. De nuevo con helado en la cuchara dibujé un camino hasta llegar a su monte de venus. Lamí de nuevo su cuerpo, acabé besando su cúspide. La miré por un momento a los ojos y se estaba mordiendo el labio inferior. Sabía lo que iba a hacer. Hundí mi lengua en su interior y su reacción no se hizo esperar.

—Ah... —jadeó. Echó su cabeza hacía atrás, su cuerpo se estremeció de placer por mi invasión. Sus manos acariciaron mi cabeza. Mi lengua poseía su intimidad— Natsu... ah... me encanta... ah... —tomó mi cara para subirme a sus labios, me besó con pasión. Dejé el vaso de helado sobre el escritorio. La volteé, la incliné apoyando la mitad de su cuerpo en el escritorio. Me desabroché los pantalones— ¡Ah! —gritó al sentir mi estocada. Arremetí contra ella un par de veces, gritaba de placer a cada embestida. Cogí el helado y derramé parte sobre su espalda— Está frio —se quejó. Enseguida lamí el líquido para que no se esparciera— Oh Natsu... —sin dejar de moverme en su interior, saboreaba cada parte de su cuerpo. Notaba como sus gemidos iban en aumento— ¡Ah! —salí de ella antes de que se corriera. La moví hasta la cama, tirándola sobre ella. Abrí sus piernas para volverme a hundir en ella. Levanté sus manos sobre su cabeza, gritaba a cada embestida.

—Córrete para mí Luce.

—¡Ah! —le di un fuerte empellón.

—Hazlo, ahora —demandé.

—Dios... ¡Natsu! —gritó, arqueó su espalda y se corrió.

—Luce... —gruñí derramando mi esencia en su interior. Seguí moviéndome lentamente hasta que los espasmos de nuestro clímax cesaron. La miré a los ojos— Muy bueno el helado —sonreí de medio lado. Su risa se hizo presente.

¡HURACÁN LUCY!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora